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Tenemos una cierta edad para saber que las guerras se fabrican y cómo se fabrican. Hay causas reales o pretextos.

Tenemos una cierta edad para saber que las guerras se fabrican y cómo se fabrican. Hay causas reales, que suelen ser económicas -hoy en día sobre todo por el control del petróleo- o geoestratégicas, y hay causas proclamadas, es decir, pretextos, para iniciarlas, y esto ha sido así en todas las guerras ya desde la Antigüedad. En muchas de las más recientes se repiten patrones comunes, con variantes, a saber: levantamiento popular “espontáneo” contra un dictador, la subsiguiente represión policial y militar contra manifestantes pacíficos y, finalmente, un conjunto de atrocidades que deslegitiman al gobernante en cuestión, lo inhabilitan para seguir en el cargo y lo hacen incluso merecedor de la muerte. Suele haber previa o simultáneamente una “guerra mediática”, que incluye una retórica especialmente  elaborada que,  junto con imágenes terribles o impactantes, crean un estado emocional en la opinión pública favorable al ataque bélico. También es usual una “guerra económica”: por ejemplo, un bloqueo financiero que provoca el descontento de la población respecto a sus gobernantes y favorece su caída. Pondré dos ejemplos de conflictos del siglo pasado, y dos del actual.

En la película de 2001 basada en la novela homónima de Graham Greene, El americano impasible, un agente de la CIA, supuesto médico en misión humanitaria en Vietnam, ponía en Saigón bombas que mataban a muchos civiles inocentes. Se culpó al Vietcong (guerrilla local del Frente Nacional de Liberación) y se justificó así la intervención de EEUU con el fin de impedir la reunificación de Vietnam bajo un gobierno comunista. Cuando el conflicto empezó en 1952, sin embargo, sólo era un movimiento independentista de esa zona de Indochina contra la colonización francesa. La Guerra de Vietnam duró 20 años, de 1955 a 1975. En ella EEUU empleó masivamente armas químicas. Dejó millones de muertos, llegó a ser altamente impopular entre los mismos americanos y terminó con la derrota, el país traumatizado y un clamor universal por el pacifismo.

En el 2000 fueron desclasificados documentos de la CIA relacionados con Chile en el periodo de 1978 a 1991 e incluso antes. En ellos se habla de “operaciones encubiertas para denigrar a Allende”, presidente marxista elegido democráticamente, cuyo mandato sólo duró de 1970 a 1973, pues terminó con el bombardeo y asalto al palacio de La Moneda y el calificado como suicidio del presidente. Se citan un total de 726 artículos colocados en medios de comunicación para desacreditarlo, una vez que no pudieron impedir su elección, lo que ya habían intentado por todos los medios. Además de la guerra mediática, en estos papeles se reconoce un bloqueo financiero y de préstamos a Chile. En el país se producen déficit, inflación, caída de salarios, escasez, mercado negro, huelgas y consecuentemente violencia callejera y actuaciones de la policía. Se menciona también el apoyo de la inteligencia americana al golpe del general Pinochet, a la posterior atroz represión y al asesinato de líderes opositores. Henry Kissinger, premio Nobel de la Paz, tuvo un papel muy importante en este asunto.

Tenemos una cierta edad para saber que las guerras se fabrican y cómo se fabrican

En 2003 EEUU, a los que se añadieron entre otros Inglaterra y España, ataca Bagdad e inicia la llamada “guerra preventiva” contra Irak, país que junto con Irán y Corea del Norte constituían el “eje del mal”, apelando a las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, que nunca fueron encontradas, a los también supuestos lazos entre el dictador y Al-Qaeda, y a las violaciones de derechos humanos cometidas bajo su gobierno. En cualquier caso, en esta guerra murieron 10.000 civiles (muertes etiquetadas como “daños colaterales”), más de los que podían haberse producido en otros 10 años de dictadura. Saddam fue condenado en 2006 por un jurado controlado por EEUU a morir en la horca por crímenes contra la humanidad. El pueblo iraquí, en lugar de democracia, ganó hambre, paro e inseguridad. Pero está claro que este país posee una gran parte de las reservas mundiales de petróleo, -nacionalizado ya por Saddam en 1972- con un coste muy bajo de producción, y eso resultaba muy interesante para Bush, petrolero por tradición familiar.

En 2011, dentro del contexto de las llamadas “primaveras árabes”, se inician una serie de protestas contra el gobierno de Muamar El Gadafi. Estas son duramente reprimidas y desembocan en una abierta rebelión y después en un conflicto armado apoyado por la OTAN y países afines. Gadafi había implantado en Libia políticas izquierdistas y anticolonialistas y había nacionalizado la industria petrolera en la década de 1970, aunque también practicó la censura, la tortura y la persecución de sus oponentes políticos. Ya en los años 80 del pasado siglo EEUU intenta derrocarlo sin éxito repetidas veces. Finalmente, tras un ataque aéreo previo de la OTAN, que reconoció su participación en la caída del régimen, es capturado vivo, ejecutado y linchado. Durante los meses previos a su caída y después de su asesinato, se denunciaron en los medios de comunicación múltiples casos de secuestros, violaciones y escándalos sexuales cometidos durante su gobierno. Pero los rebeldes sirios no eran demócratas pidiendo libertad, sino yihadistas radicales demandando un califato islámico. Hoy hay en Libia muchos grupos armados enfrentados que desde el 2014 dieron lugar a una nueva guerra civil.

Vayamos a la guerra de Siria, de cuyo inicio en marzo se han cumplido ya seis años. En marzo de 2011 se produjeron una serie de manifestaciones contra Bashar Al Asad, que no fueron pacíficas y demandantes de reformas democráticas, sino azuzadas desde las mezquitas suníes con el objetivo de acabar con un gobierno laico, abierto y progresista, y de sustituirlo por otro regido por los Hermanos Musulmanes. Poco a poco, en este movimiento islamista en principio moderado se infiltran elementos radicales, wahabitas, es decir, el Daesh. Arabia Saudí, que ha bombardeado hospitales tanto en Siria como en Yemen, está detrás de las facciones sirias de oposición afines al Daesh, junto con Qatar y sus aliados EEUU y Turquía. También lo está Israel, al que interesa por razones obvias una desestabilización de la zona, y que ha reconocido ataques aéreos en territorio sirio. En cambio, Rusia, Hizbulá en el Líbano y milicias patrocinadas por Irán se alinean con el gobierno sirio. Aquí no hay petróleo, sino un claro tour de force por el dominio de una zona de vital importancia estratégica.

Si al principio la oposición y en concreto movimientos cercanos al Daesh iban ganando terreno al gobierno, y nos horrorizaban con sus sangrientos y expeditivos métodos de ajusticiamiento, los mismos que en Irak, Afganistán o Yemen, a finales de Diciembre del 2016 los rebeldes perdían Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria, y las fuerzas oficialistas empezaban a recuperar y mantienen actualmente el control sobre las principales ciudades del país.

De repente nos sorprende la noticia, a principios de abril, de un bombardeo con un elemento químico (gas sarín), atribuido a la aviación de Al Asad, sobre Jan Seijun, al NO de Siria, prácticamente la única zona que todavía ocupa la oposición. El bombardeo ha segado la vida de 83 personas, entre ellos unos 20 niños, y se habría producido también sobre uno de los hospitales que atendía a los heridos y sobre un mercado, además de, dos días antes, sobre otro centro médico. Las imágenes de los pequeños sufriendo con las mascarillas puestas y sin poder respirar eran desoladoras. Damasco ha negado siempre este bombardeo, dado además que el 21 de agosto de 2013 el ejecutivo sirio accedió, con el beneplácito de EEUU y Rusia, a deshacerse de su arsenal de armas químicas, que fue destruido.

Pero la reacción emocional esperada se había desencadenado, y al día siguiente Trump, a pesar de su anterior política de no intervención, tiene ya la justificación para enviar a Siria dos destructores con base en Rota (somos uno de los portaaviones de EEUU en misiones externas) y lanzar contra un aeródromo de este martirizado país 59 potentes misiles teledirigidos. No sabemos qué espera a Siria a partir de ahora, pero los patrones comunes de las guerras prefabricadas se repiten.

Fuentes:

mundo.https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Vietnam
http://www.filmaffinity.com/es/film920187.html
http://www.archivochile.com/Imperialismo/us_contra_chile/UScontrach0023.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_Allende#Desequilibrios_econ.C3.B3micos
http://www.monografias.com/trabajos20/guerra-irak/guerra-irak.shtml
https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Muamar_Gadafi
http://www.hispantv.com/noticias/siria/336041/ejercito-sirio-misil-antiaereo-avion-guerra-israel
http://www.bitsrojiverdes.org/wordpress/?p=13949
http//www.huffinftonpost.es/internacional (07/04/2017)
http://www.elmundo.es/internacional/2017/04/04/58e35091e5fdeaef348b4573.html
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/07/actualidad/1431021043_217879.html
http://cadenaser.com/emisora/2017/04/07/radio_cadiz/1491547194_742505.html

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