Un momento de la manifestación de pensionistas celebrada en Jerez.
Un momento de la manifestación de pensionistas celebrada en Jerez.

Estimado y estimada militante,

Sé que son unos días duros, probablemente, los más duros del último lustro.

Sé que es complicado ver cómo la ola de ilusión a la que subiste aquel 15M ha terminado absorbiéndola la arena, dejando el salitre de lo que un día fue.

No menos difícil asistir al cruce de reproches, a los comentarios malintencionados en las redes sociales, a la inquina de quienes llevaban meses con el puñal escondido bajo el brazo o a la satisfacción de quienes os dan por muertos.

¿Pero sabes qué? Creo que no es el momento de agachar la cabeza, sino de alzarla con orgullo. Ahora más que nunca juegas un papel necesario. Es necesario el colchón de la comprensión, la fraternidad y el hermanamiento. Es necesaria la sonrisa amable, la mirada cómplice, el brazo que te levanta, el lado humano de este gran circo de la política. Porque la política, más allá de lo que digan los medios, siempre han sido las personas, por más que nos quieran hacer creer lo contrario.

La convicción en un ideario compartido y el bien en común es lo que un día os ilusionó y, no lo dudes, puede volver a ilusionaros. La vida son ciclos y tras esta tormenta, se esconde un nuevo sol. Como otros pueden ganar, tú también puedes volver a hacerlo. Pero solo puede repetir quien no baja los brazos.

No son pocos, por cierto, los motivos por los que puedes enorgullecerte. Eres la resistencia que dejó frustrada a la ultraderecha, parte de los que le han arrebatado un tercio de los votos en apenas un mes -y en medio de un tenebroso entorno europeo-, eres también el colchón de tu partido, el suelo que lo separa del abismo, los pulmones cuando falta el aire. Has enarbolado con el compañerismo, la pegada de carteles, tus opiniones en las asambleas, tu ciberactivismo y tu buen corazón, una idea de un mundo mejor. Pocas personas pueden decir que han construido algo así de manera altruista. Con tu presencia, tus acciones, tus opiniones, contribuyes de manera directa o indirecta a crear un espacio de entendimiento, a la postre, una sociedad mejor. Podrá traducirse en más o menos concejales, pero no es baladí.

Hoy, que no tiene prensa el activismo, que lo devalúa la política de despachos, que lo minimizan quienes solo quieren sillones, que se ríen de ustedes lo que nunca se comprometieron con nada ni nadie, te quiero dar las gracias. Gracias por el empuje, el tesón y el corazón. Gracias porque con tu esfuerzo, el mundo tiene la obligación de repensarse, de cuestionarse. Sin ti, la sociedad quedaría varada o atada al bolardo de un puerto abandonado. Tu ola, le acerca un poco más a la tierra soñada.

La utopía, como dijo el sabio, sirve para caminar. Y para navegar a un nuevo horizonte.

Gracias por imaginarlo.

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