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Cuando conocí a Becquer, hace más años de los que ya quisiera y con menos de los necesarios, lo vi naufragar en las calles de una Sevilla -todavía porteña- derramando meridianos y vidas que sólo en su mente habrían sido posibles..., como uno de sus fantasmas románticos de estepa oscura pero mediterránea pupila azul..., y aún así, lleno de desgracias, yo quería ser él; cuando me llevaron de la mano hasta Lorca me lo encontré a los pies de su piano de cola sin plumas, de soníos y vocablos negros, riendo su pena mientras recitaba uno de sus poemas reñidos con lo cotidiano..., y consiguió que jamás pudiera olvidarlo; años más tarde de ahogarme en aquellos lorquianos pozos chicos y recorrer, una y otra vez, su triste verea andaluza se presentó, en una de estas madrugadas quietas donde sólo cabe el descubrimiento, el señor Ángel González..., y todo para convencerme de que siguiera creyendo en ella -en esa mujer sin tiempo ni espinas- que por derrotas del destino sólo sabría encontrarla en los renglones de su poesía prudente; tan pronto como todo empezó llegaron Pedro Salinas, Huidobro o, entre otros, la eterna Safo con su lira y poesía milenaria de nadie sabe dónde...

Hombres y mujeres que pregonaban -y continuarán haciéndolo desde el paraíso ganado por sus versos- los milagros y las hecatombes que seguirán moldeando al ser humano, a cada uno de nosotros, sin distinción de raza, cultura o idea.

Pero también, arropados por un tiempo cruel y caduco y disfrazados de palabra divina, fueron presentándose -venidos de la Nada y del azar- otros a los que tuve que ir arrinconado en una sucia esquina; falsos poetas que construyeron himnos patrios y alabanzas a hombres de carne y fuego; que invitaron ir a las armas y que, como burros sobrealimentados, no alcanzaron a distinguir más que la zanahoria podrida que le ataron frente a sus ojos de cristal de dudosa bohemia; escritores malditos respaldados por tiempos bárbaros y salvajes que nunca tuvieron que haber sucedido...

Artículo dedicado a cada uno de los poetas desconocidos que salvan, diariamente, a este mundo.

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