'Home, sweet home', cuando Jerez fue una colonia británica con campos de tenis, cricket, polo y racing

La investigadora Maribel Serrano recoge en un libro la influencia 'british' en el ámbito arquitectónico en hasta doce fincas de recreo: "He documentado una comunidad inglesa de hasta 400 personas"

María Isabel Serrano Macías posa para lavozdelsur.es delante del que fuera Real Jockey Club de Jerez, en el Depósito de Sementales.
María Isabel Serrano Macías posa para lavozdelsur.es delante del que fuera Real Jockey Club de Jerez, en el Depósito de Sementales. MANU GARCÍA

Nada sucede por casualidad. Desde pequeña, la investigadora María Isabel Serrano Macías (Jerez, 1981), sentía curiosidad por aquellos apellidos extranjeros que inundaban las bodegas de la localidad. “Me llamaba mucho la atención, me preguntaba: ¿Por qué será?”. De mayor, esta historiadora del arte e investigadora de la UPO —hoy en la UCA, a través de una beca posdoctoral Margarita Salas— se propuso hallar la respuesta con una tesis doctoral dedicada a la influencia inglesa en el urbanismo y la arquitectura de Jerez, dirigida por Ana María Aranda Bernal.

El trabajo, que fue Premio Internacional de Investigación Vitivinícola del Marco de Jerez 'Carmelo García Barroso' 2021, ve ahora la luz en una publicación, ‘Home, sweet home’, la influencia inglesa en la burguesía vinatera jerezana y sus fincas de recreo (1800-1914) (Peripecias Libros, 2022), donde expone su investigación sobre el Jerez bodeguero del XIX, la colonia británica que existió en la ciudad, y doce fincas de recreo y palacetes con influencia inglesa.

“El vino siempre ha estado en mi vida, mi padre trabajaba en Sánchez-Romate en la parte de Química, y mi madre de administrativa en Garvey. Estudié Historia del Arte, pero lo que más me ha interesado siempre es la arquitectura. Cuando hice el máster en Sevilla (de Arquitectura y Patrimonio Histórico) coincidió con José Manuel Aladro Prieto”, dice la investigadora, que se cita con lavozdelsur.es en el Depósito de Sementales, junto delante de la antigua sede del Real Jockey Club, una sociedad hípica jerezana fundada en 1868.

La investigadora, enseñando una de las páginas de su libro.
La investigadora, enseñando una de las páginas de su libro.    MANU GARCÍA

Fue en 1906 cuando el arquitecto jerezano Francisco Hernández-Rubio —arquitecto municipal y también autor del parque González Hontoria entre otras muchas obras—, ideó este singular edificio, que mezcla diferentes estilos de época modernista, con toques orientales, regionalistas e influencia británica, pero también japonesa. “No había una sede oficial que acogiera a los fundadores y sus reuniones, donde además se pudiera entrenar, por lo que se ideó este edificio”, explica la investigadora, hablando de una época en la que en la ciudad se llegó a practicar tenis, polo, cricket o horse racing, las conocidas carreras de caballos. “El tejado es en escamas, no es nuestra típica teja, sino que son planas y de pizarra. Luego, podemos observar los hastiales triangulares, y el tejado volado, haciendo un techito, algo muy típico de la arquitectura inglesa”, añade Serrano Macías sobre un ejemplo de arquitectura historicista que ha sobrevivido hasta la actualidad, incluso pese a haber sufrido un incendio hace unos años.

El artesonado ficticio del edificio, con muro blanco y líneas rojas en madera, emula la arquitectura old english decimonónica que se inspira en la típica casa de campo inglesa, el estilo cottage. “Es de las pocas cosas que se conservan con un estilo marcadamente inglés que todavía tenga uso”, explica la historiadora, que lamenta cómo se han perdido numerosas fincas de recreo de la época y edificios singulares, como las antiguas casetas de la Feria de Jerez o, más recientemente, la Casa del Coronel, ubicada junto al Aeropuerto de Jerez.

María Isabel Serrano Macías recibió el Premio Internacional de Investigación Vitivinícola del Marco de Jerez 'Carmelo García Barroso' 2021
María Isabel Serrano recibió el Premio Internacional de Investigación Vitivinícola del Marco de Jerez 'Carmelo García Barroso' 2021.    MANU GARCÍA

“Hice un artículo en 2017, un año antes de su demolición, y creo que es el único publicado que no sea esotérico. Pedí planos al Ejército del Aire, y publiqué lo que tenía; fue un crimen, creo que un edificio de esa categoría al lado del Aeropuerto era una oportunidad, luego se hacen otras cosas que no tienen valor y no sacamos partido a una ciudad que tiene una historia rica, mucho que conocer y una identidad propia, que a veces se valora más desde fuera”, lamenta.

Jerez, una colonia inglesa con más de 400 personas

En Home, sweet home, la investigadora adjunta varios anexos con los árboles genealógicos de familias de la época, los O’Neale, Fitzgerald —que se castellanizó a Geraldino—, Gordon, Garvey, Neumegen, Warter y Gandell, Buck, Ivision, Williams, Davies, González y Rivero.

Si bien había más bodegueros y trabajadores de otras nacionalidades además de ingleses, escoceses e irlandeses —franceses, fundamentalmente—, la comunidad británica fue la más importante de la ciudad, haciendo una carrera social y emparentándose con los aristócratas locales, dando lugar a una nueva burguesía propietaria y comercial que influyó en todos los ámbitos de Jerez.

Detalle del edificio, con influencias orientales e inglesas.
Detalle del edificio, con influencias orientales e inglesas.    MANU GARCÍA

“Al principio controlaban el negocio desde Londres, pero luego se asentaron aquí, teniendo hijos que ya eran jerezanos. Con ellos llegaron las costumbres, la decoración de los espacios interiores y los jardines ingleses”, explica, haciendo referencia a los árboles singulares que aún permanecen en algunas bodegas y parques de Jerez, así como a la figura del gentleman que fue asimilada por la aristocracia local, que vestía a las británicas maneras.

“Era señal de prestigio. En sus viajes a Londres se mandaban a pedir cosas, por lo que los jerezanos de buena posición empezaron a vestir con marcas británicas”, añade. La influencia llegó hasta al ámbito de la lengua, con expresiones tan populares como la del conocido aperitivo candié, el candy egg, o la de “hacer los ojos chiribitas”, a raíz del efecto que producía en los ingleses el sherry bitter.

“Formaron parte de un círculo social muy selecto, y de la investigación he sacado cosas súper interesantes”, dice en referencia a estas familias. No obstante, reconoce que entre tantos niños —hasta 14 en algunos casos— y parejas, con familias y una fuerte carga endogámica, el trabajo no fue fácil, enumerando hasta 400 nombres y apellidos de la época que forman parte de la colonia británica en la ciudad. “Con la broma, mis amigos me regalaron una prueba de ADN; me la hice y dice que soy el 14% inglesa, aunque puede ser que venga por otra parte, de mi familia de la Sierra”, ríe.

El diseño del Real Jockey Club de Hernández-Rubio recuerda al estilo 'cottage' de las casas de campo inglesa
El diseño del Real Jockey Club de Hernández-Rubio recuerda al estilo 'cottage' de las casas de campo inglesas.    MANU GARCÍA

La familia más conocida son los González, propietarios de González Byass, que todavía conserva el bilingüismo, aunque su origen no está solo en Reino Unido, ya que están emparentados con muchas familias extranjeras del XIX. De hecho, el prólogo del libro es de Begoña González-Gordon, a quien María Isabel Serrano conoció mientras investigaba en el Archivo Histórico de González Byass y quien dice textualmente que no se pudo resistir a prologarlo, ya que la investigación supone “una alegría enorme para los historiadores y para cualquier persona de a pie aquejada de un poco de romanticismo de Jerez”.

Para la autora, no había mejor persona que ella para acompañar el texto, ya que es de origen británico, colaboró en su tesis doctoral y es de la familia González, que fue propietaria de algunas de las fincas que se citan en el libro, un total de doce: el Recreo El Altillo, el Recreo Warter, la Finca El Cuco, el Recreo de Rivero, Villa Elena, el Recreo de las Cadenas, la Finca La Atalaya, el Recreo El Retiro, el Recreo El Serrallo, el Recreo Vallesequillo, el Recreo Geraldino y el Recreo El Pinar.

La investigadora trabaja actualmente en la influencia inglesa en Andalucía Occidental.
La investigadora trabaja actualmente en la influencia inglesa en Andalucía Occidental.   MANU GARCÍA

Lejos de haber terminado de investigar, la historiadora jerezana continúa haciendo lo propio, extendiendo ahora su ámbito de estudio a toda Andalucía Occidental. “No tienen nada que ver los ingleses de aquí con los de Sevilla o Huelva”, explica sobre la burguesía británica industrial relacionada con las navieras de la capital andaluza o la de la minería onubense de Riotinto.

Con esta nueva investigación, la investigadora pretende hallar datos, lugares y anécdotas inéditas, que proporcionen un valioso testimonio más allá de lo que ya se conoce sobre la influencia británica en Andalucía. “Lo que ha removido a mucha gente de este libro es que aparecen fotografías, sitios y testimonios que recuerdan a su infancia y que ya no existen", dice. La investigadora, como expresa Begoña González-Gordon en el prólogo, no solo los ha rescatado del olvido con esta publicación, sino que “los ha hecho realidad” a través de las palabras. Gracias a su libro e independientemente de los vaivenes del tiempo, el legado británico de Jerez perdurará para siempre.

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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