Hay un refrán español que dice 'Quien con niños se acuesta, amanece mojado'. Eso debe estar pensando Santiago Abascal tras la sucesión de escándalos que vienen sacudiendo a Vox protagonizados por su rama juvenil Revuelta. Todo parece empezar con la filtración de unos audios en los que el diputado Mariscal, mano derecha del presidente regional de Vox en Castilla-La Mancha, intenta convencer a los lideres de Revuelta para liquidar la organización y con ello evitar el escandalo de los más de cien mil euros que recaudaron para los afectados de la Dana y siguen en la cuenta corriente de la organización.
Aquel partido que reclamaba no donar a Cruz Roja por su atención a los inmigrantes ha visto como sus patas negras juveniles han estafado la voluntad de miles de donantes y también la necesidad de miles de afectados por las inundaciones. Parece que no era oro todo lo que relucía en el barro entre aquellos jóvenes ataviados con indumentarias propias de organizaciones de extrema derecha y que pusieron de moda aquel eslogan de “sólo el pueblo salva al pueblo”.
De lo oído en esos audios de las conversaciones de Mariscal primero y Buxadé más tarde se deduce que Vox conocía presumiblemente la situación de estafa a los damnificados desde al menos el mes de marzo y ahora intentaba tapar el escándalo obligando a Revuelta a la autoliquidación, cosa que no han conseguido ni con la denuncia autoinculpatoria de su vicepresidente Arturo “el albondiguilla junior”.
Y por si esto fuese poco, y en línea con los escándalos de acoso sexual que vienen protagonizando cargos políticos de diversas organizaciones, hemos sabido que el responsable de marketing político de Vox, otro joven cachorro revoltoso, ha presentado su dimisión como miembro de la dirección y se ha dado de baja de la organización de extrema derecha acusado de acoso sexual a un menor.
Tampoco la tranquilidad debe reinar en el Partido Popular a tenor de algunos gatillazos dialécticos como los proferidos por el líder máximo y eterno aspirante a la presidencia, el señor Feijóo, y la candidata extremeña, la señora Guardiola. En la cena navideña popular en Madrid a Feijóo, no sabemos si inspirado por sus probaturas enológicas, no se le ocurrió otra a los postres que poner en cuestión las capacidades matemáticas de los andaluces, que sin pretenderlo se han convertido en objeto de chanza históricamente para dirigentes nacionales del PP.
Y Guardiola ha sufrido un episodio de fiebre trumpista cuando ha cuestionado la calidad de nuestra democracia tras el robo de una sucursal de Correos en Extremadura y que ella ha querido convertir de manera hiperbólica y errónea en el robo del siglo afirmando que nos estaban robando nuestra democracia. De poco ha servido que la Guardia Civil haya confirmado que se trata de un robo perpetrado por delincuentes comunes que vienen actuando en distintas oficinas de la comunidad extremeña desde hace meses. Imposible dar marcha atrás y reconocer su pasada de frenada toda vez que Feijóo le había comprado la idea y Tellado rumiaba conspiraciones contra la libertad de los extremeños para decidir con su voto por correo.
Ya lo decíamos al principio, lo que en versión culta mi amigo Pacheco dixit: “Quien con infante pernocta, excrementado alborea”.