La RAE no quiere zambombas

Nuestra zambomba flamenca no existe para la RAE aun cuando se admiten términos nuevos en uso o populares que rozan lo hortera

Zambombas en Jerez, en una imagen de archivo.
Zambombas en Jerez, en una imagen de archivo.

Trol, zumba, facistoide, wok, videollamada, zasca… han sido algunas de las 2.557 palabras que, como acepciones y enmiendas, han sido admitidas recientemente por la Real Academia de la Lengua como para ser novedades introducidas en el Diccionario de la Lengua. Todo correcto. Nada que objetar. Ahora bien, la zambomba, nuestra zambomba, la del singular interés etnológico y antropológico, aun siendo declarada Bien de Interés Cultural (Decreto 503/2005 de la Consejería de Cultura), sigue siendo en ese listado alfabético que compendia la escritura y lectura en castellano, un instrumento rústico o una vejiga de cerdo, y cuando no, se reseña, una manifestación de sorpresa. Compruébenlo ustedes mismos. Es más, la contrariedad aumenta cuando esta normativa “académica” exporta esa invisibilidad a los países de habla hispana. Dicho de otra forma: nuestra zambomba flamenca no existe aun cuando se admiten términos nuevos en uso o populares que rozan lo hortera. Y vale la pena hacer memoria para ello

El 5 de octubre de 2016, el entonces edil de la corporación jerezana Santiago Sánchez, entonces en un flamante Podemos, solicitaba por carta a la Real Academia de la Lengua Castellana la presencia en el diccionario de una nueva acepción al vocablo zambomba referida a la particular celebración flamenca, grupal y navideña que tienen lugar en algunos municipios de Cádiz, especialmente Jerez. Aquella comunicación, de la cual nunca se tuvo ningún acuse de recibo, se realizaba tras conversación con el entonces secretario técnico Pedro Canellada, que indicaba a los promotores el conducto habitual para elevar este tipo de propuestas. Se respondía telefónicamente que era necesario esperar porque el plazo normal para un nuevo significado solía ser de hasta de dos años.

Empapados de paciencia, quienes compartimos aquella ilusión, hemos esperado con estoicismo cartujano. Intentamos en todo momento ser comprensible con aquella la realeza de una institución privada, patrocinada por entidades financieras y escudada por la Casa Real. Durante este tiempo, quien suscribe estas líneas ha hablado telefónicamente y repetidas veces con Santiago Muñoz, hoy Presidente de la entidad, entonces, su secretario, con objeto de recordarle año a año, antes de la llegada del tiempo de navidad, la oportunidad de acoger la citada propuesta en el escenario del comienzo de nuestro ritual grupal socio-flamenco.

Durante estos últimos años y ante la demora, han sido numerosos los jerezanos que han interpelado a la RAE en redes sociales cada vez que se abordaba algún tema cercano. Incluso, el equipo lingüístico de la excelsa instancia académica -siempre en redes- tuvo que recular una vez defendió que la palabra zambombá era la correcta para resarcirse días después. Cinco años después de la declaración BIC a este tipo de celebraciones, la RAE sigue sin darse cuenta que nuestra zambombas existen. Ante las reiteradas insistencias en redes llegaron a responder: “La propuesta de incorporación de la acepción correspondiente a zambomba está en curso”. Debe ser un curso el citado en el que a los andaluces, por mala nota, siempre repetimos en septiembre.

Tanto hemos esperado, que el aguante no puede ser conformismo. Y vaya por delante que nuestras zambombas no necesitan para nada ser reconocidas en un diccionario. La sociología de los andaluces, como nuestra habla, siempre ha estado por delante del repertorio de vocablos con uno u otro significado y sus respectivos abanicos de acepciones. Sin victimismos pero sin necesidad de bendiciones ajenas. En estos años, además, diversos partidos políticos, entre ellos Izquierda Andalucista o el grupo municipal de Adelante Jerez han continuado con dicha reclamación, habiendo sido secundada en redes por numerosas personas y colectivos sociales. Seguimos a la espera pero cada vez más convencido de que ni nos hace falta, ni nos tiene porqué dar sus autorizaciones una docta casa que sólo quiere un diccionario de Despeñaperros para arriba. Quizás porque todo lo andaluz, y con ello el andaluz, le desconcierta por cuanto su riqueza, creatividad y dinamismo. La lengua es una creación popular nunca se encorseta en sillones ni entre corbatas. La cultura de Andalucía no depende de sus tiempos ni de su boato.

No deja de ser una paradoja que nuestra zambomba esté recogida y mejor explicada en wikipedia que en el real diccionario castellano. No cejaremos a celebrarlas por muchas pandemias que existan, pero ya su reconocimiento nos da igual. Este artículo será enviado al director de la RAE, Sr. Muñoz si es que quiere enterarse más y mejor. De todas formas, insisto, no nos hace falta esa pomposa entidad a los jerezanos y andaluces en general, para encasillar nuestros ritos y nuestra singularidad lingüística, por cierto reconocida y amparada por el Estatuto de Autonomía. Sigan algunos mesetarios diciendo que no se nos entienden al hablar, protestando cuando una Ministra habla en andaluz (no cuando lo hace una chacha), disfrutando con la burla estereotipada propia de otros tiempos pretéritos… despreciando nuestra forma de ser andaluces que, en definitiva, no es sino otra forma más de marginar a Andalucía.

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Manuel Ruiz

Manuel Ruiz Romero

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