Vendimia al amanecer a los pies del castillo de Torrecera, donde la chardonnay 'conquista' Jerez

Una docena de vendimiadores de distintos pueblos de la provincia de Cádiz trabajan desde hace días en las viñas de la bodega Entrechuelos de Miguel Domecq: "Este año la uva viene buenísima"

Un vendimiador transporta una espuerta llena de uva en la finca de Entrechuelos de Torrecera
Un vendimiador transporta una espuerta llena de uva en la finca de Entrechuelos de Torrecera JUAN CARLOS TORO

Son casi las siete de la mañana. El rocío empapa las hojas de las parras y la vid, húmeda como si una nube hubiera precipitado sobre ella, brilla entre la penumbra. Estamos casi a mitad de la jornada y ya se han recogido varios miles de kilos de uva.

"Depende, en el primer remolque había 2.900 kilos. Ahora vamos a por el segundo", comenta Antonio, que espera en el tractor a sus compañeros. Cada espuerta suma veinte kilos más, que en litros de vino puede ser algo más de la mitad. "Eso depende del caldo que contenga la uva, cada año va cambiando", explica uno de los catorce vendimiadores que lleva en el tajo, línea a línea, desde las tres de la madrugada. Un trabajo que continuará, previsiblemente, hasta algo más de las diez de la mañana. 

A un lado, los olivos se pierden en el horizonte. Al otro, una ladera con el castillo de Torrecera dominando el paisaje y la bodega Entrechuelos, de Miguel Domecq. La torre vigía de la ELA jerezana controla los campos de la campiña desde época andalusí. En su interior, llegó a encontrarse un ídolo de época calcolítica, que hace pensar que sobre estas tierras el cultivo de la vid y del olivo es trimilenario. 

Amanece en la finca de la bodega Miguel Domecq, donde llevan vendimiando desde el pasado 19 de julio
Amanece en la finca de la bodega Miguel Domecq, donde llevan vendimiando desde el pasado 19 de julio.    JUAN CARLOS TORO

"¿Yo? Llevo toda mi vida vendimiando", señala otro de los trabajadores, que viene de Paterna de Rivera, mientras corta los racimos, siempre de arriba hacia abajo. "Todos somos de la zona. De Torrecera, de La Ina, de Arcos, de La Barca de la Florida, de Paterna... somos como un equipo de fútbol", ríe. A Pulio, tal y como le llaman de mote, le sigue sorprendiendo la singularidad de la uva chardonnay, la joya de la corona de la bodega Entrechuelos para sus vinos blancos de mesa. "Son vinos distintos. Están muy bien para los pescados... son afrutados y fresquitos", explica.

No es de extrañar que siga sorprendiendo. Este hombre para todo —el resto del año cuida de la vid, pero también participa en otras cosechas y quita hierbas a los algodones—, lleva casi medio siglo en la vendimia, de los cuales diecisiete en la bodega Miguel Domecq. Antes, reconoce, las vendimias eran varias semanas más tarde, siempre a mano y de sol a sol, con lo que ello conllevaba "La chardonnay se vendimia antes que la palomino fino. Este año la uva está buenísima; tiene mucho caldo por las temperaturas que ha habido", añade. 

Entre los más jóvenes de la cuadrilla destaca Francisco, un arcense de tan solo 22 años. "El año pasado me avisó un amigo de mi tío para ir a Jédula a una viña que hay allí. Luego pasé a Jerez y este año aquí", cuenta mientras va llenando la espuerta de racimos de uva. Hace no mucho, estuvo en la siembra y recogida de boniatos y de la naranja. "Trabajar de noche es mejor, el calor es una bomba para el cuerpo", dice elogiando la vendimia nocturna, que beneficia tanto a la calidad de la uva como a los vendimiadores.

 

La campiña jerezana se rinde ante unos vinos milenarios

Lejos de lo que se pueda pensar con respecto a los vinos blancos de mesa y su cultivo en la zona, la uva palomino fino no fue siempre la reina de la campiña. La variedad con la que se hace el jerez hace tiempo que dejó de ser la única cultivada en la provincia y, de hecho, no se hizo extensiva hasta el siglo XVII, tal y como ha explicado en más de una ocasión el propietario de la bodega, Miguel Domecq. El bodeguero, pionero en el cultivo de variedades de vinos tintos y blancos de mesa en la zona, presume de haber rescatado la tradición ancestral de producir y consumir vino de mesa del olvido que produjo el éxito de los vinos generosos en el Marco de Jerez.

Este año la uva la cosecha de chardonnay promete. Las temperaturas han ayudado a su producción
Este año la uva la cosecha de chardonnay promete. Las temperaturas han ayudado a su producción.    JUAN CARLOS TORO

Si bien la chardonnay tiene su origen en un pueblo homónimo de la Borgoña francesa, se ha adaptado muy bien a la tierra blanca albariza. Con uvas de pequeño tamaño y pedúnculo corto, es más verdosa que amarilla y su sabor tiende a destacar los sabores más jugosos de la fruta. En la línea con su grado de acidez, su vendimia es temprana y normalmente se hace entre la segunda mitad de julio y las primeras semanas de agosto, diferenciándose de la típica vendimia jerezana de palomino fino, que por los cambios climatológicos actualmente se hace en agosto y tradicionalmente ocupaba septiembre. 

Vendimiadores recogen la uva a mano por donde no puede el paso de las máquinas. JUAN CARLOS TORO
Vendimiadores recogen la uva a mano por donde no puede el paso de las máquinas. JUAN CARLOS TORO

Miguel Domecq, una historia de éxito

El bodeguero es hijo de la séptima generación de una de las familias más conocidas y antiguas del Marco de Jerez. Tras más de veinticinco años de desempeño profesional en la empresa familiar, en los años 90 la familia Domecq decidió desprenderse de su marca de sherries. Fue entonces, en 1999, cuando Miguel Domecq emprendió un camino en solitario en el Cortijo de Torrecera, propiedad de su familia, haciendo sus primeros vinos hace quince años y sacando en 2010 su primera botella al mercado.

Además de chardonnay, la bodega trabaja con sauvignon blanc y produce variedades de uva tinta, como tempranillo, petit verdot, merlot, syrah, cabernet sauvignon y tintilla de Rota.

La trayectoria de la bodega Miguel Domecq y sus marcas Entrechuelos y Alhocen es una historia de éxito. Así lo demuestra en ventas y crítica, siendo galardonado con el Premio Ciudad de Jerez 2021. La clave: reinventarse ante los nuevos tiempos sin perder de vista el pasado.

Juan Carillo, maestro de bodega, explica a lavozdelsur.es que la vendimia comenzó este 28 de julio y se extenderá hasta las primeras semanas de agosto. Por su parte, José Fernández, encargado de viñedos, hace lo propio sobre el blanco de la albariza y enseña al fotógrafo de este medio el riego por goteo que incluyen las vides de Miguel Domecq, algo que era poco habitual en la zona. La vanguardia ligada a una nueva tradición que bebe de nuestros ancestros fenicios, romanos y árabes: el cultivo de la vid en la vega del Guadalete. 

 

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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