Por primera vez en ocho años, la conformación del nuevo gobierno municipal tendrá un contrapeso claro, real y contundente en los grupos de la oposición. Mamen Sánchez ha tomado posesión de su cargo como alcaldesa de la ciudad a sabiendas de que su gestión y la de su equipo será la más fiscalizada, escrutada y examinada de la historia democrática reciente.
Por primera vez en ocho años, la conformación del nuevo gobierno municipal tendrá un contrapeso claro, real y contundente en los grupos de la oposición. Clausurada la etapa de dos mayorías absolutas consecutivas en Jerez -con grandes dosis de ordeno y mando en ambas ocasiones-, Mamen Sánchez ha tomado posesión de su cargo como alcaldesa de la ciudad este sábado 13 de junio a sabiendas de que su gestión y la de su equipo será la más fiscalizada, escrutada y examinada de la historia democrática reciente. En principio, su gobierno en minoría no solo no debe asustar a nadie -ella se ha empeñado en poner de ejemplo al ejecutivo de Manuela Carmena y sus siete delegados municipales en Madrid-, sino que debe servir de gran esperanza para la ciudadanía de que las cosas tienen necesariamente que hacerse de otra manera.
Obligada por los resultados y por la inamovible postura estratégica de Ganemos Jerez e Izquierda Unida -que han optado lícitamente por mantenerse fuera del gobierno pero como "aliados leales"-, la nueva regidora socialista de la ciudad tiene ante sí dos enormes desafíos para los próximos cuatro años: virar el rumbo aciago de una ciudad sostenida por la fachada de cartón piedra construida por los cuatro años de gobierno de Pelayo; y alterar esa gobernanza que venía practicándose hasta ahora basada en una especie de neodespotismo ilustrado -todo para el pueblo pero sin el pueblo-. El reto no es en absoluto baladí, más aún si se tiene en cuenta el clima de provisionalidad que ha precedido la investidura y la cercanía de las elecciones generales, que tendrán lugar a final de año y provocarán a buen seguro que el resto de fuerzas políticas pretendan marcar distancias frente a sus adversarios electorales.
Si es capaz, a pesar de que estén en la oposición, de aglutinar y lograr la complicidad en el día a día tanto de Ganemos como de IU todo le será mucho más sencillo.
Teniendo presente que difícilmente Mamen Sánchez contará con los 100 días de gracia que cualquier gobernante adquiere cuando accede al cargo -no se ha mencionado nada parecido en los discursos del pleno de investidura-, lo que sí está claro es que la nueva alcaldesa de Jerez tiene que convertir su gobierno, sí o sí, en el del diálogo, el consenso y, sobre todo, en el de la gente. Si es capaz, a pesar de que estén en la oposición, de aglutinar y lograr la complicidad en el día a día tanto de Ganemos como de IU todo le será mucho más sencillo. Y si además cumple con uno de sus principales objetivos, lograr que el Ayuntamiento tenga "paredes de cristal", que sea en definitiva transparente para los ciudadanos, sus posibilidades de éxito se multiplicarán.
Un gobierno local de concentración es probablemente lo que la ciudad necesite en esta durísima y ya larga coyuntura. No se trata de asamblearismo de andar por casa, ni de someter cada paso nimio que se dé a la voluntad popular, pero sí parece obvio que para tratar de buscar soluciones para el interés general hacen falta altas de dosis de generosidad dentro de un frente común que, pese a prometerlo en su investidura de junio de 2011, Pelayo no solo no fue capaz de gestar sino que, con sus rencillas personales y el veneno de tiempos pasados, solo contribuyó a la división y a la manipulación más burda. Basta con ver su discurso de este pleno de investidura, en el que en lugar de despedirse de su carrera política con clase y solvencia intelectual no ha hecho más que insistir en la pataleta de la niña a la que han arrebatado su juguete. Jerez no está para más juegos ni experimentos. La ciudad necesita con urgencia de unos gobernantes que sepan estar a la altura de lo que la sociedad les demanda en estos momentos: salidas extraordinarias ante situaciones sociales y económicas extraordinarias; y un componente decisivo de democracia real. En toda España es tendencia este 13 de junio la etiqueta de Twitter #AhoraLaGente. Ya es hora de que todos y todas vayan haciéndole caso a ese imperativo del pueblo. En última instancia el que da y el que quita el poder a unos cuantos. Nunca al revés.


