La concejala y diputada provincial de Ganemos Jerez, Ángeles Kika González, ha anunciado que quiere ser ‘número 1’ en la candidatura de la agrupación municipalista en los comicios locales del próximo 26 de mayo. El anuncio ha tenido lugar el mismo día en el que un grupo de activistas locales organizaba un encuentro para tratar de debatir y, de alguna manera, persuadir a las fuerzas a la izquierda del PSOE en la ciudad para que se pongan de acuerdo y vayan de la mano en las municipales. Parece ya tarde para eso. El movimiento de Ganemos despeja definitivamente la equis de una ecuación donde Podemos e Izquierda Unida no han querido sumar desde el primer momento, pese a las llamadas al consenso de cara a la galería, esperando que la agrupación de electores se cansara y decidiera, como finalmente ha ocurrido, dar la batalla por su cuenta.
No hay que olvidar que tanto Podemos como IU llegaron a tener durante más de medio año esperando a Ganemos para celebrar una reunión que coordinara un posible acuerdo para la confluencia. Las tres fuerzas políticas han sido incapaces de constituir un bloque sólido donde confluyan las distintas tesis políticas sobre qué Jerez se quiere para los próximos años, pero si hay que repartir culpas del fracaso de esta hipotética unión hay dos socios que se llevan la palma. Qué se quiere para Jerez. Esa, y no otra, tuvo que haber sido el leitmotiv que activara el capital humano que atesoran las tres organizaciones jerezanas para armar una propuesta sólida de ciudad que sedujera e ilusionara a un electorado cuya apatía y desmovilización ha sido clave, sin ir más lejos, para que en Andalucía ahora gobiernen las derechas o que en Jerez, en las últimas autonómicas, ganara Ciudadanos.
En cambio, la lectura que han vuelto a ofrecer las fuerzas de izquierda es que las siglas y los nombres siguen por delante de un proyecto común, y que los egos y las cuotas internas pesan más que las propuestas. Es decir, la casa por el tejado. Vieja política. Como ocurriera hace cuatro años, pero a la inversa, finalmente no ha habido acuerdo. Entonces, IU rechazó sumarse a Ganemos, que era marca blanca de un Podemos que decidió no concurrir a las municipales, para conservar su propia identidad. Y la apuesta no salió del todo mal, pues la coalición de izquierdas logró retener dos de los tres concejales que llegó a tener en el pleno en el mandato anterior, mientras que Ganemos, una corriente nueva heredera directa del 15-M y de la ola de cambio propulsada por Pablo Iglesias y compañía, se estrenó en la Corporación con cinco ediles. Todo un récord.
Esa correlación de fuerzas, ya se sabe, ha permitido al PSOE gobernar en minoría la quinta ciudad más poblada de Andalucía durante los últimos cuatro años. Y también ha permitido, gracias a sus votos, normalizar la situación económica del Ayuntamiento —cuatro presupuestos en tres años— y recuperar muchas inversiones y servicios públicos muy mermados por la crisis y por las políticas aciagas del PP en el poder. Ha habido acuerdos históricos, como el nuevo convenio de las empleadas de la ayuda a domicilio, tras años de maltrato, fruto del tesón de IU en muchos momentos del mandato. Sin embargo, mucho han cambiado las cosas en todos estos años.
Coherente ha sido que Ganemos no haya querido aceptar el plato precocinado que, desde arriba, pretendían imponerle desde Podemos-IU, en una suerte de extrapolación de Adelante Andalucía a Adelante Jerez
Contradicciones e incoherencias, líneas rojas infranqueables y malas relaciones que no han sido capaces de tragar orgullo y poner por delante lo que de verdad importa: el futuro de Jerez. Coherente ha sido el portavoz de Ganemos, Santiago Sánchez, que ha cumplido lo que prometió: estar cuatro años al frente de la formación y dar un paso al lado a otras compañeras para liderar la propuesta municipalista. Y coherente ha sido también que Ganemos no haya querido aceptar el plato precocinado que, desde arriba, pretendían imponerle desde Podemos-IU, en una suerte de extrapolación de Adelante Andalucía a Adelante Jerez, de consecuencias imprevisibles el 26M, a tenor del fiasco de las últimas autonómicas.
Ganemos ha querido mantener su esencia y aprovechar toda la experiencia de gestión de estos cuatro años abriéndose a más participación frente a una alianza hermética donde parece respirarse más vieja política que frescura y participación. Y ya saben, cuando hay desacuerdos en la vieja política las razones que subyacen no suelen ser ideológicas, ni programáticas, sino partidistas, personales o de mera supervivencia. Está por ver cómo encaja el electorado de izquierdas de la ciudad esta división y por qué opción finalmente se decantará si acude en masa a las urnas. Si no acude masivamente a ejercer el voto, debe recordar que el castigo será doble, pues quizás con merecimiento castigue a los suyos por ser incapaces de ponerse de acuerdo, o por no ser capaces de articular una propuesta creíble de ciudad; pero también castigará a Jerez a otros cuatro años de gobierno de derechas, con todo el retroceso y los recortes que hemos visto que eso encierra.
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