Ay, septiembre

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Septiembre tiene dos caras y lo que está claro es que, contra su llegada, no podemos competir.

Muy puntual y rozando la misma hora, así llega septiembre un año más. Nunca falla, siempre aparece cuando terminan los últimos suspiros de agosto. Marca pasado y futuro, antes y después, lo que ha pasado y lo que está por pasar. Es, sin lugar a dudas, un segundo Año Nuevo.

En este tiempo aparece la nostalgia de un verano de noches largas, cervezas entre amigos, piscinas de agua y de luz, días interminables, helados y granizadas, festivales, conciertos, ferias… un sinfín de palabras que evocan alegría y bienestar. Hablamos de hacer todas esas cosas por última vez antes de que empiece el mal tiempo, pues queremos despedirnos de todo antes de que el frío decida aparecer, para ir inmovilizándonos poco a poco.

Pero este mes, si por algo se caracteriza, es por la paradoja que lo rodea y recubre. Así es, pues más allá de la tristeza que pueda suponer decirle adiós al último verano, ya son muchos los que hablan de que quieren volver a la rutina para organizarse, empezar a comer bien, apuntarse al gimnasio o seguir un horario fijo.

Y es que, sin lugar a dudas, supone un nuevo comienzo. Los mismos propósitos que nos hacemos el 1 de enero, aparecen el 1 de septiembre. Por eso es en sí una paradoja, porque una parte de nosotros no quiere que llegue, mientras que la otra desea ponerse al día. ¿Acaso no hemos escuchado decir a alguien cercano que el día 1 inicia la dieta?, ¿o que empieza a correr?, ¿o a irse a la cama más temprano?, ¿o dejar de fumar?...

Y una vez más, todos esos propósitos que pasan de brindarse con champán a brindarse con las últimas cervezas o granizadas, marcan el antes y después del estilo de vida que vamos a llevar. Para que nos entendamos, es como si todo lo que hubiésemos vivido hasta aquí fuese anárquico y, a partir de ahora, se convirtiese en estricto y rígido. No obstante, me descuelgo de este enfoque dual y optimista, que brinda por las nuevas oportunidades, cuando escucho que mucha gente prefiere un verano más corto. Supongo que esto es algo muy subjetivo y depende de cómo lo vivas porque probablemente algunos ¡ni han empezado sus vacaciones!

Por otro lado, y siguiendo con el tema paradójico, podemos decir que el noveno mes del año nos trae consigo muchas despedidas, de amigos de playa, de lugares bonitos, de frutas temporales, etcétera. Pero no tenemos en cuenta lo que, como consecuencia, nos regala: los reencuentros. Se trata de ver a los amigos de clase, compañeros de trabajo, colegas, amistades de natación, conservatorio o zumba; es decir, se trata de ir completando una vez más nuestra vida con personas que conforman nuestra cotidianeidad y hacen el día a día mucho más llevadero.

Septiembre tiene dos caras y lo que está claro es que, contra su llegada, no podemos competir

Además, son días de incertidumbre y de arriesgar. En primer lugar, esa indecisión suele rodear a los que se examinan buscando una segunda oportunidad que les permita poner fin a lo que ha sido un periodo amargo con libros y apuntes delante. Ellos, en esta paradoja, están esperando pasar esas pruebas para dedicarse en cuerpo y alma a un pequeño verano mental. En segundo lugar, es el tiempo de arriesgar, pues son muchos quiénes se inician desde cero en carreras no solo universitarias: irse al extranjero en busca de trabajo, decantarse por la beca Erasmus, abrir un nuevo negocio y, hasta crearse una nueva cuenta en el banco.

Ah, y otra cuestión de la que no nos podemos olvidar es que septiembre lleva de la mano a alguien que se quedará con nosotros durante tres meses, el otoño. El calor nos gusta, pero nos termina agobiando, sin embargo, el otoño nos permite respirar. Por sacar una parte positiva a eso de que se terminen las noches interminables, podemos decir que ahora empieza el reunirse a mediodía para tomar algo, al salir de trabajar, con una chaqueta finita que permita al sol llenarnos de vitamina y refrescarnos por dentro.

Las calles comienzan a llenarse de gente antes, con cafeterías que tendrán todos los días una cita con los más golosos sobre las cinco de la tarde. Dejamos de tener miedo a salir después de comer y nos decantamos por los paseos por el campo, por el río o, por cualquier lugar que permita romper esa rutina que iniciamos.

Septiembre tiene dos caras y lo que está claro es que, contra su llegada, no podemos competir. Olvidémonos de que el ser humano es un ente superior porque cuando la naturaleza se cruza, no hay ser que compita contra ella. Así que, quédate con el recuerdo del verano pero prepárate para salir de la madriguera en esta segunda oportunidad que tenemos para empezar el año. ¿Hasta ahora el 2017 no te ha ido bien? Tira los dados que septiembre empieza a jugar.

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