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"Yo en esto de la peluquería empecé con ella, con mi 'mare', 'pa' distraerla, al principio le hacía 'ca' estropicio, 'poresita', de 'to' se dejaba hacer".

María de la Purificación, aunque aquí siempre me dicen Mari Puri. Y es que mi mare, que era una santa, siempre quiso que yo fuese casta y pura, poresita, qué doló, Dios la tenga en su gloria. Que digo Dios porque ella me lo enseñó, porque yo no soy santa, beata ni devota, pero mira, la costumbre. Y digo yo, que eso de decir Dios, no le hará mal a nadie, y es que es eso, ella siempre me lo decía, y a fuerza de costumbre, pos claro, se me pegó, aunque también me enseñó a rezar to las noches un Ave María y un Padre Nuestro. Pero que yo no soy santa, ni beata, ni devota, lo hago porque ella me lo enseñó y no vaya ser que un día no lo haga y, mira, me pase argo, a mí o a uno de los míos, así que por si acaso yo rezo, como ella me decía, agelito, qué dolor de mi mare.

Bueno, que me voy, que decía yo que mi mare quería que fuese casta y pura y por eso me puso este nombre. Claro, hija única, con un pare que era un malnacío, que yo no llegué ni a conocerlo. Decía mi madre, Dios la tenga en su gloria, que se fue con otra, o con mil demonios. Bueno, demonias mejor dicho, que se ve que al hombre lo que era una mujer le gustaba más que una paja con la mano mala. Ay, que esas cosas no se dicen, ¿ve usted? Si es que no pue’ser, que una no es santa, ni beata ni devota.

El caso es que  lo que quería es que yo cuidase siempre de ella, y mira, que lo hice, porque yo nunca abandoné a mi mare, poresita, cómo iba yo a dejarla si ella me dio la vida, y lo que tuvo que trabajar solita pa sacarme palante, que a veces se quitaba de su comida pa dármela a mí. To por curpa del dirtadó aqué, qué tío, acartonao y tieso en la tele to el día. En el NODO salía, ojú, yo cada vez que voy a Sevilla y veo un TUSSAM o argo del ayuntamiento me acuerdo de ese tío, en tos laos sale el NODO, qué tío más malo. Mira que yo nunca lo vi, pero si hubiera llegao a crusármelo, más de cuatro cosas le hubiera dicho.

Ay, ya me fui otra vez, que pierdo el hilo. No chiquilla, el de coser no, ese lo tengo ensartao en la aguja, el hilo de hablar, tú me entiendes, po eso. Que sí, que ella no quería que yo conociese varón, y mira, que me paseé con unos cuantos, ar finá, habré salío a mi padre en eso, qué cosa esa de los genes, porque yo ni lo conocí, pero qué me gusta un buen macho, y con sus pelos y to sus complementos, ¿en? Que a mí eso de los hombres depilaos… ¿dónde sa visto eso?

Lo que pasa que yo he tenío mu mala suerte en esta vida, y más con los hombres, ofú, mejor ni acordarme. Otro día, otro día te cuento yo las cosas de mis amoríos, que hoy no estamos pa eso, no sea que me equivoque en el tinte y este año no puedas ni ir a ver la salida del Nazareno. Yo sé que usté va a venir más veces, claro que sí, si se le ve la cara de buena, me recuerda a mi mare, agelito. Po al final eso, que me quedé con ella hasta el último día, y conocí varón, vamos que si conocí, no ma fartao un barrio de La Isla por pisar. Oye, pero que yo soy mu formá, casta no, pero formá. Es que he tenío mu mala suerte. Ay señor, con lo que a mí me arregla el cuerpo un tío.

Yo en esto de la peluquería empecé con ella, con mi mare, pa distraerla, al principio le hacía ca estropicio, poresita, de to se dejaba hacer. Si el pelo crece, me decía, y claro que crecía, pero cada uno a la suya, que había veces que paresía la niña esa que cantaba, porque ya no canta ¿no? La de las piezas que encajaban unas con otras, el Mecano, eso es, qué sabe usté, desde luego que tengo las clientas más listas de to la Bahía, qué curtura. A mí como lo único que me traen a la peluquería son las revistas de cotilleo. Po mira, me sé la vida de to er mundo pero he aprendío mu poco.

Y oye, que una siempre fue mu lista. Mi mare me cantaba las coplas de su época y se me quedaban toas a la primera, esa Torre de arena, esa Niña de fuego, qué poderío. Es que hoy es la primera vez que viene usté, pero cuando coja confianza le canto un concierto a capilla. ¿A cómo? ¿Capela? De mí no se ría usted, señora, que una no tiene curtura, pero no es tonta. Será a capilla, que es donde cantaban las mujeres hace tiempo, que lo sé yo, porque en otros sitios no las dejaban cantar. De eso sería mi mare tan beata, de ir allí a cantar a San Francisco, poresita, Dios la tenga en su gloria. Po ya verá usté como yo le canto unas cuantas coplas a capilla, sin bata de cola ni volantes, y mira que yo me visto de flamenca, pero en la feria, en el trabajo una se tiene que comportar, que aquí lo mismo entra una vecina que un militar de esos con medallas. Ojú, me dan miedo esos hombres, tan serios, parecen maniquíes, y mira, algunas veces… yo no sé lo que me pasa que enseguida se me va el miedo y… vamos, que me los imagino mu hombres, con esas voces tan masculinas, tan de mando, me viá callá, que se me suben los vapores.

Ay maíta de mi arma, qué me gusta un tío bien despachao. Bueno, señora, ya esto se está terminando. Cuando la vea su marío va a tener fiesta esta tarde. ¿Qué no funciona? ¿Qué su marío ya no funciona? Anda mujé, si hoy hay remedio pa to, dígale usté al boticario que le dé una pastillita azul y ya me contará, con la de tiempo que hará que no se lleva una alegría pal cuerpo. Y él verá lo contento que se pone cuando se vea más tieso que un deo señalando, qué doló, después de tanto tiempo.

Bueno, ¿de aquí me cobro? Le devuelvo un euro menos, que eso me lo quedo yo de propina, ¿o es que la charla que le dao no se paga? Anda mujé, ya me lo agradecerá cuando pruebe lo de la pastillita, verá como no sacuerda del euro. Con Dios, ¿en? Y acuérdese que aquí está Mari Puri pa lo que usté quiera, lo mismo un peinao de diario que uno de boda, o unas extensiones, yo que sé, lo que se le apetezca. Ay omá, otra vez con Dios, y mira que yo no soy santa, beata ni devota, pero bueno, así me enseñó mi mare, agelito, Dios la tenga en su gloria. 

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