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Hugo Gómez, conocido abogado laboralista, no se considera un letrado al uso: "Me sirvo del Derecho para militar con la gente, con los trabajadores y con los sectores que están sufriendo".

La cita es en la plaza del Banco en una mañana de nubes que no terminan de decidirse si descargar o no algo de agua. Cuando llegamos, bajo el centenario ficus ya aguarda Hugo Gómez Ángel (Tuluá, Colombia, 1937), al que agradecemos su deferencia por haber venido a Jerez desde Sanlúcar de Barrameda, donde reside.

A pesar de rozar los 80 años, Hugo todavía sigue al pie del cañón, defendiendo siempre a los más necesitados. Afirma que más que definirse abogado, “ejerzo la profesión de abogado. Me sirvo del Derecho para militar con la gente, con los trabajadores y con los sectores que están sufriendo”.

Y es que seguramente a Hugo lo habrán visto en más de una manifestación en la que se reclame por los derechos sociales, laborales o sindicales. O en los juzgados defendiendo a desahuciados, trabajadores o mujeres maltratadas. Es por eso que se le podría definir como un abogado atípico, al que ni siquiera le gusta vestir de chaqueta en los juzgados.

Su melena blanca, bigote y perilla son las otras señas de identidad de este antiguo profesor de la Universidad Nacional de Colombia y sindicalista que, en 1979, tuvo que marchar al exilio, como hicieran numerosos intelectuales colombianos de su época durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala. Tras pasar primero por Francia, llegó a España en una primera etapa en 1983, a donde regresó definitivamente en 1985. Hugo Gómez está inscrito actualmente en los Colegios de Abogados de Cádiz y Jerez y es además letrado del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

Es obligado preguntarle en primer lugar por su país, Colombia. ¿Cuando sale en el exilio no había democracia?

En Colombia nunca ha habido democracia. Por aquel entonces gobernaba el Partido Liberal. Fue la época en la que prácticamente se inició el tráfico de drogas y la conformación de las organizaciones y los cárteles y también las organizaciones paramilitares. Allí creció el narcotráfico y el paramilitarismo, no sólo amparado por el mismo gobierno, sino desde el mismo gobierno prestándoles logística. Se convirtieron en las agentes de la guerra sucia con la criminalidad más espantosa. Si uno se pone a mirar las diferentes dictaduras del cono sur, se quedan chiquitas al lado de Colombia. En los 50 años de enfrentamiento popular con el estado, el grado de criminalidad ha sido espantoso. Es un país donde actualmente hay seis millones de desplazados internos, desplazados de sus campos por los terratenientes y narcotraficantes que se apoderan de sus tierras, en medio de un terror brutal. Todos los catálogos de tortura y de crimen están superados. Desde partir a un hombre vivo con una sierra por la mitad a decapitar a una persona y arrojar su cuerpo a los cocodrilos o a hornos crematorios. Hablamos de un país con 9.500 presos políticos, y todos son obreros, campesinos, estudiantes y demás sectores populares, pero particularmente agrarios y campesinos, que es donde se ha librado la confrontación entre la población y el estado y la oligarquía. Ha habido masacres de pueblos enteros, se han descubierto fosas comunes de hasta 40 mil personas… Y después el estado estableció un pago a los militares que asesinaban a guerrilleros, y según fuera la jerarquía les daban una cantidad de dinero. Esto lo ocultó el presidente actual, Juan Manuel Santos. Y este presidente creó los falsos conflictivos, es decir, para que los militares pudieran cobrar, hacían levas de gente pobre en los pueblos, los enganchaban con la promesa de darles trabajo y luego los vestían de guerrilleros, los asesinaban y entonces los presentaban como guerrilleros muertos para cobrar su botín. Ahora bien, lo más espantoso de todo esto es el silencio. En España absolutamente nadie se ha levantado. Y todo esto amparado por las multinacionales españolas que hacen lo que les da la gana allí por los grandes compromisos económicos, y han adquirido la impunidad y el silencio democrático, entre comillas, de aquí. Y sus presidentes los reciben con honores. De hecho, al criminal que fundó las bandas paramilitares, que fue Uribe, en Cádiz le dieron la Cruz de la Libertad y de la Democracia, y al mismo Santos lo reciben en alfombra roja. No conozco a ninguno que haya llevado al Congreso una moción, una denuncia, ni en las diputaciones ni en ningún lado. Hay un silencio que merece todo un estudio de por qué se ha dado esto. Hay grandes intereses de por medio de querer ocultar esto, y es por eso que Colombia se ha convertido en un auténtico Israel. Y de otro lado está la entrega de la soberanía. Es un país entregado a las grandes corporaciones transnacionales, entre ellas las españolas. España es dueña ya de Colombia en ese sentido. El BBVA y el Santander son los principales bancos que concentraron todo el capital de la banca colombiana y la banca nacional y que les permite financiar a su vez a sus empresas multinacionales. Y después, todas las construcciones que se están llevando a cabo de termoeléctricas e hidroeléctricas es despojando y desalojando a los campesinos y pescadores de las riberas para ellos poder hacer sus embalses. Colombia es un país que ha perdido su soberanía. No tenemos patria, nos han robado la patria. Eso es de la oligarquía, eso es de las trasnacionales, eso es de los narcotraficantes… Y encima con una miseria tremenda. Hay entre un 70 y un 80 por ciento de personas en la miseria más absoluta, y sin Seguridad Social, que sólo alcanza a un 15 por ciento de la población.

Por la mayoría de personas a las que defiende, ¿se considera un abogado de pobres?

No soy abogado de pobres, me considero un militante del movimiento político y social allá donde esté. Yo tengo una concepción comunista rotunda y del internacionalismo proletario y eso me lleva a luchar con los que luchan por la defensa de sus intereses y por la transformación de la sociedad. Yo siempre he dicho que no soy abogado, sino que ejerzo la profesión de abogado, porque tengo un perfil completamente distinto. Me sirvo del Derecho para militar con la gente, con los trabajadores y con los sectores que están sufriendo.

Eso lo ha tenido siempre claro.

Siempre. Un político chino decía que cuando la idea tomaba fuerza se convierte verdaderamente en una fuerza material, como un motor. Eso ya lo he asimilado y lo he trabajado, no es una cosa espontánea ni sentimental o piadosa, sino que tengo la absoluta convicción de que, cuando milito, participo no sólo en defender los derechos de todos, sino en la transformación social en la que todos participamos. También como profesional me interesa un sistema en donde se viva con libertad, con derechos, y sobre todo participar en la construcción de una sociedad de tal manera que su causa es exactamente la mía, aun cuando tenga su espacio distinto y se mueva u obre de distinta manera. De modo que yo me considero un militante, no un abogado de pobres ni esas cosas. Allí donde estoy, estoy militando, cumpliendo un deber.

¿Cómo definiría esta crisis?

Definirla es muy complicado. Lo que sí es cierto es que pertenece al desarrollo del capitalismo. Es implícita. El capitalismo se mueve y se desarrolla en medio de crisis periódicas en donde cada vez van siendo más constantes. Esta es una crisis como las otras con unas características muy especiales, que se da en unas condiciones de un imperialismo moral que viene copando políticamente, económicamente y también territorialmente extensas zonas del planeta en provecho propio con la intención de concentrar propiedad, capital y poblaciones. Es todo un desarrollo. Y en su propia dinámica genera sus propias contradicciones, que es lo que nosotros vemos: Los grandes capitales desaparecen de los bancos, desaparece todo el sistema de financiación… Ahora, lo que sí está claro es que, bien sea porque se haya producido conscientemente -que no necesariamente es así- lo cierto es que ellos han aprovechado esta crisis para cobrarse cuentas después de casi 200 años de lucha sindical, de conquista de los trabajadores. Es la oportunidad de todos ellos de despojar al estado y limitarlo en los servicios. Que todo el capital vaya a ellos, que todos los ingresos del producto industrial vayan a sus cuentas y sus bancos y por consiguiente, que haya un desarrollo, un incremento de la tasa de las ganancias del capital a través de la explotación de los trabajadores. Con la reforma laboral hay una mayor explotación, así que las ganancias son mayores porque los salarios son menores.

"Cuando milito, participo no sólo en defender los derechos de todos, sino en la transformación social en la que todos participamos"

¿Se puede acusar y penalizar a los responsables de la crisis?

Bueno, ¿pero quién los penaliza? Eso es pedir que ellos mismos se ahorquen. ¿Quiénes serían los jueces? La única forma sería que el pueblo, que la clase obrera, asumiera el poder y se hiciera cargo del Estado. Para empezar porque ni ellos consideran que es delito, y aun cuando sean responsables como capitalistas que son, oligarcas que son, agentes que son de todo ese sistema que crea todo eso. No solamente eso, sino que los tribunales son del mismo Estado. No existe Ley ni jurisprudencia que permita decir que son unos bandidos.

¿Para usted entonces la Justicia está al servicio de los poderosos?

Por supuesto, y además politizada de una forma grosera. Y lo estamos viendo. Lo que pasó por ejemplo con la reforma de la Constitución, hecha a la carrera para hacer prevalecer la deuda privada de los bancos por encima de la deuda y de los servicios y necesidades de la población española. Sería un sueño, pero un sueño muy extraño. Ni ellos se consideran culpables ni existen tribunales que los consideren culpables por eso. Otra cosa es lo que pasa ahora, que están haciendo una catarsis de eso. Ese ‘caiga quien caiga’ para dar a entender que limpiamos el sistema quedando sólo los ‘limpios’. Pero aún quedando los ‘limpios’, ¿qué pueden hacer? Porque si van a actuar dentro de las mismas instituciones, con las mismas reglas, dentro del mismo sistema capitalista, sujetos a las leyes del mercado y de las imposiciones del gran mercado y demás, no es un problema de querer y de tener buenos sentimientos, es un problema real. Por consiguiente no se pude mover este sistema sin la corriente dineraria, y ese es el capital. Y de ese dinero no es dueño ni siquiera el Estado. El Estado es una organización de los capitalistas para legislar. Y los tribunales aplican eso y establecen una jurisprudencia y una doctrina acorde con las políticas del Estado. Y ahí tenemos el caso de Grecia. Nadie niega la calidad humana de los griegos y del partido que ha ganado, pero se ha encontrado con una realidad donde no hay una dictadura del proletariado, es una dictadura burguesa. Vivimos en una dictadura peor. ¿Quién de nosotros ha dispuesto que hayan tomado las medidas que han tomado?

Usted ha llegado a decir que en España vivimos en un estado de sitio.

Por supuesto, estamos en un estado de sitio absoluto. Se sitia a la población, se la despoja de su trabajo y al que lo tiene se le paga mal, en ocasiones ni el salario mínimo, o se le hace trabajar horas extraordinarias sin pagárselas, obligados con el chantaje del despido. Y lo que es más grave aquí en España es el trato que se le da al trabajador. Y eso se ve todos los días. Y en España además no se reconoce el valor del trabajo.

Hablaba antes sobre quienes han dispuesto que se hayan tomado las medidas que se están tomando actualmente. En este sentido se podría hablar de la Ley Mordaza.

Lo curioso es que está sujeta a ser aplicada por los tribunales, a ser cumplida por la Policía y a ser consolidada en las cárceles. La Ley Mordaza es muy grave por eso, porque la Policía cada vez es más arbitraria y comete más atropellos y obra con una impunidad tremenda. Pero luego desde los mismos tribunales se blinda con la aplicación de la ley, y entonces se justifica, se penaliza y criminaliza al que por el contrario está en el plano de la Justicia y está ejerciendo un derecho de buscar una Justicia para todos los demás. Y si no cumple, se le detiene y encarcela. Hay un periplo. La Ley Mordaza es la dictadura burguesa de clase para defender sus intereses, temerosa de que el pueblo se rebele, y crea todos los mecanismos que impide que se muevan, que no tengan el más mínimo movimiento ni la más mínima expresión para poder defender sus intereses. Y se está viendo con lo que ha pasado en Barcelona con los chicos que ahora han sido condenados por sus manifestaciones frente al Parlamento catalán.

Precisamente hace unos días hubo una manifestación en Jerez en contra de la Sentencia del Supremo que los condena a tres años de prisión. ¿Qué le parece la misma?

Pues que es acorde con los intereses de la burguesía catalana y española. Es acorde. Se le impide a la gente que se manifieste y que llegue a los sitios que son suyos, porque son espacios públicos. Para eso han hecho la Ley Mordaza. La hacen, la Policía interviene, la Policía detiene, los llevan a los tribunales, y como esto es un Estado, dicen, de derecho –de derecho burgués, por supuesto- pues tienen a los jueces, totalmente politizados por otra parte.

"La Ley Mordaza es la dictadura burguesa de clase para defender sus intereses, temerosa de que el pueblo se rebele"

Usted que siempre ha estado ligado a los movimientos sociales, ¿qué opinión le merece Podemos, que se podría decir que tuvo como germen el movimiento del 15M?

Sobre Podemos se pueden decir muchas cosas. Lo cierto es que sin algunas cadenas de televisión ellos casi ni se desarrollan. La burguesía española necesitaba ponerle coto, reducir toda esa espontaneidad de la población que se marchaba a las calles, que empezaban a crear, como decían ellos, desordenes públicos, y veían que eso podía crecer y de pronto formarse una gran rebelión en la que tuviesen ellos que intervenir para dominarla. Pero ellos necesitaban una plataforma política, un grupo que construyera un corral democrático, institucional, y es entonces cuando surgen una serie de intelectuales que provienen de la izquierda, con un discurso que no es suyo, sino que recoge todo lo que está en la calle. Obviamente se identifican con mucha inteligencia, ya que lo que expresan lo expresan bien y en un momento determinado crean el corral que la burguesía necesitaba. A partir de ese momento, todos esos insurgentes se van a mover dentro de las normas. Institucionaliza y reduce toda esa protesta, toda esa cuestión que era peligrosa. En ese sentido, personalmente creo que se convierten en un instrumento. Es decir, en el desarrollo de Podemos está un gran plan burgués de institucionalizar la oposición una vez desacreditados todos los demás partidos. Entonces surge esa cuestión e inclusive lo impulsan desde la prensa hasta llegar a dónde han llegado. Y esto se puede apreciar viendo cómo desde ese momento ya no hay plazas tomadas, ya no hay ese momento espontáneo que había, sino que ahora son reuniones para configurar listas, manifestaciones de un millón de personas... Para mí el resultado es el de ser un instrumento necesario dentro de la política del capital y de la política burguesa española. Aparece el fenómeno y se va desarrollando. Esa es la realidad. Falta ver qué pueden hacer desde el poder, dentro de las instituciones.

¿Cree que Podemos será flor de un día?

Tal vez flor de un día no, pero es muy significativo que no consiguieran lo que ellos creían que iban a conseguir en Andalucía. Ellos no se dieron cuenta, a medida que pasaba el tiempo, de las declaraciones que iban dando, las imprecisiones, los dimes y diretes, la falta de claridad, la falta de movilización real y efectiva… Pensaron en lo anterior, en todo lo que habían recogido y en la espontaneidad de mucha gente, particularmente estudiantes, profesionales y pequeña burguesía, porque realmente la estructura básica no son obreros ni trabajadores propiamente dichos. Yo diría que es como la República Platónica. Ellos piensan como la República de los sabios, los socialistas utópicos. La inteligencia dirigiendo y tal es algo utópico en ese sentido. Y no porque haya salido Ciudadanos. Y es muy posible que en las próximas elecciones se encuentren con un fiasco, y no porque puedan tener malos resultados, sino que les pase como a las empresas que consideran pérdidas cuando no han conseguido las ganancias que pensaban obtener. Ahora bien, ¿desaparecer? No sé, depende de que desarrollen ellos mismos una gran capacidad política y adquieran una experiencia del manejo del Estado y de las cuestiones con rapidez. Si tienen capacidad para dirigir bien, sobre todo si se ponen al frente, y cumplen desde los niveles en dónde estén aunque no estén gobernando, y en segundo lugar están ligados verdaderamente a la población y son capaces de hacer que la misma población presione por esos cambios, si tienen esa capacidad les irá bien. Pero si empiezan con las mismas limitaciones que tienen los demás partidos sobre presupuesto, legalidad, etcétera, y al mismo tiempo no toleran que la gente tome el Ayuntamiento y les empiecen a reclamar todo lo que prometieron, entonces se van a encontrar con una situación muy complicada, como en Grecia mismo, donde hay un gran desconcierto, de un lado, y un gran descontento, por otro. Porque tú no puedes de pronto prometer cosas que sabes que no estás en condiciones de cumplir, porque creas falsas expectativas. Y yo lo que veo en estos momentos en Podemos es que tratan de no crear falsas expectativas, y al no querer crearlas no están diciendo nada, y en ese sentido no ves su programa. En síntesis, en lugar de fortalecer el desarrollo progresivo político y social del pueblo español para luchas más fuertes y que conduzcan a un ascenso del poder más definido, ellos se han atravesado como una organización más reformista que va a actuar dentro de las instituciones en donde todo lo otro no se toca.

Usted es abogado de los vecinos que ocuparon las corralas de Sanlúcar. ¿Piensa que hay un verdadero interés por encontrar una solución política al problema de la vivienda en España?

Hombre, la burguesía siempre se lo plantea desde el punto de vista del orden público. Para ella, darles derechos y servicios a los ciudadanos es para que no se amotinen. Entonces, políticamente en un momento determinado, le puede interesar cuando hay no solamente un problema de vivienda muy grande, que siempre lo habido, sino sobre todo cuando hay una gran movilización social y se va creando una conciencia en torno a ello. Y en este sentido por lo menos hay una manifestación política de aceptarlo y de tener interés en resolverlo, sea sincero o no, y por lo tanto hay un interés político. Por supuesto tiene que haberlo, primero porque desde el punto de vista electoral les interesa, y desde el punto de vista social político les interesa que no haya desórdenes públicos. Ahora, la población está carente de vivienda, como en este caso de Sanlúcar. Hablamos de personas que toman posesión de unas viviendas porque no tienen casa ni trabajo, las casas familiares están saturadas y ya es que ni siquiera caben los niños, no hay espacio vital ni condiciones de vida y por consiguiente no les queda más remedio que hacer lo que están haciendo. ¿Cuál es la respuesta del Estado? Depende. En el caso de Sanlúcar empiezan a poner problemas, pero en este momento salta a la vista que esas instituciones políticas no se han preocupado por resolver ese problema de la vivienda, porque en Sanlúcar hace lustros que no han construido ni una sola vivienda social. Entonces ahora se les presenta el problema, que no saben resolver, y queda en manos de los jueces, que dicen que hay un propietario, que piden que haya un lanzamiento y luego actúa la Policía, que no actúa si los jueces no se lo mandan. Y aquí volvemos a lo mismo: Los jueces se convierten en instrumento de la propiedad.

"En estos momentos, en Podemos tratan de no crear falsas expectativas, y al no querer crearlas no están diciendo nada"

Llegó a ser denunciado por la Policía y condenado tras unos incidentes en estas corralas.

Sí. La Policía intervino con atropello, sin autorización judicial previa, irrumpiendo en una corrala, vociferando, atemorizando, vejando y pidiéndoles el DNI a los vecinos de malas maneras. Ante esto me llamaron para que interviniera y los defendiese para que por lo menos hubiera alguien de testigo. Yo fui a entrar y la Policía se negó. Les presenté mi documentación para identificarme como abogado y no entraron en dialéctica. Incluso les dijeron a los vecinos que no me hicieran caso. Yo intervine y exigí a un Policía que se identificara y que me enseñara la orden judicial que les permitía el allanamiento de esas moradas. Y finalmente, cuando este hombre estuvo alterado, le dije que lo iba a empapelar. Fue entonces cuando consideró que eso era una falta de respeto a la autoridad y me denunció. Luego el juez dicta una sentencia que es preciosa, que es acorde con el pensamiento de esta gente, poniendo presente el derecho de los policías a estar ahí, inclusive descalificando a los testigos que yo llevo para poder minimizar y destruir ciertas cuestiones que son veraces, además de resaltar la autoridad de los policías, poniendo en cuestión mi intervención como abogado allí, cosa que es absolutamente absurda y me condena a una falta. El problema no está en el dinero de la multa, sino lo que eso significa. Primero que la fuerza pública puede atropellar impunemente, y luego que el ofendido no tiene la posibilidad de hacer valer sus derechos.

¿Denunciaron a los policías? 

No, porque los mismos vecinos temían represalias. Por mí los habríamos denunciado. Ya cuando ha pasado el tiempo me digo hasta qué punto podría haber pasado por encima, pero el hecho es que eso ha existido. Y eso fortifica la posición de las actuaciones de la policía, y tiene el efecto de disuadir a la defensa, porque claro, eso significa que si entra un abogado en ese momento ellos pueden decir que están en una operación en la que no necesitan autorización judicial y que usted no tiene nada que ver con lo que pasa. Es el hecho y son los efectos perniciosos, pero la Justicia ha actuado tal y como es. Y la Policía es la guardiana de esas instituciones. Y entre un abogado y la fuerza pública apoyan a éstos últimos, y esa es la realidad.

Lleva también la defensa de algunos de los detenidos a raíz del famoso desahucio de Caulina. Siempre se ha hablado de una intervención desmesurada de la Policía aquel día.

Ahí están las fotos y los vídeos. La realidad es esa, que hubo una respuesta totalmente desproporcionada. Mientras que había personas que resistían pacíficamente en el suelo, la Policía utilizó el garrote, arrastró a la gente y los metía en furgonas con un calor canicular. Y luego sin olvidar los improperios y los vejámenes.

¿Cómo está el proceso judicial?

Ya está para cerrarse en Instrucción. Una vez que se cierre pasaría como procedimiento abreviado a Penal. 

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Jorge Miró

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