Cataluña ha celebrado unas elecciones que ha ganado claramente el PSC y, que por extensión, suponen un evidente alivio para Pedro Sánchez, que contaba por fracasos (Galicia) o resultados discretos (Euskadi) las citas electorales de este año y que no las tiene todas consigo de cara a las elecciones europeas del domingo 9 de junio.
Esa victoria socialista –y ese alivio– es la única realidad clara que se puede extraer de lo ocurrido el domingo en Cataluña, el resto está en el aire. La opción que parece más probable es que el PSC gobierne la Generalitat en minoría con el apoyo de los Comunes (bien dentro del gobierno, bien fuera), ya que ERC se ha descartado desde el minuto uno para formar parte de ese hipotético tripartito de izquierdas que justo suma absoluta (42+20+6 = 68) y ha mostrado su voluntad de pasar a la oposición... lo que no significa que no pudiera apoyar desde fuera, justo como ha hecho precisamente el PSC durante el mandato de los republicanos.
Salvador Illa, como no podía ser de otra manera, ya ha presentado verbalmente su disposición a ser candidato... pero también lo ha hecho el líder de Junts, Carles Puigdemont, que se resiste a abandonar toda opción de formar gobierno y está dispuesto a buscar unos apoyos que no tiene y que, en la práctica, solo se pueden sustanciar si el PSC se apartara. Esa hubiera sido una posibilidad con un resultado mucho más apretado, pero con siete diputados de diferencia no tendría sentido y sería una decisión difícilmente explicable a los votantes... lo que no quiere decir que no pudiera haber un gobierno de PSC y Junts, eso sí, sin Puigdemont.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la partida no se juega solo en Barcelona, ya que en la práctica es casi una 'simultánea' con Madrid, cualquier cambio 'en falso' en el engranaje de los socialistas con ERC y Junts podría hacer saltar el gobierno de España.
Parece difícil que la situación actual, con sus bloqueos y vetos cruzados, con la ley de amnistía por aprobar, el cacareado fin del procesismo... se desenrede antes de las elecciones europeas. Incluso entre los analistas políticos va creciendo la posibilidad de que haya que repetir las elecciones, que en la política catalana nunca puede descartarse nada.



