Brotes del Genil, una iniciativa de agroecología para la justicia social en la Vega de Granada

Nació hace cuatro años de la mano de un grupo de jubilados, fundamentalmente de la enseñanza, como experiencia colectiva

Ayoub, Antonio Aguilar, socio fundador de la cooperativa Brotes del Genil y Abdellah en la finca de Cenes de la Vega.
Ayoub, Antonio Aguilar, socio fundador de la cooperativa Brotes del Genil y Abdellah en la finca de Cenes de la Vega. CONSTANTINO RUIZ

Brotes del Genil nació hace cuatro años en La Vega de Granada a iniciativa de un grupo de jubilados, fundamentalmente de la enseñanza, como experiencia colectiva con dos grandes motivaciones: el aspecto ambiental vinculado a la agroecología y el ámbito social con la incorporación de personas migrantes y la búsqueda de relaciones de confianza e implicación entre socias y consumidores. 

En la actualidad cuentan con tres fincas repartidas por la ribera del río Genil. Una en el barrio granadino de Lancha del Genil y otras dos en los pueblos de Cenes de la Vega y Huétor-Vega. Desde Brotes sostienen que la agroecología, que no agricultura ecológica, puede contribuir en gran medida a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. "Unas tierras bien cuidadas y regeneradas son un gran sumidero de CO2", advierten.

Además de la mirada ambiental, la justicia social es otro de sus pilares. Por eso Brotes del Genial nace como una alternativa ocupacional para capacitar a personas migrantes, muchas de ellas en situación administrativa irregular, en el ámbito de la agroecología. 

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Huerta de la cooperativa Brotes del Genil en Cenes de la Vega (Granada).   CONSTANTINO RUIZ

Desde Brotes insisten en la diferencia entre agroecología y agricultura ecológica. "La agroecología pretende ser una alternativa al sistema agroalimentario y su ámbito es local", explican. "Creemos que los consumos deben hacerse donde se cultiva o se produce el producto", aclaran desde la asociación, que distribuye en el área de Granada, en un radio de 4 o 5 kms, con el objetivo de disminuir las emisiones. 

Por otro lado, intentan "desmercantilizar" las relaciones con los consumidores. "Estos fijan en asamblea los precios todos los años previa presentación de las cuentas y los resultados económicos, que se llevan a una auditoría externa", comentan. De ahí a que se conformen como cooperativa mixta de trabajadores y consumidores, con la que organizan actividades en torno a la tierra, como los miércoles informativos o los sábados verdes. 

También cuentan con una asociación llamada Brotes, con 111 socios que pagan una cuota mínima de 25 euros. "Hay otras personas que participan con más, pero esto no quiere decir que sean consumidores, sino que difunden y divulgan la labor que hacemos", aclaran. Para la asociación, "el consumidor es un ser que también participa y cohesiona la pequeña comunidad en temas de concienciación ambiental y social".

Voluntario haciendo los pedidos para la entrega.
Voluntario haciendo los pedidos para la entrega.   CONSTANTINO RUIZ

El máximo de cestas "biológicas y orgánicas" semanales al que llega esta asociación es de 88, aunque en temporada baja de verano suelen tener un mínimo de 40. "La media en 2021 fue 62 cestas semanales", apuntan. Los precios son de 11 euros la cesta completa con seis unidades o la media cesta con tres unidades a seis euros. "La venta está en manos de las 11 personas voluntarias, que ponemos nuestros coches, pagamos la gasolina y elaboramos las cestas", comentan.

Practican el policultivo, por lo que siembran todas las semanas. "Debido al clima de Granada, sobre todo con las heladas, sembramos lo que nos permite el tiempo". En las épocas de menor producción se cultivan entre 10 y 12 variedades. "Ahora tenemos espinaca, escarola, lechuga, puerro, ajo, cebolla, crucíferas (col, kale coliflor), rabanillos, remolacha… Y en verano se multiplica", explican desde la asociación. 

En Brotes del Genil distribuyen fruta ecológica de proovedores en una línea muy parecida a la suya. "No damos variedad de fruta, pero cuando es temporada, por ejemplo de naranja, tenemos del Valle de Lecrín. En septiembre repartimos aguacate, chirimoya y mango de nuestra costa, así vamos alternando. También tenemos huevos de nuestras gallinas, miel y nueces", señalan.

Coliflor de la huerta de la cooperativa en Cenes de la Vega.
Coliflor de la huerta de la cooperativa en Cenes de la Vega.   CONSTANTINO RUIZ
 Paco Soto y Jesus Gamiz, voluntarios de Brotes del Genil preparados para hacer la entrega en el domicilio de los clientes.
 Paco Soto y Jesus Gamiz, voluntarios de Brotes del Genil preparados para hacer la entrega en el domicilio de los clientes.   CONSTANTINO RUIZ

Desde que se constituyeron en cooperativa, la tendencia ha sido avanzar en la profesionalización de las tareas con las personas migrantes que trabajan en el campo. "Tenemos a una persona contratada, pero Ayoub y Abdellah, de Marruecos y Gambia, al estar en situación irregular, no pueden ser contratados, entonces viven en uno de los cortijos de la asociación y les proporcionamos una ayuda de bolsillo. Con un salario irregular nos enfrentaríamos a denuncias de al menos 3000 euros, así que por ahora solo pueden capacitarse", aclaran.

El dinero viene de los socios y de la venta de las cestas. "También les proporcionamos luz, agua, internet y butano. Los alimentos vienen del banco de alimentos. En verano necesitaremos alrededor de unas siete personas para trabajar en el campo", recuerdan desde Brotes. 

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Ayoub, 20 años, de Tetuán, en la huerta de Brotes del Genil.   CONSTANTINO RUIZ
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Abdellah Duva, 21 años, de Gambia, en la huerta de la cooperativa situada en Cenes de la Vega.   CONSTANTINO RUIZ

La colaboración es crucial en este proyecto, que además de contar con la asociación y sus socios, tiende puentes con Escuela de solidaridad, quien les facilita el contacto con los chavales migrantes. "Firmamos convenios de colaboración por las dos partes y solicitamos subvenciones en común", declaran.

El voluntariado, por su parte, aporta tiempo, conocimientos y recursos. Así, existe un estatuto del voluntario, por el que tienen derecho a llevarse alimentos para su consumo familiar. "Aunque la mayoría compramos la cesta", reconoce uno de estos voluntarios. Desde Brotes destacan que su movimiento social es micro: "Pequeñas unidades productivas de carácter campesino familiar, que intentan replicarse de forma coordinada en las ventas, los insumos, los contratos, las semillas...".

Se despiden con un aviso a navegantes de la agroecología:  "Los sistemas que intentan imitar a la naturaleza, que son más lentos y se van nutriendo de sus propios recursos de forma sostenida, suelen ser mas duraderos".

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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