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Liliane Dahlmann, presidenta de la Fundación Casa de Medina Sidonia, atiende a lavozdelsur.es minutos antes de participar en una mesa redonda sobre el archivo ducal, uno de los más importantes de Europa.

Liliane Marie Dahlmann (Kaiserlautern, Alemania, 1956) atiende a lavozdelsur.es minutos antes de participar en una mesa redonda en el Ateneo de Jerez sobre el archivo ducal de Medina Sidonia, cuya fundación preside, y que atesora seis millones de documentos, siendo uno de los más importantes de Europa.

Dahlmann, viuda de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia y con la que contrajo matrimonio en 2008 apenas 11 horas antes de morir a consecuencia de un cáncer, ha sido recientemente foco de atención debido al litigio que mantienen con ella los tres hijos de la duquesa a cuenta de su herencia. El juicio se celebró durante todo el mes de octubre y se espera que de aquí a finales de año se conozca la sentencia.

¿Qué hace tan especial al archivo Ducal de Medina Sidonia?

Es un archivo que reúne varios señoríos y que nos permite conocer una visión de conjunto de la historia de España y de todo lo que fue la política del Mediterráneo. Conserva unos fondos que quizás otros no conservan. Es único en su constitución, con seis millones de documentos, el más antiguo de la casa de Villafranca, del año 1158.

¿En qué estado se encuentra el proceso de declaración del archivo como Bien Patrimonio de la Humanidad?

Tenemos que presentar una serie de documentos. Desde el punto de vista burocrático no es fácil y lleva un tiempo. Estamos haciendo ahora las memorias para que sean en concreto los diarios de La Almadraba Bien Patrimonio de la Humanidad.

¿Fue la propia duquesa la que puso en valor el archivo?

Ella compra la mitad del palacio y se hace cargo del archivo, que estaba en guardamuebles infectado por xilófagos, hongos, humedades… Si ella no lo hubiese catalogado y se hubiera ocupado de expurgarlo de esos elementos este archivo se habría perdido como tantos otros. Y ella es la que pone en valor esta fundación y este palacio, que cuando yo llegué a Sanlúcar estaba en ruinas.

Hace menos de un mes quedaba visto para sentencia el juicio por el pleito que mantienen con usted los tres hijos de la duquesa. ¿Cómo vivió el juicio? ¿Confía en que la justicia le dará la razón?

Esperemos que la justicia haga bien su trabajo. Nosotros hemos defendido la voluntad de la fundadora, no es un juicio mío contra los hijos, aunque lo parezca. Nosotros hemos defendido nuestra carta fundacional y espero que la justicia dictamine favorablemente.

¿Qué supondría para la Fundación y el archivo que la sentencia resolviera a favor de los hijos de la duquesa?

Es mucho más complejo que decir lo que ocurriría en caso de que dictaminase a su favor. Ahora no se lo sabría decir.

Pero se habla de dispersión, y eso es algo que temen muchos colectivos en Sanlúcar.

La dispersión es difícil tal y como está constituido el monumento. No olvidemos que es un Bien de Interés Cultural y que el archivo forma parte de la Red de Archivos de Andalucía, pero es evidente que no es lo mismo que los bienes estén dentro de una fundación como quiso la fundadora a que esté repartido entre cuatro miembros, entre los que yo me incluiría como fundadora.

Los hijos de la duquesa cuestionan la legalidad de que usted ostente de forma vitalicia la presidencia de la Fundación.

En la mayoría de las fundaciones los presidentes son vitalicios. En mi caso consideró la fundadora que yo era cofundadora, muy en contra de mi voluntad, porque yo nunca quise ser presidenta de la fundación. Lo que pasa es que su muerte nos cogió desprevenidos, estaba así constituido y lo único que pretendo es seguir los deseos de la fundadora y ser una intermediaria entre su voluntad y las administraciones. No es ningún privilegio ser presidenta de esta fundación ni de ninguna otra. Tiene más obligaciones que satisfacciones.

Usted siempre ha antepuesto el valor cultural y patrimonial de la Fundación al monetario.

Por su puesto. Ser presidenta no implica ningún valor monetario ni tiene ningún privilegio. Es absurda esa idea de que por ser presidenta me mantengo de ella, al contrario, soy yo la que aporto a la fundación con mis pocos o muchos medios. En todo caso yo soy conservadora y en función de eso sí que me corresponde un sueldo.

De todas maneras, los hijos de la Duquesa hablan de un valor de 60 millones.

Yo nunca le he dado valor, como tampoco se lo dio la duquesa de Medina Sidonia. No hay que confundir el valor con el dinero. Eso es de necios.

¿Por qué denunció al albacea?

Yo no denuncio como Liliane, lo hace el patronato porque considera que no se respetaba el testamento. Incluyó en el cuaderno particional una serie de bienes que ya no eran propiedad de doña Isabel.

Antes de comenzar una de las primeras sesiones del juicio, uno de sus hijos, Gabriel, declaraba textualmente a la prensa que su madre, en vida, les dejó claro “que les iba a putear”. ¿Tan mala relación había entre ellos?

Ante eso no me voy a pronunciar, francamente. De verdad no voy a entrar en lo que dicen unos y otros. Ellos mismos creo que demuestran con esas declaraciones lo que eran unos y otros.

¿Cómo era la duquesa?

Era una mujer muy comprometida con su sociedad, una gran intelectual que siempre luchó para que ese patrimonio se conservase para la sociedad, porque si no, no tiene sentido conservar un archivo. Ella podría haberlo vendido o donado al Estado y entonces a ver qué reclamarían. Ella luchó para que este bien formara parte del acervo cultural no sólo de Sanlúcar y Andalucía, porque yo pienso que trasciende el valor cultural y patrimonial de las fronteras españolas.

¿Entendería su vida y su trabajo sin la duquesa?

Yo evidentemente la mitad de mi vida la he pasado junto a Isabel. Mi vida es la que es y no se si la entendería o no, ni me lo he planteado.

¿Cree que la relación que mantuvieron, teniendo en cuenta la condición de aristócrata de la duquesa, ayudó a normalizar la homosexualidad?

No tengo ni idea. No se lo sabría contestar.

Hay muchos que siguen dudando de los motivos reales de su matrimonio.

Cada cual es libre de pensar lo que quiera. Yo no tengo que justificarme ante nadie. Yo lo que sé es que he convivido con una persona casi 30 años y mi obra y mis hechos están ahí y lo que piensen los demás me trae sin cuidado.

¿Qué futuro le depara al Archivo Ducal?

Yo espero que siga su camino y que al final las administraciones, evidentemente, se hagan cargo y estén al frente de este archivo para que quede al resguardo de futuras dispersiones.

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Jorge Miró

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