Felipe y Alfonso, un par de jarrones chinos

Lo que Felipe y Alfonso están haciendo, por mucho que nos duela, no es otra cosa que colaborar a la estrategia del PP en su apelación al transfuguismo

Felipe González saludando a históricos militantes socialistas a su llegada al acto de Sevilla.
Felipe González saludando a históricos militantes socialistas a su llegada al acto de Sevilla. MAURI BUHIGAS

Escuché en cierta ocasión a Felipe González, ya retirado de sus funciones de gobierno, que los expresidentes eran como jarrones chinos, valiosos pero que nadie sabía nunca donde poner. Pues a tenor de lo que se puede ver en los últimos días parece que alguien no identificado, como los platillos volantes de Iker Jiménez, ha encontrado el lugar adecuado para dos de esos jarrones chinos, el propio Felipe y Alfonso Guerra.

Y ese lugar no es otro que el frente político que la derecha española y sus socios de la extrema derecha han instrumentalizado ante el más que previsible fracaso del capricho de investidura de Feijoo, que más que el sueño de una noche de verano se ha convertido en la pesadilla de principios de otoño, la estación en la que las hojas secas del Partido Popular empiezan a caer sobre el oscuro objeto de deseo de Ayuso y Moreno.

Quienes creemos en la libertad de expresión no podemos caer en la tentación de negársela a quienes piensan distinto de nosotros, aunque sea en un tema que nos duele tanto como es el de la posible investidura de un presidente de gobierno socialista. Pero lo que no estamos es obligados a compartir su opinión por mucho que durante años ambos protagonizaran momentos históricos para la libertad y la democracia en nuestro país. Nada de lo bueno que hicieran en el pasado legitima este escenario conspiranoico en el que ambos, Felipe y Guerra, llevan ya actuando hace algunas semanas.

Por respeto a las siglas históricas del Partido Socialista no se debe caer, como vengo observando en RRSS en la banalización o la estigmatización del papel que ambos protagonizaron en la España de finales de la dictadura y primeras décadas de la democracia. Sería tan injusto como lo que ellos en estos momentos están haciendo contra la actual dirección del PSOE, negando a Sánchez el derecho a intentar, cuando llegue el momento, la investidura como presidente del gobierno.

Porque lo que Felipe y Alfonso están haciendo, por mucho que nos duela, no es otra cosa que colaborar a la estrategia del Partido Popular en su apelación al transfuguismo buscando la reedición a nivel del Estado de aquel tamayazo madrileño. No hace falta ser un experto en Ciencias Políticas ni en Ciencias de la Comunicación para entender que la única opción de Feijoo para logar la investidura pasa por la deserción de diputados o diputadas del Partido Socialista. Ya alertábamos de ello hace algunas semanas en esta misma columna: 'Se precisa tránsfuga, razón Genóva 13', conforme se acerca la fecha de la sesión de investidura el griterío que clama por la insurrección en las filas socialistas del Congreso va in crescendo y a ello se han sumado los tenores del pasado socialista.

Duele asistir a esa complicidad con lo que el propio Felipe en tiempos pasados llamaba el "sindicato del crimen", aquel ente difuso que propició con el juego sucio su caída como presidente del gobierno de España. Quizás va siendo hora de que los jarrones chinos vuelvan al baúl de los recuerdos antes que un golpe de realidad los haga trizas.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído