El gobierno municipal tiene a huevo aprobar la semana que viene (o puede que la otra) el presupuesto para el año en curso. Este es el último obstáculo —contable— al que debe hacer frente el PSOE para acabar el mandato, ya que en 2019, como se dice popularmente, será o serón. Será o serón porque es un año electoral, y en los años electorales, ya se sabe, sobre todo cuando se gobierna en lo que hemos dado en llamar minoría minoritaria, la posibilidad de contar con apoyos siempre está en el aire porque habitualmente los partidos políticos que sostienen un gobierno van a incidir en la diferencia. Ocurra lo que ocurra, los socialistas siempre podrían legalmente prorrogar presupuestos… y a otra cosa, mariposa, tanto si repiten en el gobierno como si entra otro u otros partidos.
Pero el lector debe fijarse en que a la expresión último obstáculo le acompaña el adjetivo contable, porque el que piense que los socialistas tienen por delante quince meses relativamente plácidos hasta las elecciones municipales de junio de 2019 en lo que a la gestión se refiere, seguramente se equivoca. Además de echar un vistazo a lo que podríamos llamar las tendencias nacionales (también se equivoca si piensa que ‘el tema Ciudadanos’ solo le incumbe al PP), el PSOE debe evitar cometer errores propios si quiere ganar las próximas elecciones —difícil, pero no imposible— o al menos estar en condiciones de sumar catorce concejales tanto por su izquierda como —puede darse el caso— por su derecha, si se confirma el subidón en Andalucía de Ciudadanos.
Decimos lo de los errores propios porque parece que los socialistas de un tiempo a esta parte son plenamente conscientes de las bondades que, entre otros instrumentos, ofrece la ley de grandes ciudades a los gobiernos municipales minoritarios, centrando sus esfuerzos en los números (léase presupuestos) y eludiendo por ahora no ya el consenso, sino incluso el debate, en otros temas que han ido cogiendo fuerza a lo largo de lo que llevamos de 2018, desde el sorprendente levantamiento de la zonas acústicamente saturadas, sin mayor fundamentación, al puntito esquinado con el que han entrado en una tema como el de la funcionarización de la plantilla municipal, eso por poner dos ejemplos inmediatos...
Bien, las espadas están en todo lo alto para los socialistas: en política los aciertos cuentan, los errores aún más.