Tuvimos a un gran periodista catalán llamado Luis Carandell que con su estilo socarrón publicaba una sección llamada “Celtiberia show” en la revista Triunfo, a finales de los años 60 e inicios de los 70, en la que demostraba ser el emperador de la ironía con sus textos sobre esta “piel de toro” a la que llamamos España, por regla general y por ahora. También nos deleitó con sus peculiares crónicas parlamentarias desde Las Cortes. En fin, que ya quedan muy pocos como él.
Nuestra generación era mejor
Aclaro que Triunfo, La Calle, Cuadernos para el Diálogo, Argumentos, Doblón, Posible, Le Monde Diplomatique, entre otras, fueron las biblias periodísticas para nosotros, la progresía de entonces que, por supuesto, y como debe afirmar un viejo como yo, era mejor y más culta que la de ahora, si bien siempre he observado listos que anunciaban lo que en nuestros días es una norma bastante extendida: “ande yo caliente y ríase la gente”.
¿Por qué era mejor? Porque no leíamos a trompicones sino despacio, mucho, y artículos sesudos que completábamos con libros esenciales. Y en la tele veíamos La Clave y sus películas, varias horas delante de la pantalla escuchando hablar de cualquier tema importante (Dios, la existencia o no de la democracia…) a gente que sabía de verdad y no estaban enchufados por lobbies de poder.
Ahora, con defenderse bien en inglés, por lo menos, y ser espabilado con la IA y servir al dios Mercado con fluidez y dedicación se logran buenos trabajos como mercenarios laborales kleenex. En mis tiempos, además, pedían algo más profundo. El poder ha aprendido, desde entonces lleva décadas separando lo intelectual de la juventud, aprovechando la energía joven para asuntos más “prácticos” -la mejor práctica ya no es una buena teoría- y apostando por filósofos como mucho socialdemócratas o renegados. Eso sí, las carreras de Letras siguen siendo de segunda, cuando yo era joven Filosofía y Letras era una carrera “de niñas” y ahora es carrera o para elegidos que la escogen por su talento o para los que no son aptos en las notas de entrada en “carreras de hombres”, esas notas que se obtienen en una selectividad de vergüenza, proyectora de una ignorancia que ya viene del colegio y del instituto y sufrimos los profesores que pretendemos formar futuros profesionales de la comunicación en la universidad.
El estallido Álvaro García Ortiz
No me he ido por las ramas, creo que la España Celtiberia Show de hoy tiene que ver con este tema de generaciones de personas mal educadas y formadas, presuntuosas, falsamente capacitadas, mimadas, que se miran su ombligo natural y el ombligo digital que les han regalado para dominarlas mejor y provocan estallidos celtibéricos como el derivado de la condena del exfiscal señor Álvaro García Ortiz, excelente ejemplo de indigna mediocridad sea culpable o inocente.
Estamos en la sociedad de los revolucionarios de sillón con culitos de mal asiento, de derechas y de izquierdas, hay una izquierda que se viste de bolchevique y una derecha que se cree que todavía está bajo la tutela de un poder imperial místico de sotanas y paredones. Y hay otra España, la más numerosa, la que asiste al show y paga las consecuencias. Ésta es la real, la del futuro y, por ello, la más jodida.
Y, por favor, no me salgan con que en otros países democráticos no ocurre esto porque shows francos, germanos, gringos, italianos, etc., hemos tenido y no cuento con tiempo ahora para detenerme en, por ejemplo, Sarkozy o en el ex alto militar nazi Kurt Waldheim que a pesar de su afiliación fue reelegido presidente de Austria en 1986 o en los escándalos de los diarios y semanarios sensacionalistas ingleses de Rupert Murdoch -aliado en USA de Donald Trump- o de la cantidad de veces que USA ha invadido países y asesinado a quien se le ponía por delante con la excusa de que la gente había votado a un presidente que era comunista y luego resultó que no lo era y además si lo hubiera sido qué narices hace USA metiéndose en la voluntad popular que no controla. No entro tampoco en las corrupciones de Bettino Craxi. El que esté libre de pecado…
Que cada cual hable de su show, yo ya tengo bastante con el mío que ha llegado ahora, con la condena del exfiscal general, casi a su culmen y lo que te rondaré, morena. ¡Pasen y vean a la mujer barbuda y al enano más crecido! ¡La tómbola premia, siempre toca, si no un pito una pelota! ¿Por qué Celtiberia Show por un tubo? Porque el rizo se está ya rizando hasta el extremo de que nos va a quemar las manos de tanto retorcerlo.
El cerebro progresista
Dejémonos de metáforas y metámonos en las cabezas del progresismo actual, empezando por Pedro Sánchez. Partamos de la hipótesis de que pisamos un país de países o de autonomías que tiene las pasiones, las ilusiones y las emociones más destructivas a flor de piel, impulsadas por una considerable cantidad de ciudadanos que son los que tienen más voz. Librarse de las emociones destructivas es muy complicado, entran en el terreno de la estupidez según Carlo Cipolla ya que no aportan nada sosegador al tiempo que nos van autodestruyendo. De todas formas, voy a intentar ser todo lo razonable que pueda porque también yo estoy metido en el fregado.
De manera similar a Franco que sentenció aquello de “la subversión nunca descansa” y la concretó en el compló judeo-masónico-marxista, Sánchez y sus seguidores -críticos y menos críticos- estiman que Franco murió, pero quedaron los franquitos elevados por Sánchez al escalón de franconazos. Normal, todo poder, si no tiene enemigos, los inventa, de lo contrario, carecería de sentido.
A falta de votos, desechada ya la transformación socialista de la sociedad, sobre todo desde la caída de la URSS y el triunfo del neoliberalismo, la progresía necesita otro alimento ideológico con el que comer. Ya está, el fascismo. Ella, la pobre, no ha hecho nada, cada uno toca el tambor a su bola, pero no ha hecho nada grave, no ha dejado huérfano al “pueblo”, incluso lleva a cabo actos revolucionarios como ir con barquitos a intentar socorrer a los necesitados o crear ONGs con el dinero público y privado que así se blanquea o se desgrava en Hacienda y de paso se generan puestos de trabajo solidarios sin oposiciones.
Derivado del fascismo, todo quisque que no piense lo mismo no sólo está en un error sino que es un facha. El discurso es simple, cumple con el mensaje propagandístico más elemental: simplicidad y claridad. La mayoría del progresismo ni ha vivido ni conocido el fascismo, pero el fascismo es malo, lo mismo que para la otra parte de España el malo es el comunismo con sus famosos cien millones de asesinatos y el PSOE es un partido de asesinos con una historia asesina. Así vivimos y con estas pautas nos movemos. El RH de los vascos sigue siendo único, su lengua es extraterrestre y España explota y roba a los catalanes que para el resto de los castellano-españoles son unos tacaños y unos egoístas.
En algo tiene razón Sánchez
Pero sigamos con Sánchez y sus seguidores. En algo tienen razón. Hemos recordado los 50 años de la muerte de don Francisco. Servidor tenía 19 años y llevaba en la clandestinidad comunista desde 1974, así estuve hasta que nos legalizaron en 1977 para irme en 1979 del PCE y no militar más en partido alguno, salvo un acercamiento a IU a principios de siglo que me sirvió para comprobar cómo estaba de degradado el patio progresista. Una pequeña charla bastante anterior con Carrillo y tres con Anguita me habían abierto los ojos y cuando cayó la URSS mis fundamentos vitales y académicos cayeron con ella. El comunismo no es más que una entelequia. Por ahora. Y la derecha, pura inmadurez.
¿Por qué Sánchez tiene razón en algo? Cuando murió Franco, comenzó eso a lo que llaman Transición. Mi PCE -no me avergüenzo de mi pasado, al revés-impulsó la plataforma Junta Democrática que perseguía la ruptura con el régimen fascista. Los socialistas de Sánchez, entonces de González y Guerra, estimularon Convergencia Democrática que, en pocas palabras, apoyaban lo que con los años he comprendido que era lo más racional, dada la correlación de fuerzas: la reforma, no la ruptura.
¿Qué fue la reforma? Cambiar todo para que todo siguiera igual. Los poderes empresariales, bancarios, militares, judiciales, policiales, católicos…, ahí siguieron. A cambio, nos legalizaron casi sin tiempo para desarrollar campaña electoral en 1977. Aun así, 20 diputados sin IU ni Yolanda Díaz, a pelo, con la hoz y el martillo y con la bandera de España al lado por voluntad del Partido que entonces se escribía con mayúsculas. Centralismo democrático a tope. Desde antes de morirse Franco el PCE apostaba por la reconciliación entre los españoles y por la bandera bicolor.
De aquellos polvos vinieron estos lodos. ¿Ven cómo en algo tiene razón don Pedro y sus incondicionales? Un ejemplo simbólico e ilustrativo. En una cafetería cercana a la antigua comisaría de policía de la Gavidia, en Sevilla, un periodista amigo coincidió, en la barra, con agentes secretos que lo torturaron cuando los detuvieron en la Transición que, por cierto, fue muy represora. Claro, los de arriba estaban organizando la nueva España sin tocar la esencia de la vieja, “to er mundo quieto y callao”.
Otro ejemplo mucho más reciente del cambiar todo para que todo siguiera igual. A mi excamarada y admirado Antonio Rodrigo Torrijos -teniente alcalde de Sevilla en tiempos del alcalde socialista Monteseirín- lo quisieron “matar” a base de lawfare por oponerse a la Sevilla tridentina y especuladora. No es extraño que ahora se haya solidarizado por medio de una carta con Álvaro García Ortiz, aunque yo creo que Torrijos tiene muchos más motivos para sentirse muy mal y sostener -como sostengo yo- que donde candela hubo algún rescoldo quedó. Creo que ambos casos no son comparables, pero es cierto que las consecuencias del acoso a Torrijos le han dejado una profunda e imperdonable huella psíquica y física. Y, sin embargo, ahí está el tío, con dos “esos” bien puestos, defendiendo su verdad.
El poder esencial queda
Ha llovido mucho, me dirán ustedes. Señoras y señores, el poder político pasa, el dictador pasa, sus ayudantes, quedan, sobre todo los de más arriba. Quedan y se reproducen. Ésa es la parte de razón que lleva Sánchez y es una vergüenza que se note hoy la algarabía mediática en aquellos vencedores que lo fueron con Franco y sin Franco. Eso es lo que lleva Sánchez en la cabeza, a partir de ahí, el exfiscal condenado es inocente, los que están acusados e investigados son inocentes o bien patitos feos, ovejas negras y habas que cuecen en todas partes. Ergo, no es necesario ni dimitir ni convocar elecciones ni hacer presupuestos. Lo más importante es terminar con el rastro del fascismo que está avanzando. Y si hay que gobernar por decreto y por otras vías, se hace y punto. “Todo por la Patria pero sin la Patria” porque la Patria son ellos, no los del brazo erecto y el Cara al Sol, sino ellos (y ellas, perdón) que representan el progreso.
Ahora bien, lo que no puede ser, señor Sánchez, es que cuando investigan, detienen y condenan a los del PP, investigadores y jueces sean progresistas y cuando se trata de los suyos saque la confabulación fascista. Hombre, tras 50 años, el rescoldo de la candela franquista ha disminuido y si está aumentando mírese a sí mismo en lugar de echarle la culpa siempre a los demás como hacen los paranoicos.
La vergüenza que siento con esta situación se agranda cuando siguen hablándome de jueces conservadores y jueces progresistas. En la sentencia de Álvaro García Ortiz hay dos votos en contra de jueces “progresistas”, puede que el caso se traslade al Constitucional donde hay mayoría “progresista”. Pero, ¿qué clase de democracia es ésta -y otras como la de USA- que le quitan abiertamente la venda de los ojos a la Justicia? ¿Cómo que conservadores y progresistas? Es para echarse a temblar.
Aquí el señor Sánchez sigue siendo congruente. Este sistema de reparto del poder judicial lo ha ideado el poder ejecutivo-legislativo PSOE-PP, por consiguiente, Sánchez imita a Franco que lo tenía todo para él. Sánchez quiere todo el poder para los nuevos soviets de pacotilla igual que PP y Vox desean todo el poder para el capital privado. Sánchez ha buscado una seña de identidad para el fracaso histórico de la izquierda y lo ha encontrado mientras que las derechas le dicen: oye, que eso ya estaba resuelto en la Transición, os legalizábamos y vosotros le dabais besos a la bandera real, al rey, a los nobles y altos burgueses, a la Iglesia, y empieza el juego.
Fanatismo y guerra civil
El error está en el fanatismo y en el personalismo. Cuando todo este panorama se despliega 50 años después del óbito del dictador mientras que China se ha colocado a la cabeza del mundo en poco tiempo, Rusia se ha reconstruido con guerra y todo hasta el punto de que Trump le tiene respeto y le entrega el 20% de Ucrania. Cuando gracias a los ordenadores cuánticos y la Inteligencia Artificial ya hasta el pensamiento puede oírse. Cuando Rusia tiene dos proyectiles no detectables que portan cabezas nucleares, cuando millones de personas pierden y perderán sus puestos de trabajo a causa de la IA, cuando el mundo ya no es unipolar sino que vuelve a ser multipolar y si Europa se está quedando atrás a España casi no se la ve en los rankings salvo en los de pobreza y exclusión social, ¿a qué c… viene tanto follón?
La Transición fue un apaño para agradar a EEUU y a Alemania y a los poderosos de Celtiberia. Lo que ahora se necesita es eso a lo que llaman pacto de Estado, si el PCE se hubiera negado a toda Transición en 1975 y antes, esto hubiera sido un infierno porque era el partido más poderoso incluso en la clandestinidad. Si el 23-F la dirección del PCE nos hubiera dado la razón a los muchos militantes y exmilitantes que nos reunimos espontáneamente en la puerta de la sede del PCE Andalucía, calle Teodosio, 60, Sevilla, pidiendo que asaltáramos cuarteles para hacernos con armas y defender la democracia ante Tejero, hubiera sido terrible.
Quienes ahora siguen erre que erre mirando al pasado y revisando la Historia son quienes no tienen nada que ofrecer en primer lugar a los jóvenes que miran al futuro y que no tienen ni derecho a techo, trabajo e incluso comida. ¿Qué clase de progresismo es éste? Habéis perdido, camaradas, os aconsejo un paso atrás y dos adelante, Larga Marcha y luego atacar de nuevo, unidos.
¿Queréis otra guerra civil? ¿Con cuántos ejércitos esta vez? El de los vascos, el de los catalanes, el de los gallegos, el de los castellanos, el de los trotskistas, el de los anarquistas, el de las feministas, el de los inmigrantes ilegales, hasta el de los andalucistas y el de las Nuevas Brigadas Internacionales. No tenéis nada que hacer así y así es como estáis, traicionando vuestros principios, de revolucionarios y progresistas tenéis lo que yo de descendiente de Cleopatra.
La sección de Luis Carandell fue recopilada en un libro que aún posee demanda. Sobre él se ha escrito: “Aquí está la Celtiberia entera, enamorada de sí misma y al tiempo dispuesta a suicidarse cualquier día que la dejen. La Celtiberia negra a ratos, quien sabe si verde, colorada de vergüenza, pequeña, presuntuosa, pero entrañable...”. A ver si nos aclaramos, señoras y señores, con esta España celtibérica, un poquito de por favor que para dos días que vamos a vivir…


