captura_de_pantalla_2017-10-11_a_las_9.16.57.png
captura_de_pantalla_2017-10-11_a_las_9.16.57.png

Ahora que las manifestaciones se hacen en nombre de la patria y no los derechos perdidos. Ahora que...

Con su característica lucidez, aquella vez —una más— José Luis Sampedro tuvo que explicar por qué fue el único senador junto a Domingo García Sabell que votó a favor de la autodeterminación de los pueblos: “Si no se reconoce este derecho, los señores liberales que defienden las libertades individuales, despojan de cualquier forma pacífica que tiene un pueblo para decidir su futuro. Si no se admite la autodeterminación, se afronta la violencia”.

Ahora que ondean en los balcones banderas arrugadas fabricadas en Taiwan. Ahora que ya no se puede hablar con tranquilidad ni en la barra de los bares. Ahora que se limita la libertad de expresión a quien piensa diferente y acompañan su nombre de silbidos y abucheos. Ahora que las empresas no disimulan su absoluto desprecio a la Democracia y quieren influir, asustar y someter a la población insumisa sin la más mínima decencia. Ahora que rompen la pancarta a un hombre solitario vestido de blanco. Ahora, quizás ahora, sea el tiempo de La sonrisa etrusca. De su choque de dos mundos: el del viejo partisano de Calabria y la vanguardista vida de su hijo en Milán.

Ahora que Pablo Casado habla de tortura y fusilamiento para sus opositores sin un ápice de remordimiento. Ahora que Rivera no disimula su apego a la extrema derecha. Ahora que quieren derrumbar las autonomías. Ahora que los nazis campan a sus anchas y golpean sin temor a cumplir pena o condena. Ahora que las manifestaciones se hacen en nombre de la patria y no los derechos perdidos. Ahora que la furia ha vencido a la fraternidad. Ahora, quizás ahora, alguien recuerde La vieja sirena. Una historia de cruces fronterizos, con el recuerdo de la muerte, que siempre sopla en la espalda, y donde gana el amor.

Ahora que todos dicen ser mayoría. Ahora que nadie se sienta en la mesa, que nadie habla. Ahora que racistas sin escrúpulos boicotean los productos por su origen e ideales. Ahora que ocultan la actuación desmedida de una Policía que en nombre del orden, creó un caos lleno de sangre, impotencia y llanto. Ahora que no existe la pluralidad, que los poderosos lanzan sus mensajes corales sin obtener réplica o respuesta. Ahora, quizás, ahora, que es octubre, se hable del mismo mes que lleva por nombre su obra más reconocida, donde se superponen las voces y los contextos y nunca vence el ruido.

Ahora que todo parece dividido. Ahora que se oye a lo lejos el sonido de sables y tambores. Ahora que nadie cede ni tuerce su brazo. Ahora que el pueblo quiere expresarse. Ahora, antes de que sea tarde, podrían rescatarse las palabras de Sampedro. Catalunya, su gente —la silenciosa y la ruidosa—debe afrontar su futuro en las urnas. El único freno sensato y democrático a esta espiral de violencia y crispación.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído