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Título del escrito de la periodista Mar Gallego, que se concretaban más en un intrigante subtítulo que rezaba transfeminismo andaluz y otras prendas que tu no veías, invitando a indagar en el texto.

Hace unos días enredada en las redes me encontré con el manifiesto “¡Cómo vaya yo y lo encuentre…!”. Un título que sin duda trae a la mente la imagen de muchas madres resignadas ante la ineptitud de la prole para encontrar aquello que busca. Sin embargo, los objetos perdidos a los que en esta ocasión hacía referencia la autora del escrito, la periodista Mar Gallego, se concretaban más en un intrigante subtítulo que rezaba transfeminismo andaluz y otras prendas que tu no veías, invitando a indagar en el texto.

“¡Cómo vaya yo y lo encuentre…!”, decían nuestras madres cuando extraviábamos aquella prenda de ropa y les pedíamos de manera tirana que vinieran ellas a encontrarla… No la veíamos porque nunca vimos nada de lo que hacían. Sus trabajos estaban totalmente invisibilizados y, ni ahora, siendo “feministas formadas” logramos abrir los ojos y mirar hacia nuestras propias raíces desde un enfoque interseccional que ponga en pie nuestros orígenes y nuestra cultura. La andaluza: el sur que limpiaba las vergüenzas al norte y que sobrevive arrastrando su discriminación histórica en silencio. Su negación histórica… No más".

Ojo cuidado, vaya prenda recoge la gaditana en el primer párrafo. Pues la colada es larga y sin desperdicio. No se deja puntada sin hilo, ni hilo sin dedal. Ventea toda la ropa perdida y las tiende en la azotea alta para que se aireen al levante, al poniente y a los vientos que hagan falta. Y tanto que hace falta.

Se trata de un  proyecto que forma parte de una inquietud personal de la propia Mar Gallego, con la intención de abrir la conversación en torno al tema, haciendo visible las diferencias culturales que existen también dentro de la lucha feminista. El manifiesto destaca que es “un intento por rescatar esta interseccionalidad en nuestras miradas”, rescatando “también la potencia de nuestras raíces que tantas veces es ridiculizada en otros lugares”.  

Así, a lo largo del manifiesto busca poner el foco en “nuestras diferencias históricas y nuestras particularidades dentro de los propios feminismos y transfeminismos y empezar a dar voz a las violencias que recibimos también por nuestros orígenes”: la “falta de admiración y reconocimiento hacia nuestras personas por el hecho de hablar andaluz”, “los comentarios que nos juzgan, nos descalifican, nos desempoderan y nos invitan a cambiar nuestras gesticulación y lenguajes para adoptar las formas hegemónicas”. Busca “reivindicar nuestra fuerza y “poderío” y empezar a hablar de las personalidades andaluzas que, a lo largo de la historia, desafiaron con su arte, sus escritos, sus palabras, sus taconazos… las normas de género”. Para ello reivindica la palabra y las muchas formas de hablar: “en patios de vecinas, a la fresquita, en corralas, en nuestros goces de baile y cante, bajo la estufa de picón”.

Reivindica generar un feminismo y transfeminismo andaluz sin tabúes y sin complejos, invitando a descubrir la transgresión y la subversión en nuestras propias raíces, en nuestro pasado de lucha, “recuperando incluso los espacios vecinales”. Además, busca resignificar los cuidados y ponerlos en la base de sus reivindicaciones, ponerlos en valor, convirtiéndolos en “la base de nuestra construcción conjunta pero de una forma equitativa, libre de clasismo y sexismo”, cuidados articulados desde la organización colectiva. “Nuestras bisabuelas fueron cuidadoras, nuestras madres lo fueron, nuestras tías… Nosotras…”.

“Los cuidados han formado parte de una cultura machista en la que nuestras hermanas llamaban “Mi Señora” a la dueña de la casa a la que iban a servir cada día. Nosotras crecimos con eso: con esa rabia interna que nos colocaba —sin haberlo elegido— en el lugar de la sirvienta. En casa nos felicitaban más por limpiar la casa que por ser buenas estudiantes”.

Por último apela a la “magia del sur en la que, con poco, organizamos nuestros encuentros, tejemos nuestras redes y practicamos sororidad”, desafiando el capitalismo si hace falta. Tomando los colores y la alegría por bandera, como venganza, utilizando la risa, politizando la alegría.

“Jugar con la ironía, el humor y con colores. La alegría es una de las bases más sólida de nuestra forma de hacer transfeminismo. Donde tú ves folclore, nosotres vemos revolución”.  ¿Crees que no existe un Transfeminismo andaluz? Pues tiembla porque… “Como vaya yo y lo encuentre…”.

La intención de la autora tras el manifiesto es recopilar información y hacer una labor de difusión y reflexión conjunta usando el entorno online.

Manifiesto de mis entretelas que sin duda no dejará indiferente a nadie. Al que me adhiero y comparto. Aquí lo he remendado un poco, pero en el siguiente enlace lo podrá disfrutar al completo, con su tira bordá.

Puedes leer el manifiesto completo aquí.

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