Isabel Díaz Ayuso, líder del PP madrileño.
Isabel Díaz Ayuso, líder del PP madrileño.

En las pugnas internas no siempre bien conocidas en profundidad pese al carácter de primera plana otorgado al partido ultra conservador, Isabel Díaz Ayuso lleva ganados todos los encuentros. Hasta el “moderado” (?) Feijóo se arrima a ella, podría ser para tenerla controlada o mejor para no caer también abatido a sus pies si osara enfrentársele. Y es que si hasta Montesinos guarda su casadismo para mejor ocasión, es que la cúspide militante —y también la base— del partido está con la ultra nacional-sindicalista. Por tanto reina en el grupo el nacional sindicalismo que es como decir el franquismo, o el nacional-socialismo pero sin socialismo, igual que entonces.

Por eso si gana Ayuso pierde España. Hablan de España sin definir España, para ellos y ellas una simple nebulosa, ni siquiera una idea. Y, cuando se intentan acercar a una idea se alejan: como reza la pintada firmada por el partido de ultraderecha —menos libros y más España— en él lo más parecido a una idea es promover la incultura, el desconocimiento que conduce al primitivismo, al adocenamiento, al conformismo, a la irresponsabilidad, sus mejores caladeros de votos. No pueden definir la palabra “España”, no pueden definir las palabras “patria” o “nación” porque ni idea tienen del significado de cada una de ellas. Para la ultraderecha “España” es una palabra vacía y las palabras vacías pueden servir para gritarlas, para medrar, para matar en su nombre, pero no se puede construir nada a partir de ellas.

O quizá, simplemente, por incapacidad no pueden buscarle una definición como no sea la indefinición, aquel “unidad de destino…” joseantoniano; simplemente no pueden reconocer la deriva totalitaria de lo que sin haber sido nación llegó a constituir un Estado. Decía el canciller Bismarck: “España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse y todavía no lo ha conseguido”. Pena que no podrá verlo, porque está mucho más cerca. El auge de Ayuso y el de su tapado Abascal, parecen prestos a llevar a reventar todos los esquemas, entre ellos eliminar el ya de por sí alto nivel de intolerancia y capacidad de empatía con los más necesitados. Europa no puede permitirse el lujo de soportar una dictadura en su seno. Ya sufre bastante con los regímenes de alguno de los países miembros. Pero el Estado español no es Inglaterra y no puede salirse de la Unión Europea por más que la ultraderecha quiera reconstruir el imperio… de sus falsedades y demagogia.

Por eso pierde la democracia y, pierde el Estado español en su conjunto con el auge de la ultraderecha de Ayuso y Abascal. Pierde con su guerra abierta a todo cuanto salga del gobierno, tergiversando aquello que pueda beneficiar mínimamente a la mayoría. Pierde España porque se abren más las grietas del centralismo exacerbado y porque provocan división cuando niegan su voto a todo tipo de mejoras y al mismo tiempo lo disfrazan de mejora con la  falsedad de su discurso de falso progreso para “su” España. Es decir: para nadie, porque su España es nada, no existe.

En todo caso a alguien sí defienden. Defienden el beneficio de las oligarquías, el de los bancos, eléctricas, inmobiliarias, grandes grupos económicos del IBEX. O hablan de bajar impuestos pero ocultan la “letra pequeña”, dónde se aclara que la bajada sólo es para grandes fortunas. Pretenden volver al centralismo franquista e imponer una dictadura cuando lo que se necesita es derogar leyes de corte totalitario y reformar la Constitución pero en sentido de avance, no para volver al franquismo. Esos son los “detalles” en que deberían fijarse los votantes y no en los adjetivos de sus discursos, siempre vacíos de contenido y concreción.

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