Se precisa tránsfuga, razón Génova 13

Si el previo a la designación como candidato por parte del Rey ya fue de nota, con las presiones públicas a la máxima autoridad del Estado, lo de ahora lleva camino de convertirse en una nueva antología del disparate.

Feijóo saluda al rey momentos antes de empezar la reunión en la Zarzuela. Se precisa tránsfuga, razón Génova 13. Tribuna de Paco González Cabaña
Feijóo saluda al rey momentos antes de empezar la reunión en la Zarzuela. Se precisa tránsfuga, razón Génova 13. Tribuna de Paco González Cabaña

Lo del Partido Popular y la investidura de Feijóo se ha convertido en un culebrón que por día que pasa pone de manifiesto de manera más clara la inmadurez política del candidato y sus colaboradores más cercanos. Si el previo a la designación como candidato por parte del Rey ya fue de nota, con las presiones públicas a la máxima autoridad del Estado, lo de ahora lleva camino de convertirse en una nueva antología del disparate.

Producido el encargo real, la infantería popular comandada por Cuca y Bendodo, una especie de compañía Wagner a la española, con la inestimable colaboración de González Pons, recordman mundial de cinismo, se ha lanzado a una batalla sin cuartel donde todo vale con tal de evitar el calamitoso final que presagian, la imposibilidad de conseguir que Feijoo sea investido. Por ello han transigido ante Vox en la previa de la audiencia real mostrando de nuevo lo mejor de la derechita cobarde, la capacidad de sumisión ante las rabietas de la extrema derecha.

Con ello Feijoo ha vuelto a unir su suerte al partido de Abascal asumiendo el compromiso de que nadie en el Partido Popular cuestionará a Vox. Y todo este sacrificio probablemente para nada, porque las cuentas no le salen al candidato popular ni con el apoyo de Abascal por lo que plegarse a las exigencias de la extrema derecha puede convertirse en un esfuerzo inútil de los que sólo conducen a la melancolía. Debe sentirse Feijoo en estos días como en aquel poema de Machado que cantó más tarde Emilio José: Ni contigo ni sin ti, mis males tienen remedio, contigo porque me matas, y sin ti porque yo me muero.

Pero a pesar de todo el candidato popular ha decidido, contra la opinión generalizada de sus propios barones y haciendo caso a su núcleo duro, los que lo están llevando de victoria en victoria hasta la derrota final, asumir la tarea de una investidura para la que precisa de cuatro votos más de los que en principio cuenta. Para ello sus escuderos políticos, Cuca y Bendodo, han planteado algo que ha caído como una bomba en algunos sectores del Partido Popular, la negociación con Junts, a quienes hasta ahora consideraban golpistas pero que de la noche a la mañana han devenido, en palabras de González Pons, en un partido de tradición y legitimidad. No sé porqué esto último nos puede retrotraer a aquellos tiempos en los que el PP de Aznar pasó del “Pujol enano, habla castellano” al “yo hablo catalán en la intimidad”.

Estos argumentos, pretendidamente ingeniosos, son los que alejan a los populares cada vez más de la realidad. Y si junto a ello colocamos el llamamiento al transfuguismo entre las filas socialistas estaríamos definiendo el nivel exacto de desesperación en el que viven Feijoo y sus más íntimos colaboradores. La repetición del “tamayazo”, uno de los espectáculos más deleznables de la democracia española, parece haberse convertido en la varita mágica de Cuca y Bendodo que se ven arrastrados en su caída por Feijoo. La catadura moral, de quienes desde el Partido Popular hacen esa opa hostil de transfuguismo al grupo parlamentario socialista, deja mucho que desear y pone de manifiesto la ausencia de principios morales y éticos de quienes pretenden gobernar España.

Y a todo esto Isabel sigue de vacaciones como si esto no fuese con ella. El instinto asesino del equipo de la presidenta madrileña huele a tragedia en el intento de investidura de Feijóo a quién espera ver cómo Felipe II tras la catástrofe de la Armada Invencible proclamar aquello de: “Yo no mandé mis naves a luchar contra los elementos”.

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