Año nuevo, todo igual

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

'El Chicle', en una imagen de archivo.
'El Chicle', en una imagen de archivo.

Podemos acusó al PP de hacer "debate electoralista", y por ahí van los tiros, sin lugar a dudas. Yo estoy a favor de la prisión permanente revisable, y no por lo que le ha ocurrido a Diana Quer, hay muchos otros casos que, en mi opinión, la merecen.

Recién entrados en el año 2018, tengo la certeza de que todo sigue igual. Al fin y al cabo, cambiar de año no es más que el paso de un día a otro, y por mucho que algunos quieran marcar un cambio de tendencia radical, lo cierto es que es una continuidad. Nos acostamos por la noche y nos levantamos por la mañana, no hay más. Buenos deseos, propósitos de enmienda, dejar de fumar, adelgazar, apuntarse al gimnasio y otras promesas que, en la mayoría de las ocasiones, apenas soportan el primer mes. Nada nuevo bajo el sol.

En una tertulia televisiva en la que participé días atrás, uno de mis compañeros apuntó que en la provincia de Cádiz la lista de deseos para los años que comienzan es la misma desde hace prácticamente una década, y no le falta nada de razón. Pasan los años pero las reivindicaciones son las mismas, para nuestra desgracia común.

Y es que si hay alguna faceta pública en la que nada cambia, año tras año, década tras década, es la política. Ya podemos prepararnos para este año, en el que la proximidad de las elecciones municipales de 2019 harán que las promesas pre electorales comiencen en breve, si es que ese periodo no ha sido ya inaugurado.

La política va a su aire

Más allá del ámbito local y provincial, a nivel nacional los políticos siguen dejando claro que ellos tienen sus propios tiempos, y estos están por encima de momentos tan delicados como la aparición del cuerpo de la joven madrileña Diana Quer, presunta víctima de agresión sexual y asesinada por José Enrique Abuín, apodado el Chicle, en agosto de 2016.

El eterno debate entre defensores y detractores de la prisión permanente revisable saltó a los medios casi antes de que los investigadores pudieran rescatar los restos mortales de la desdichada chica del pozo en el que Abuín la había ocultado, en una nave abandonada en el municipio coruñés de Rianxo. Este caso fue mediático desde su inicio, se dijeron cosas despreciables, y supongo que eso habrá ayudado a que muchos enarbolen de nuevo la bandera de lo que antes se conocía como cadena perpetua, aunque haya habido, que los hay, otros delitos que también pudieran merecerla.

El pasado mes de octubre, el Congreso de los Diputados suprimió la prisión permanente revisable, contando sólo con los votos del Partido Popular por mantenerla y la abstención de Ciudadanos. Ahora, los populares han iniciado una campaña para responsabilizar tanto al partido naranja como al PSOE e Unidos Podemos y el resto de formaciones que nos les apoyaron de que el Chicle no pase el resto de su vida en la cárcel. El luto, cada vez más en desuso, pasó inadvertido. Es lo que tiene la guerra política en este país.

Podemos acusó al PP de hacer "debate electoralista", y por ahí van los tiros, sin lugar a dudas. Yo estoy a favor de la prisión permanente revisable, y no por lo que le ha ocurrido a Diana Quer, hay muchos otros casos que, en mi opinión, la merecen.

Estoy convencido de que la repercusión mediática de este caso concreto ha sido primordial para que los populares decidieran lanzar esta campaña, y los demás han recogido el guante en vez de posponer un debate que, por otra parte, ya tuvo su resolución en el Congreso de los Diputados, lugar en el que la política debe ser ejercida, no en el calor e inmediatez, que tanto nublan la razón, de las redes sociales.

Este caso, en este año que acaba de echar a andar, me ha llamado mucho la atención, pero ya sabemos que en política todo es posible, no sé como sigo sorprendiéndome. Otro momento glorioso de esta semana ha sido cuando se dio a conocer el dato del paro, y es que ya se sabe que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana.

El desempleo ha descendido, y aquí en Andalucía de manera destacada. Con unos números positivos no era de extrañar que unos y otros, PP y PSOE, se atribuyeran el mérito y culparan al rival de no hacer lo suficiente en materia de empleo. Leer las notas de prensa de ambos partidos daba que pensar, y es que parecían hablar de dos lugares distintos.

Si ni tan siquiera son capaces de ponerse de acuerdo para identificar y atajar las causas de un asunto tan primordial como el desempleo, resulta difícil pensar que se ejecuten políticas beneficiosas para salir del pozo en el que, a pesar de la mejoría, seguimos metidos.

Año nuevo y todo igual. Sólo cambia un dígito, Suerte para todos y que sus proyectos lleguen a buen término.

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