Los dirigentes de Alternativa por Alemania Joerg Meuthen, Beatrix von Storch y Joerg Urban celebrando las encuestas de las regionales EFE/EPA/FILIP SINGER (FOTO: eldiario.es)
Los dirigentes de Alternativa por Alemania Joerg Meuthen, Beatrix von Storch y Joerg Urban celebrando las encuestas de las regionales EFE/EPA/FILIP SINGER (FOTO: eldiario.es)

En Alemania hay Regionen, sin ninguna duda, el singular es Region [reguión], pero no hay elecciones regionales. Hay elecciones estatales o elecciones federales. Las de este fin de semana han sido estatales, en los estados de Brandenburg (Potsdam) y Sachsen (Dresden).

Los resultados de estas elecciones han sido igualmente diferentes para los alemanes o para los españoles, si atendemos a algunos de los periódicos. Muy diferentes analistas consideran que los dos partidos de la gran coalición han sido castigados en los dos estados federados, así como que los dos estados tienen realidades sociopolíticas diferentes. Brandenburg fue siempre un bastión socialdemócrata y Sajonia lo fue cristianoconservador. En el análisis sería quizá más correcto decir que los partidos clásicos, de Estado si ustedes quieren, aquí conocidos como Volksparteien, han perdido la conexión que tenían con la sociedad. Si en 1990, el SPD lograba el 38,2%, en Brandenburg, en 2019 logra el 26,2%. La CDU en Sajonia lograba en 1990 el 53,8% y en 2019 el 32,1%. Aunque esto no lo explica todo. El papel de Die Linke introduce un elemento fundamental. Die Linke ha pasado por un proceso en el que mucha gente se ha visto desatendida por el partido nacido de los restos de la antigua Alemania comunista.

Los partidos de Estado arrinconaron siempre a Die Linke para un Gobierno federal, aunque el SPD si aceptaba formar coaliciones con Die Linke cuando no le alcanzaban los resultados en ayuntamientos o en estados federados. Hay voces que acusan a Die Linke de haber tomado distancia con la sociedad para acercarse más a la normalización política que le exigirían SPD y CDU o su propio deseo de establecerse con solidez en el Oeste. Muy curioso resulta que la evolución del voto de Die Linke mantiene el mismo ritmo, casi idéntico, en dos estados federados tan diferentes: una pérdida progresiva desde 2014, mientras que la AfD mantiene un crecimiento progresivo paralelo en los dos estados en el mismo periodo de tiempo. En Brandenburg la AfD ya está por delante de la conservadora CDU, y a 4,6% en Sachsen. En los dos estados federados es la segunda fuerza política.

El peligro de la lista más votada

El caso alemán nos muestra que la propuesta realizada por un Pedro Sánchez incapaz de ejercitar la principal capacidad política, el diálogo para alcanzar acuerdos y soluciones, su propia investidura, comporta más riesgos que beneficios. Permanentemente se desliza entre micrófonos y periódicos la idea de que hay que entregar el poder a la lista más votada. Pero el principio de la democracia parlamentaria quedaría seriamente dañado con la lista más votada. Hay democracias presidencialistas que funcionan por aclamación y hay democracias plebiscitarias también, que lo resuelven todo o casi todo a través de refrendos.

Mucho más imperfectas, en mi opinión, que una democracia parlamentaria, menos basada en los valores numéricos extremos que siempre son excluyentes: un grupo gana y el otro pierde. El parlamentarismo es la integración de todøs a través de la conversación. Cuando esa conversación se vuelve difícil o áspera no es el momento de acudir a soluciones de sentido más autoritario sino realizar mayores esfuerzos en la conversación para el entendimiento. La lógica de las decisiones autoritarias lleva a mayor autoritarismo; la lógica de la conversación lleva a mayor entendimiento.

Si la ultraderechista AfD hubiera ganado las elecciones y existiera un sistema de lista más votada, los parlamentos no hubieran podido formar ningún otro Gobierno. El caso real, y no teórico, lo hemos vivido en Görlitz, donde todos los partidos pudieron coaligarse para impedir un alcalde de la AfD y que quisieron hacerlo porque elevaron por encima de sus propios valores el valor común de la democracia. Pero un ayuntamiento no es un Estado federado ni una república entera.

La política incluye las emociones de las personas y sus realidades

Ayer mismo aparecía una entrevista a Kai Niemann en la edición digital del semanario DieZeit. Este cantante del Este alemán escribió en 2001 “Im Osten”, una canción para reivindicar el derecho de los ossis,del Este, a ser tenidos en cuenta por los wessis, los habitantes del Oeste a partir de la caída del Muro de Berlín en 1989. Su canción consiguió el puesto número 4, 300.000 discos vendidos y disco de oro. Los canales MTV y VIVA no la incorporaron a sus emisiones: “lo único que es mejor en el Este son los neonazis”, fue la razón.

Niemann, que ya su apellido es una pequeña ironía del destino, pues niemand significa nadie, cantaba que los hombres besan mejor, la chicas son más guapas, etc., en el Este. Una respuesta a años de sentimientos de desprecio, de no verse tenidos en cuenta y de tener que recibir las permanentes lecciones del Oeste en todos los espacios de la vida: desprecio profesoral del Oeste capitalista contra el Este postcomunista. Y las personas en el medio de esas mentiras de la “cultura nacional”, que hoy nos traen los resultados ante los que estamos mucho más de lo que nos podemos permitir pensar de nosotros mismos. Siempre la culpa es de los otros…

Para muchos la Alemania del Este fue vencida por la del Oeste a través, sobre todo, de un sentimiento de superioridad moral y una suerte de racismo aunque sea regional. En el Este de Alemania viven tantas personas como en 1905 y la gente vive ese emigración desertificadora con tristeza, frustración y preocupación. Pueblos y pequeñas ciudades se quedan vacíos, las carreteras están cada día en peor estado, faltan médicos y servicios de transporte. En los puestos de la dirección política nacional es difícil encontrar personas del Este de Alemania. Muchos ciudadanos no se ven identificados con esa Alemania que les hace sentirse excluidos y la Sra. Merkel no es suficiente para atraer el Este hacia el Oeste, aunque viviera y se doctorara en Física en el Este. La gran coalición de la Sra. Merkel y el SPD acaba de quedar lista para su entierro en el Este.

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