Del tsunami azul a la marea verde: el viaje al centro de Juanma Moreno

Pero si algo me consuela de estos males, sobre todo la pérdida de la mayoría en mi propio pueblo, es pensar en la fortaleza histórica del Partido Socialista y su capacidad para renacer más allá de los virreyes modelo Gómez de Celis

Moreno, en un acto como presidente de la Junta en la pasada campaña del 19J.
Moreno, en un acto como presidente de la Junta en la pasada campaña del 19J.

La de ayer fue la primera jornada electoral que he vivido sin responsabilidades orgánicas, institucionales o partidistas; yo diría que con una única responsabilidad, la de la participación con mi voto en la mayor fiesta democrática que existe, que no es otra que unas elecciones, en este caso las autonómicas. Y la verdad es que me he debido perder algo en este paréntesis militante en el que habito hace ya algo más de tres años porque he vivido con normalidad la victoria concluyente del Partido Popular, por mucho que no fuese la opción política que he apoyado con mi voto.

Este lunes, en el que la victoria previsible del Partido Popular se vive ya como una realidad normalizada en Andalucía, es buen momento para intentar explicarse uno mismo las claves de la mayoría absoluta de Moreno. La victoria del PP puede tener la consideración de histórica por cuanto por primera vez da como fruto una mayoría absoluta, pero utilizando la perspectiva realmente histórica habría que remontarse a 2011, con las elecciones municipales de mayo y las generales de noviembre, para encontrar algunas de las claves ajenas a la política autonómica que nos han llevado de aquel tsunami azul de Rajoy a la marea verde de Moreno. Otras claves existen que tienen motivación netamente andaluza y que también han contribuido de manera notable a este cambio político, el PP tenía un buen guion y ha encontrado al mejor actor para el papel protagonista.

Y buceando en las agua de aquel histórico tsunami azul uno encuentra datos significativos que pueden ayudar a entender una parte del resultado electoral andaluz del día de ayer. La victoria de Moreno se produce con el 43,1% de los votos, pero no hay que olvidar que en 2011, y en Andalucía, Rajoy se impuso con el 45,57% y casi dos millones de votos frente al millón y medio largo de Moreno que le han llevado a la mayoría absoluta. Pero es que meses antes del tsunami ya se produjo en las elecciones municipales de mayo alguna marea alta que arrasó con importantes alcaldías y diputaciones andaluzas. En aquellas elecciones, el PP venció en Andalucía con el 39,36% de los votos frente a un 32% del Partido Socialista. En aquel momento, el Gobierno de España era un gobierno socialista, con Rodríguez Zapatero al frente, que había tenido que hacer frente a los años más duros de la primera gran crisis económica con el consiguiente daño en las economías familiares que son las que después acuden a las urnas.

Se concluyó por aquel entonces que el mal resultado del socialismo andaluz en aquellas elecciones municipales había tenido un fuerte componente de voto de castigo al Gobierno de España, como se confirmaría meses más tarde con la rotunda victoria de Mariano Rajoy en Andalucía. Este somero análisis estadístico histórico nos podría ayudar a entender que en el día de ayer el PSOE quedara por debajo del millón de votos. Las economías familiares anteponen con bastante frecuencia su propio bienestar a los principios ideológicos o a las idiosincrasias territoriales, y estas elecciones se han celebrado coincidiendo con un alza del coste de la vida que hay que imputar a alguien, y el Gobierno de España tenía todas las papeletas para adjudicarse el premio del coste político de la inflación. Por lo tanto, conviene no simplificar en exceso el magnífico resultado de Moreno porque algo han tenido que ver de Despeñaperros para arriba.

Pero fiar toda la responsabilidad a esas circunstancias también sería un ejercicio de simplificación injusto para con el PP andaluz. Como decía antes tenían un buen guion, el mejor actor para interpretarlo y habían sabido construir en los últimos meses el relato de partido ganador. Frente a ello el PSOE, el principal rival electoral según la tradición, no se había recompuesto aún de las vías de agua que el susanismo decadente había provocado en la sala de máquinas de San Vicente. A ello habría que sumar la estrategia acertada de los populares de privarle de la condición de rival directo para otorgársela a Vox a la búsqueda del voto centrista e incluso progresista. Sin tiempo para reparar los daños del susanismo hubo que improvisar una candidatura deprisa y corriendo, y con todas las papeletas de no llegar al conocimiento necesario por parte del electorado, un conocimiento que tiene que ir más allá del nombre, apellido y foto del candidato.

Por continuar con la búsqueda de claves para la derrota socialista pienso que la precampaña y el inicio de la propia campaña, protagonizada por el miedo a la ultraderecha es donde Moreno encontró el mejor equipaje para su viaje al centro. No sólo se apoderó con ello del voto útil sino que además se atrevió a jugar al gato y el ratón con los estrategas de la campaña socialista que nunca encontraron la forma de movilizar a su electorado, la pócima mágica del eslogan de campaña y del discurso de última hora. No hubo relato, tan importante en estas situaciones, porque no hubo estrategia.

Pero si algo me consuela de estos males, sobre todo la pérdida de la mayoría en mi propio pueblo, es pensar en la fortaleza histórica del Partido Socialista y su capacidad para renacer más allá de los virreyes modelo Gómez de Celis que han tardado poco en sobrevolar en círculos sobre el maltrecho Juan Espadas y es que el cainismo nunca entendió de duelos.

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