El hedor menos repulsivo

En todas partes cuecen habas, la UE está surtida de casos corruptos

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

El parlamento europeo en una fotografía de archivo.
El parlamento europeo en una fotografía de archivo.

Mantengo contactos con personas, a quienes profeso cariño, que pertenecen al entorno PP o PSOE. Me mandan sus escritos, los leo con interés, las sigo por los medios de comunicación o por los mensajes y correos que recibo de ellas. Y es por ellas por las que no voy a escribir las palabras y expresiones malsonantes que tengo ahora en la cabeza, una vez que llevo años y años soportando las corrupciones y corruptelas que despiden sus formaciones políticas a causa de conductas de miembros ingenuos y mediocres. Para mí es evidente que después de tantos casos de corrupción, antes y ahora, el mensaje claro y diáfano que estoy recibiendo es que en las próximas elecciones apueste por el olor menos lacerante del hedor bipartidista oficial. Podría escribir de manera más contundente, no es aconsejable, a fin de cuentas, le debo un respeto a quien se moja en la sociopolítica y en la palabra, aunque sea para defender lo que les da de comer o les permite estar a gusto en una tribu o cuerda que les evita el peso del anonimato y la soledad. 

A mí no me extraña nada de lo que ocurre y de lo que pueda ocurrir en este aspecto de la corrupción. No estamos hablando de izquierdas o derechas, sino de seres humanos y de poder. Los seres humanos somos dados a la corrupción y, si estamos en el poder, a la corrupción absoluta. A diario se le restan al Estado considerables cantidades de dinero cuando en la sociedad acometemos ciertas actividades como pueden ser notables reparaciones domésticas a cuyos precios no se le añade el IVA. O bien, esas operaciones inmobiliarias que se pagan en dos colores: blanco y negro. La economía sumergida es corrupción y en España supone más del 20% del PIB. Lo peor es que los candidatos electorales del bipartidismo apenas hablan de ella ni cuando aspiran al poder ni cuando lo logran y el que calla otorga. Por desgracia, hay algo más importante para los políticos que su propia dignidad y coherencia: el voto y el voto también corrompe. 

Quienes podemos hacer tales corruptelas es posible que metamos la mano donde no debemos si lo que desfilan ante nosotros son millones de euros. Eso sí, hay que tener arte y experiencia para robar. No se puede ser tan hortera como esas personas a las que se les descubren de pronto operaciones monetarias y compras lujosas cuando hasta entonces no tenían un pecunio alegre. Criaturas, para robar hay que saber, los bancos roban y casi nunca pierden, roban legalmente y, además, si la lían y nos arruinan, abrimos la alcancía pública y les regalamos miles de millones que nunca devolverán. No les pasa nada, eso es arte, eso es poderío, y no los papanatas que estoy viendo en ese lío que se ha formado con las mascarillas por parte de unos sujetos que no poseen la virtud de robar con máscaras democráticas y de servicio público. 

En todas partes cuecen habas, la UE está surtida de casos corruptos. Como ahora un alud de noticias -la mayoría de sucesos, chorradas de entretenimiento y climatología- nos borra los recuerdos, olvidamos, por ejemplo, asuntos como el Qatargate, de ayer mismo, en 2022, un caso de presunta corrupción en el Parlamento Europeo. ¿Qué fue de aquello? Se sospechó que varios miembros del parlamento europeo fueron pagados por Qatar para defender los intereses del emirato. 600.000 euros en el domicilio de uno de los sospechosos, varios cientos de miles de euros en una maleta incautada en una habitación de un hotel de Bruselas y unos 150.000 euros en un piso perteneciente a un eurodiputado. Se acusó a Marruecos de estar también en el ajo. 

No me importa en absoluto en qué terminó el problema. Ni me importa ni quieren que nos importe, una montaña de humo acaba por cegarnos los ojos. Es igual, ya sabemos cómo nos las gastamos los humanos. ¡No, todos, no! Bueno, casi todos, no basta con los suculentos sueldos parlamentarios de todo tipo por no hacer nada sustancial en la vida y menos a nivel europeo. Estamos en la UE porque nos da dinero y pensamos que “no podemos vivir sin ella” como pregonan las letras de las canciones machaconas, vulgares y cursis de lo que llamamos amor. Dentro de poco votaremos en las europeas, puede que con la habitual abstención que supera el 40% y con poca idea de lo que votamos y para qué votamos. 

Los hechos son los hechos: se nos cae la baba con Qatar cuando, no hace tanto, estábamos acusando de terrorista a su televisión Al Jazeera por difundir declaraciones de Bin Laden que justificaba desde sus antenas el atentado a las Torres Gemelas. Después, Al Jazeera se instaló en Red en EEUU y en Europa nos ofrecía fútbol a través de su filial Bein Sport que mantiene alianzas con Warner, Discovery, CBS o DreamWorks Animation. En cuanto a Marruecos, EEUU la arma y la rearma y para mí que la OTAN haría poco por España si un día les diera a los alauitas por pasar de las palabras a la acción.  

La corrupción bancaria de Lehman Brothers en 2007-2008 produjo un efecto dominó en el mundo y no ocurrió nada, como se considera a los bancos los motores del mercado se les perdona todo, algún que otro cabeza de turco y adelante gracias al dinero público, todo con la bendición de la política de la fachosfera y del progresismo, encuadrada en PP y PSOE. A nivel internacional, se reunieron los sumos ministros europeos en USA atendiendo la llamada del gran pope de la Casa Blanca y hablaron de un nuevo Bretton Woods, de refundar el capitalismo. Lo hicieron con toda tranquilidad después de la catástrofe que habían provocado. Una izquierda de pitiminí, dividida y subdividida, que no levanta cabeza desde que la bajó la URSS y, antes, desde que derribaron el Muro de Berlín, demostró su inutilidad para enseñar al mundo los efectos de la corrupción del sistema y lanzar una alternativa, sencillamente porque también esa izquierda procedía de otra corrupción: la del comunismo. 

Se ha levantado antes una Rusia anémica que unos simples partidos políticos de la izquierda de la señorita Pepis cuyos militantes muestran postureo crónico, compran casoplonas y se dedican a dividir a la sociedad y a separar a mujeres y hombres, es decir, son reaccionarios con mentes corrompidas por las influencias de ideologías nacidas en el núcleo del sistema mismo, ése al que afirman rechazar por corrupto.    

Lo bueno de tanta bafea es que hemos aprendido mucho de economía y de derecho. Hemos conocido los mil trucos que los de arriba utilizan para arruinar un país a través de los bancos y los fondos de inversión, aunque naturalmente siempre nos llevarán mucha ventaja en eso, de lo contrario, el poder propiamente dicho no tendría sentido y esta sociedad sería ese ideal imprescindible llamado democracia. Hemos conocido en la práctica los numerosos pasos jurídicos y las múltiples formas que ofrecen las innumerables leyes pensadas para que los que se lo puedan permitir mareen la perdiz hasta la saciedad antes de entrar en chirona y después para salir o medio salir cuanto antes también. No, la justicia no es igual para todos. Si no tienes dinero para pagar abogados, no eres más que un pringado nadando en un presunto Estado de derecho en el que se salvan antes los corruptos que los ladrones de gallinas. 

Así es esto, hay que asumirlo para superarlo, si fuera posible. Como humanos que somos, todos llevamos dentro un corrupto en mayor o menor grado, lo que sucede es que ese vicio o defecto connatural lo desarrollan en sus formas más dañinas las minorías y resulta que son las minorías llamadas padres de la patria en otros tiempos porque ahora serán en todo caso los padrastros en el doble sentido de la palabra: machacar a sus hijos putativos y ser ese molesto y doloroso pedazo de piel muerta que se instala en un dedo, un dedo que somos los demás. 

Hay otro dedo que ha nombrado a los corruptos que con frecuencia son mediocres absolutos en un país que se ha llenado de mediocres, puesto que lo que desean los listos de la política alta son mediocres sin personalidad, aduladores que al final enseñan la típica listeza que atesoran los mediocres, fieles discípulos de Rinconete y Cortadillo pero por todo lo alto. Ante tal panorama, los corruptos en potencia de a pie lo que podemos hacer es aprender a que se vive más y mejor en la pureza o en la corrupción menor del día a día. Se triunfa en la vida con la fórmula machadiana: “a mi trabajo acudo, con mi dinero pago”, completada con sus otras frases: “debéisme cuanto he escrito”, “ligero de equipaje”.       

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