Destruyendo el equilirio del temor

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Pedro Sánchez, tras cinco días de incertidumbre y temor, anunciando su decisión de seguir al frente del Gobierno de España.
Pedro Sánchez, tras cinco días de incertidumbre y temor, anunciando su decisión de seguir al frente del Gobierno de España.

Aparentemente desolado, fuese don Pedro Sánchez a su fin de semana con estrambote. Sus huestes le cantaron aquel bolero de Agustín Lara, con María Jesús Montero de solista y animadora: "No sé por qué te fuiste/Qué triste me dejaste/Si vieras qué difícil es vivir sin ti/. No puedo consolarme/Qué negro es mi destino/. Tú volverás y volverás/Porque te quiero./ Has de volver, has de volver/Porque te espero./ Tú volverás y volverás porque me quieres/Y has de volver porque tú sin mí te mueres". 

En efecto, ante la desesperación de su tribu, don Pedro no tuvo más remedio que volver, se necesitan mutuamente para poseer un motivo con el que existir: preservar la democracia, encarnada por ellos/as, el asunto ya no son los versos de Antonio Machado: "¿Tu verdad?  No, la Verdad,/ y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela". Su verdad, la verdad de ellos, es la verdadera verdad, algo que legitima y justifica que otros puedan declarar lo mismo. Ya tenemos un nuevo profeta que ha venido a encender hogueras, no a apagarlas, y a que el hijo se enfrente con su padre. Este nuevo profeta se apropia del refrán: "Justicia, señor, pero por mi casa, no". Es decir, la regeneración es asunto de otros, él y los suyos son los curas que confiesan y endosan la penitencia.  

Cuando volvió, aparentemente henchido de energía, anunció con claras palabras la destrucción del equilibrio del temor que es el que permite que exista lo que llamamos democracia. Pedro Sánchez está desmontando ese equilibrio. A nivel macro, el mundo no se ha destruido ya debido a que tras la Segunda Guerra Mundial el dúo USA-URSS se apuntaba mutuamente con misiles nucleares de largo alcance. Eso era el equilibrio del terror. Cuando se desintegró la URSS por hábiles maniobras del Mercado y el Vaticano y porque estaba podrida por dentro -iba contra natura-, al creer USA que el capitalismo había ganado la batalla comenzó a desmontarse el estado de bienestar y el neoliberalismo a campar a sus anchas, ya tenía ganas de haberlo hecho desde los años 30 del siglo XX, lo que pasa es que les dio miedo de Stalin y su URSS y el liberalismo ganó al neoliberalismo. 

Muerto el "perro" URSS quedó el otro "perro" USA victorioso, aparentemente. Pero China primero y Putin después, más sus adláteres, tomaron nota. Hoy hemos vuelto al equilibrio del terror -corregido y aumentado- que por el momento nos está salvando, no sé por cuánto tiempo, hay demasiadas pistolas repartidas por los cajones de la casa Tierra y ya se sabe que cuando en una película u obra de teatro aparece una pistola es que alguien va a usarla. 

En España quieren acabar los nuevos revolucionarios progresistas con el equilibrio del temor. Ahí está el caudillo, el que ha desenterrado al otro caudillo tal vez para reservarse él el sitio cuando se vaya al otro mundo. Desde hace tiempo hay una dictadura de papel celofán en el mundo: la del mercado. Como el mercado tiene que poseer libertad para sí mismo y de esa forma mover sus intereses con soltura y sin ética, comprendió que debía imitar al Evangelio y permitir que las migajas que caen de su mesa se las comieran los pobres ciudadanos y de esa forma se creyeran libres y democráticos. 

Regresa ahora el viejo deseo marxista de los siglos XIX y XX, vestido de mística, ignorancia, progrerío y demagogia: que los parias proletarios digitales y los vulnerables ocupen el poder a costa de los ricos. Y la vanguardia del proletariado en España está encabezada por el nuevo Lenin español: Pedro Sánchez. A mi juicio, compararlo con Lenin es un insulto para Lenin, pero vamos a dejarlo así ante los hechos que vengo observando. 

Lenin es un revolucionario, Sánchez es un revoltoso, un millennial tardío muy trabajador para sí mismo que desea para los demás aquello que le hace más feliz a él: pasar a la Historia como el libertador de España, el que predijo con mucha anticipación que el fascismo-nazismo venía de camino y él lo supo parar a tiempo con la ayuda de sus apóstoles a quienes les cantaba aquello de: "todo lo que tengo es tuyo si por mi camino vas", algo falso en realidad porque todo lo que tiene alguien es primero de ese alguien y de otros cuando el alguien la casca y ya no puede tenerlo.  

Los políticos y los periodistas a los que Sánchez quiere desterrar le están diciendo al pueblo español que debe movilizarse antes de que el nuevo caudillo siga con su marcha sobre Roma. Como le manifestaba Graco a un todavía joven César en la película Espartaco, el Senado quería a Roma como mujer mientras que el futuro dictador, Craso, la prefería como esposa. Pedro Sánchez parece pensar algo parecido.  

Nietzsche tal vez lo admiraría por el título de su libro, Manual de resistencia, así como por sostener su regeneración contra vientos y mareas que Sánchez llama fachosfera. Luego, cuando el filósofo alemán se enterara de quién es en realidad el señor Sánchez, tal vez dijera que procede de la mentira ancestral humana. Desde luego, Sánchez ha tenido y tiene mérito: lo echaron del partido o se fue él que casi es lo mismo; El País emitió editoriales demoledores contra él en tiempos de Antonio Caño. Y el mozo agarró su auto y en lugar de meterse en el maletero se fue con la cara bien descubierta a conquistar o reconquistar lo que creía que era suyo, lo logró y, además, mandó a Caño a por habas y ha conseguido crear en sus acólitos una dependencia emocional patológica y un miedo a la libertad de narices. 

Nadie le tose, hasta yo, que no soy de ningún partido ni tribu ni tengo interés en serlo, me callaría si el mocito éste -que tenía seis añitos cuando servidor votó sí a la Constitución de 1978- o alguno de sus soldados me llamaran al nuevo orden. Me dedicaría a escribir sobre los peces de colores si me avisan, a mis años no quiero follones, me interesa más cuidarme la próstata. 

Otrosí, no me doy por aludido en esas llamadas de la derecha a movilizarme. Como dije, voté la Constitución y voté sí, tapándome la nariz, porque entonces estaba en el Partido Comunista y fue una consigna leninista, una orden de arriba y las órdenes se cumplen, por aquellos tiempos esas chorradas del posmodernismo y el postureo no existían en la medida enorme de ahora, por fortuna. Ese Franco desenterrado al que tanto nombra Sánchez y su ejército no hubiera ganado la guerra si la mitificada Tercera República no llega a ser tan torpe, con varios ejércitos, otro ejército de bodoques quemando iglesias y santos en nombre del pueblo y matando curas sin ton ni son en lugar de tomar nota bolchevique del asunto. Por si acaso, las democráticas Inglaterra y Francia la dejaron en manos fascistas.    

La Constitución establece que es el rey el máximo garante de la Carta Magna y el jefe máximo de las Fuerzas Armadas. Encima que voté su Constitución no voy a hacerle el trabajo, la soberanía reside en el pueblo español, supongo que el pueblo español empezará por él, por el rey, él sabrá si va a seguir tan centrado en los follones de palacio con su familia, si va a servir a España o si tiene preparado el Falcon que con mucho gusto le prestará don Pedro para que se vaya de aquí como hizo su bisabuelo. "A enemigo que huye, puente de plata", pensarán Sánchez and company.   

La situación es seria, lástima que me agarre de mayor. Sánchez quiere todo el poder para sus soviets, a veces lo comparan con Venezuela y Maduro. Poco que ver por mucha Delcy que viniera a España con maletas misteriosas. A Venezuela la han boicoteado por todas partes, la han amenazado los gringos con invadirla, la han metido en el eje del mal, han intentado asesinar al propio Maduro, han reconocido a un Guaidó que ha salido por piernas del país, le han congelado su oro y su dinero los bancos occidentales, le boicotean su petróleo, Chávez no fue causa de nada sino efecto de las codicias de anteriores presidentes unidos a las castas dominantes gringas en contra de la mayoría de los venezolanos. Llegaron los chavistas, entre la lógica reacción del poder mercantil mundial y la corrupción del régimen, Venezuela sin barrer y sus gentes padeciendo. Y rusos, chinos y árabes echándoles una mano a los malos actuales que fueron los buenos ayer, como siempre pasa. 

Sánchez y España no son lo mismo, aquí solemos matarnos solitos, sin presiones, sin aislamientos, con Franco estuvimos aislados y seguimos para delante, en 1959 vino Eisenhower y nos bendijo. Claro, el poder mercantil bendice antes a una dictadura fascista que a una dictablanda "progresista". Estamos en manos del rey, del PP, de Vox y de la UE. Y de Sánchez que es quien tiene la verdad. Veremos quién gana o si perdemos todos, todas y todes con esta destrucción paulatina del equilibrio del temor que ya está en marcha desde hace años. ¿O no lo ven? La destrucción de ese equilibrio conduce a un solo temor -incluso a un terror cotidiano, local- y lo normal en sociedad es que existan varios.    

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