La respuesta de Ayuso a Podemos que relaciona a los comunistas con los neandertales.
La respuesta de Ayuso a Podemos que relaciona a los comunistas con los neandertales.

Todavía no ha terminado, pobres creedores. La escasa democracia que se coló en la euforia del 76-77, se perdió el 82, cuanto tantos felices embaucados como desengañados después, hicieron titánico esfuerzo para creer capaces de apuntalarla a los protegidos de Willy Brandt. ¿Cómo se puede asentar la democracia con leyes Corcuera y mordazas y una Constitución contradictoria consigo misma, entre otras trampas? La resistencia de las estructuras franquistas sólo cedió en parte por las presiones desde dentro y fuera, hasta que se fueron debilitando. Y poco a poco, otros 40 años después, aquel mismo inmovilismo, que a su vez forzó el simulacro de democracia, ha vuelto reforzado con la experiencia con la intención de volver. De volvernos al pasado. Pero no a 1936, eso ya es poco para ellos. Nos quieren llevar, nos están llevando si no despabilamos, a 1934.

Esto es peor que el franquismo, es la superación de sus propias estructuras ideológicas y físicas, pero bajo apariencia democrática. Eso es lo peor. La democracia española, perdida en las estructuras orgánicas, en el Gobierno, en la justicia, en las contradicciones legales, ha quedado sólo en lo superficial. En el mínimo aparente, en permitir un voto cada cuatro años, o cuando al/la gobernante de turno le conviene para defender sus intereses circunstanciales de partido.

Madrid no es la locomotora del Estado. Madrid —no la ciudad: la estructura— no lleva tras de sí más carga que la de su propia burocracia. Madrid no es una locomotora: es un lastre. Es la carga que lastra el progreso, la recuperación de la economía, el despegue de todo el Estado. Y de algunos sitios más, véase Andalucía. Madrid marca el paso; en Madrid se toman las decisiones que pagamos todos. Se toman de espaldas, por eso vamos de culo. De Madrid brotan las leyes y su puesta en práctica. Desde Madrid se decide la economía y la política a sus órdenes y a su servicio. Y en Madrid reside y de ahí se proyecta el mayor foco de corrupción, que por desgracia no avergüenza a nadie, al contrario, desde Madrid, aquellos que anunciaron «imponer limpieza» se limitan a asustar a la gente para aprovechar el mal gobierno e ir colando el régimen autoritario, único cambio que les importa. El corral de la Carrera de San Jerónimo, hecho reality desde el circo donde los acusados, por toda defensa, se limitan a atacar y faltar a las personas. Ya ni siquiera basta el «y tú más». Ahora es directamente pelea de vecindonas con más frases que razones

Pero el circo de Madrid se refleja en todo el Estado, unos porque siguen sus dictados. La mayoría porque sufre las carencias dictadas desde Madrid por quienes tienen poder y fuerza —que es poder— para decidirlo. Mientras, los que anunciaron y falsearon la lucha por la regeneración se limitan a culpar de todos los males a las autonomías, para ocultar los verdaderos culpables a cuyas órdenes se mueven y para obtener la involución que añoran, acabando con el Estado para acabar con las comunidades autónomas. Porque si algo rompe el Estado, no serán las autonomías, será, es la cerrazón unitaria dictatorial que fomenta y aumenta las grandes diferencias entre las favorecidas y las abandonadas o simplemente condenadas y boicoteadas.

Es a estos aspirantes al nacional—sindicalismo a quien Ayuso reclama ayuda y a quienes protege a su vez. Cuentan con las simpatías y el apoyo de una clase acomodada, enriquecida gracias al empobrecimiento general, a quien la ex y candidata a continuar su guerra contra lo que le gusta suponer «izquierda», está movilizando para situarla en la posición de gobierno para que puedan imponer la autocracia a que aspiran, porque para eso nacieron. Es inconsciente de que acabar con las autonomías es también bajarla de su presidencia. O no. O  quiso y quiere volver a alcanzar el pódium madrileño para muestra y ejemplo de otros añorantes. Y para mantener la mala imagen, la mala fama de España en Europa, porque España no es Hungría; no es Polonia. En centro Europa, aunque la ideología dominante tenga similitud con la defendida por la ex, al menos saben discutir, saben plantear sus postulados de forma civilizada. Su capacidad de respeto es mayor.

Se ha hecho brillar a Madrid para apagarnos a todos, para que todos miren su brillo artificial. Ayuso promociona a la ultraderecha que es lo más afín a su afición. Después de 82 años, la batalla de Madrid no ha terminado. Sólo está en una nueva fase. En el 39 simplemente ganaron unos y echaron a los otros. En el 77, quemados, dieron un paso al lado, nunca se retiraron, para tener tiempo de reponerse. Para hacer creer que aceptaban la democracia, cuando sólo les interesaba el nombre. Para convencer que la verdadera democracia es una idiotez y las autonomías una máquina de gastar. Ocultan, de forma vergonzosa, que la mayor y más nefasta máquina de dilapidar dinero sin resultados es el Gobierno, capaz de gastar en capitalizar bancos mucho más del que hubiera costado revitalizar la economía a partir del verdadero motor: las empresas y las familias. El centralismo está incrustado en las mentes y rebrota en cuanto se remueve un poco la tierra que las obnubila y todo cuanto labore en su favor encuentra terreno abonado.

Se ha hecho brillar a Madrid y ahora el pueblo de Madrid tiene una oportunidad de regenerarse y desmentir su condición de succionadora, de utilizar la fuerza de los demás, de hacer que quienes se miran en él no caigan en la trampa de coadyuvar al crecimiento del fascismo en Europa. Ahora, sí, tienen en sus manos la oportunidad de comenzar la regeneración del Estado. Esperemos sepan estar a la altura y merecerse el respeto de todos.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído