El drama de Salmonete, el cantaor callejero con pena de cárcel por un robo que dice que no cometió

Manuel Jiménez, un conocido cantaor de la saga Salmonete, vive con "miedo" porque tiene que entrar en prisión por un delito que asegura que no hizo. Pero no acudió a juicio por su "mala cabeza" y fue condenado

El cantaor callejero Salmonete haciendo lo que mejor sabe, cantar.
El cantaor callejero Salmonete haciendo lo que mejor sabe, cantar. JUAN CARLOS TORO
29 de noviembre de 2025 a las 08:13h

Es difícil conocer, cuando se publican estas líneas, si el protagonista de esta historia sigue en libertad o está en prisión. Porque pesa sobre él una orden de búsqueda y captura por un delito que asegura que no cometió. Y porque, para colmo, está sin móvil después de que se le cayera y se hiciera añicos la pantalla esta misma semana. Incomunicado en el peor momento posible.

El protagonista, decíamos, se llama Manuel Jiménez Domínguez, pero pocos lo conocen por su nombre y sus apellidos en Jerez. Más bien, por un apodo familiar que solo con citarlo, lo sitúa. Lo encaja en el centro de una saga familiar reconocible, muy flamenca. Salmonete lo llaman. Como a su hermano Joaquín, el genial cantaor, un apodo que han heredado otros miembros de la familia.

A Salmonete es difícil no verlo por las calles del centro de la ciudad, entonando bulerías, fandangos, rumbas… todo tipo de cantes flamencos, con su imponente voz. Normalmente, siguiendo el compás con una caja de madera que le acompaña adónde va. O con su bicicleta. De un lado para otro, buscándose el pan.

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Retrato del cantaor callejero Manuel Jiménez, Salmonete.  JUAN CARLOS TORO

Pero hace unas semanas que no lo hace. Porque vive con miedo. Miedo a entrar en la cárcel por unos hechos que no ha cometido, según jura y perjura. Un vecino del barrio de San Miguel que vive del cante, del cante callejero, de lo poco o mucho que le aportan quienes se encuentra por los bares y negocios del centro. Y de los pocos bolos que le salen.

Aunque ahora no. Porque lo acusan de haber robado un jamón. Él insiste, una y mil veces, en que no lo hizo, en que lo han acusado falsamente. Pero lo citaron a juicio y no acudió, se le olvidó por su "mala cabeza". Y lo han condenado a ocho meses de prisión.

"El dependiente vio a unos que entraron, se llevaron el jamón, y decían que había un Salmonete. Mi hermano falleció y el que está cantando por las calles soy yo. Soy el único que hay". Así cuenta que pasó todo. Luego le llegó una carta del Juzgado con la citación judicial, para dentro de unos meses. No fue. Justo en ese periodo cuenta que se estaba muriendo su madre, que no estaba para nada. Y se le olvidó.

Salmonete dice que no cometió el robo del jamón.

Porque Manuel confiesa que tiene problemas, pero que no es un ladrón. "No me presenté, porque con tanto tiempo no tenía esa fecha en la cabeza. Soy adicto, tengo que ir al CPD por metadona, y a raíz de eso no me he enterado de nada", relata. El CPD es el Centro Provincial de Drogodependencias, al que acude cuando le toca, a por su dosis para tratar sus adicciones. 

"No me he enterado de nada, de verdad", insiste. Solo fue consciente cuando agentes lo trasladaron a comisaría y se quedó "encerrado". Le dieron diez días para ingresar en prisión de forma voluntaria. Se le saltan las lágrimas al contar el proceso, el calvario por el que está pasando, porque cuenta que "quien ha hecho el delito está en libertad, y yo que soy inocente, me llevan para adelante". "Es fuerte, es fuerte, es fuerte...", repite, mientras se le apaga la voz.

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Manuel Jiménez, Salmonete, cantando. JUAN CARLOS TORO

Cumpliendo "condena" en casa

Hace un mes que Manuel Jiménez, Salmonete, apenas sale de casa. Dice que ya está "cumpliendo condena en casa". Que está "amargado" por esta situación. Y que quiere que le repitan el juicio, para que pueda defenderse. Que su abogada está "luchando".

"Yo lo que hago es cantar. Lo sabe el pueblo, lo sabe España entera. Que la jueza mire el móvil, que vea los vídeos, que hay vídeos míos por todos lados", dice sollozando Salmonete, que no se explica cómo ha llegado hasta aquí. Porque vuelve a recalcar que no hizo nada. Que no fue él.

"Yo intento ganarme la vida canturreando. ¿Qué necesidad tengo de delinquir? Si el pueblo me quiere, la gente me ayuda, me da dinerito. ¿Qué necesidad tengo de hacer daño? ¿No se da cuenta la jueza?". Salmonete tiene muchas preguntas y pocas respuestas.

Esos son sus únicos ingresos, los que consigue en la calle, de quienes valoran su cante puro, desgarrador, callejero. "No tengo ayuda de ningún tipo, y yo he cotizado muchos años eh, fui oficial encofrador, pero por mi mala cabeza...", se lamenta.

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Los nudillos desgastados de Manuel, de tocar la caja.   JUAN CARLOS TORO

La madre de Manuel Jiménez, Salmonete, falleció hace unos meses. Sus últimos días coincidieron con la citación judicial que ahora lo atormenta. Y de la que no fue consciente en su momento.

"Ha sido un palo gordo la muerte de mi madre, no me enteré de nada", confiesa Salmonete, que estaba muy unido a su madre. Y de la que quiso despedirse como merecía. Mientras fuera, en el Juzgado, estaba siendo condenado.

Cantar como terapia

En la familia en la que se crio Salmonete era muy difícil no saber cantar. Él, como muchos de sus hermanos —fueron once—, nació con ese don. "Lo tengo adentro, un pellizco, tengo que ir cantando por mi casa", explica.

Cuando está nervioso le sirve para "desahogar". "El canto me alivia. El canto es sentimiento, pena y... soltarlo". Estos días lo hace en su casa, a modo de terapia, y para "estirar" la voz. "Mira, te voy a hacer un cantecito", dice. Y se arranca con un fandango.

Porque a mí me dan y amargura cuando miro a esta mujer
a mí me dan pena, penita muy grande, y amargura
y a pensar de que tú eres pa’ otro, válgame la virgen pura
tengo momentitos de loco

Y acto seguido, como están en puertas las fiestas navideñas, entona Los campanilleros, con una emoción que pone los vellos de punta. "Esa es mi vida, hermano", resume. Cantar y ganarse unos cuartos con su voz. 

Ahora se lamenta de no poder estar en la calle, en una época, la Navidad, que es buena para él, por los muchos visitantes que tiene la ciudad estas semanas. "Ahora hay mucha gente, que me busca, me piden canciones...", lamenta. 

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Salmonete y su amiga Kirstine Hastrup.  JUAN CARLOS TORO

"Vivo con mucho miedo"

"Vivo con mucho miedo. Con pánico. Estoy luchando con mi abogada, pensando en recurrir, para que al menos me dejen pasar las fiestas", comenta Salmonete.

"Yo nunca he hecho un delito. Si lo hubiera hecho, cumpliría lo que tuviera que cumplir, pero es que no lo he hecho", insiste este cantaor callejero al que buscan para entrar en prisión.

Una "leyenda", como lo define Kirstine Hastrupuna danesa, impulsora del festival de flamenco para niños (Kriatura), que llevó a Salmonete a Dinamarca a cantar. "Es un embajador de Jerez, la gente alucinaba con él", dice Hastrup, amiga del cantaor, al que ayuda como puede en estos duros momentos. 

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Francisco Romero

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