La alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, durante la presentación de la plaza Belén, junto a otros ediles del gobierno local. FOTO: MANU GARCÍA.
La alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, durante la presentación de la plaza Belén, junto a otros ediles del gobierno local. FOTO: MANU GARCÍA.

Se pudo conseguir un Plan Urbano para el centro histórico, pero no se mostró el más mínimo interés. En cambio, se apostó por un modelo urbanístico insostenible que convirtió Jerez en una ciudad incómoda e inabarcable desde el punto de vista de los servicios públicos. Mientras la almendra histórica se desangraba desde todos los puntos de vista (habitacional, patrimonial, cultural...), las urbanizaciones de unifamiliares crecían y crecían, lo que a su vez provocaba una desafección en la propia población de la ciudad, que reduce la percepción del patrimonio a su relación con hermandades y que acude contadísimas veces al año a la zona intramuros. Pero, sobre todo, se provocó una fuga de votos que hizo que realizar promesas sobre el centro histórico fueran gratis y fácilmente incumplibles por parte de los partidos políticos que las realizaban, de otra forma no se puede entender cómo atrocidades como el solar de la plaza Belén, el atentado que se perpetró junto a la Ermita de Guía, el derrumbe perpetuo nada más pasar el Arco del Arroyo o la galopante ruina física de las collaciones históricas no ha sido nunca una causa que decante el voto del propio ciudadano. Y con este panorama llegamos a las elecciones municipales de 2015, de la que salió un gobierno conformado por siete concejales, menos del 25% de los miembros del pleno.

Y la legislatura comenzó con la presentación del Plan Director del Centro Histórico, que en realidad fue la escenificación de la muestra de cuatro infografías sobre una serie de propuestas de actuaciones sin unos plazos de ejecución, sin un calendario de que cumplir y sin financiación para poder llevar a cabo los proyectos de ese plan que, por otra parte, jamás se han llegado a conocer. En definitiva, no fue sino otra fantasmada más, como los planes integrales y de actuación presentados por anteriores gobiernos municipales y cuyos efectos podemos comprobar día a día, si es que de verdad queremos llegar a poder entender la realidad de la zona intramuros, que esa es otra.

Prefiero no pensar qué hubiera sido de esta ciudad si no hubiesen llegado los fondos Edusi e Iti como agua de mayo. Con ellos se consiguió desterrar al fin la imagen del solar vergonzoso que llevaba años instalado en la plaza Belén, una actuación que muchos critican pero que era absolutamente necesaria, y… para de contar. Lo demás son presentaciones de intenciones y planitos y dibujitos que en poco difieren de lo que se venía estilando antes. Esto de los fondos europeos se vende como recursos que salen de los propios ayuntamientos, pero no es así en absoluto. Para personas con poca capacidad de análisis y menos ganas de pensar desde un punto de vista crítico puede parecer un milagro de los gestores locales, pero pregunto: ¿qué hubiera pasado si esos fondos hubiesen llegado con el gobierno anterior o con el que llegará a partir de mayo de 2019? ¿Acaso no se hubiera hecho nada con ellos, se hubieran rechazado? Claro, siempre estará el perrito faldero de turno que saltará como un resorte y dirá: “Eh, que el 20% del valor de esas actuaciones sí tiene que salir del presupuesto municipal”. Por supuesto, pero ¿qué es ese porcentaje comparado con la de millones y millones que cada año se nos van en pagar la deuda o en sufragar las nóminas de esta sobredimensionada administración local que cada político que ha pasado por el ayuntamiento se ha encargado de engordar a conveniencia? Al menos el pago de ese 20% permite observar resultados palpables, no como lo otro. Cuidado con la demagogia en estos asuntos, porque no todos somos ciegos en este reino de los ciegos en los que se ha convertido o han convertido a la ciudad de Jerez.

Dejando de lado la plaza Belén, cuya actuación creo que nadie ha agradecido públicamente tantas veces como lo he hecho yo, ¿qué ha cambiado en el centro histórico? Los derrumbes continúan, los palacios siguen abandonados, la población humana sigue siendo sustituida por ratas, gatos y pulgas, las calles cerradas lo siguen estando, el botellón no deja de producirse, las zonas peatonales siguen brillando por su ausencia y el parque de edificios, ya sean públicos o privados, sigue presentando en general un estado lamentable. Y lo peor de todo, lo digo por enésima vez: no se redacta un plan de repoblación que vuelva a hacer atractiva la zona intramuros para que la gente quisiera venir a vivir. 

Se habla de un plan de movilidad del centro histórico que jamás ha sido abordado en la Mesa de Movilidad; se vuelve a anunciar la rehabilitación de Riquelme con la boca pequeña y sabiendo que nuevamente se está mintiendo en estéreo; proyectos como el del eje Arroyo-Asunción no tienen visos de ver la luz, como tantos otros; el Museo Flamenco de Andalucía suena a dejà vu de lo que un día supuso negativamente la Ciudad del Flamenco… Más dudas que certezas, como siempre. 

Sería bueno, conveniente y muy saludable que los partidos políticos que acudan a las municipales del año próximo presentasen a priori sus intenciones para el centro histórico, pero no en plan “queremos hacer esto”, si no con proyectos estudiados, plazos de actuación, presupuestos reales y financiación disponible para poder ejecutarlos. Treinta años convirtiendo el centro histórico en el “coño de la Bernarda” del cachondeo, las mentiras y las promesas incumplidas ya han sido suficientes. Necesitamos verdad y realidad de una puñetera vez, de lo contrario todo irá cayendo como un castillo de naipes. 

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