Javier Sánchez Mellado, en la Cervecería Gorila, en una imagen de archivo.
Javier Sánchez Mellado, en la Cervecería Gorila, en una imagen de archivo.

Cuando una persona deja su gremio después de muchos años de trabajo, es lógico que se le digan halagos, recuerdos, anécdotas... ¡¡Muchas gracias clientes y amigos!!

En hostelería, un gremio que está para hacer disfrutar, también disfruta uno de ella cuando se va, ¡¡muchas gracias, compañeros!!

A pesar de los halagos, que anímicamente vienen muy bien, Jerez y la hostelería de esta ciudad deben estar por encima de las personas, aunque siempre hay gente que deja huella. Yo sólo he seguido la huella de los que se encontraban en mi entorno cuando abrí Los Dos Deditos, Faustino y Carmen de Bar Juanito, José Luis y Mari de Reino de León, Juan del bar Adeli, Pepe Rody y Chari del Rody, mis queridísimos hermanos Pacheco de La Moderna, el Chule de La Marea, Paulino y Judit de La Cubatería, Cristóbal y Pepa de La Alegría y el inolvidable D. Pedro de Los Caracoles. Seguro que me dejo a alguien en el camino. 

Ellos fueron con quienes inicié mis pasos, mis referentes, en la hostelería. La pasión por la cerveza fue lo que yo puse.

No fue fácil en una ciudad de vinos dar a conocer cervezas alemanas, checas, belgas, irlandesas... y a todos les di y les doy las gracias por acogerme en este gremio.

La hostelería jerezana ha sabido llegar a la altura de donde está gracias a los granitos de arena de cada uno de nosotros. Y aún tendrá mucho que decir.

Este camino no lo he andado sólo. Mi mujer María, siempre a mi lado, ha sido mi apoyo en todo momento desde allá por el 87. Ella, junto a mi hijo Guille en los últimos tiempos, al pie del cañón, forman parte del núcleo de esta decisión de cerrar esta etapa de 35 años. 

Deseo a todos los hosteleros que, llegado el momento de retirarse, lo hagan con la satisfacción que se merecen, tal como me voy yo.

Bares, ¡¡qué lugares!!

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