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Hace años que partidos y asociaciones animalistas han puesto en el punto de mira a esta perrera, que presta servicio de recogida de animales a diferentes ayuntamientos gaditanos.

A la hora en que se escribe este reportaje, en la web change.org una petición dirigida a la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, ha recogido más de 16.500 firmas de apoyo. Y subiendo. El objetivo marcado con esta iniciativa es el cierre de la perrera Gesser, ubicada en la barriada rural de Los Albarizones, que presta el servicio de recogida de animales a varias localidades de la provincia, entre ellas la Isla de León.

En los últimos años, todo lo relacionado con esta perrera ha generado polémica. En la propia petición de change.org se la describe como un lugar en el que los animales viven en jaulas “sin comida ni agua”, “desnutridos”, “sin vacunas” y donde son sacrificados. En numerosas redes sociales y foros de Internet abundan comentarios de protectoras y usuarios que denuncian el maltrato que reciben los canes y la falta de medios en las referidas instalaciones. La situación ha llegado a tal extremo que asociaciones y partidos animalistas llegaron a interponer denuncias ante la Fiscalía por todo ello.

A la vista de esta situación, este medio ha querido conocer de primera mano si todo lo que se cuenta sobre Gesser es verdad o no, sus luces y sombras, contando para ello con diferentes protagonistas que aportan su visión de los hechos: el responsable de los animales de la perrera, un antiguo trabajador de la misma, la miembro de una protectora que colaboró con Gesser y el coordinador provincial del partido animalista Pacma. A partir de aquí, saquen sus propias conclusiones.

José Moreno Jiménez, responsable de los animales de Gesser

Este medio visitó Gesser en dos ocasiones. La primera vez, sin avisar previamente, pudo conocer de primera mano con un trabajador del centro las instalaciones. La visita se realizó al mediodía y en principio no descubrimos nada que no esperásemos de antemano en una perrera. Esto es, un sitio triste, porque triste es ver perros enjaulados. Los mismos están divididos en diferentes bloques, algunos solos y otros acompañados y en principio parece que separados por su sexo. El tamaño de las jaulas varía dependiendo del número de animales. Las individuales, sin ser gran cosa, tampoco son extremadamente pequeñas. No vemos que les falte ni agua ni comida, aunque el pienso es igual para todos, sean cachorros de pocos meses o perros viejos. Las jaulas no se ven sucias, aunque divisamos excrementos en algunas de ellas. En cuanto al estado de los canes, hay un poco de todo, algunos con mejor aspecto que otros. Eso sí, todas sus miradas transmiten una profunda tristeza.

La segunda visita, días después y tras concertar una entrevista, la hacemos de la mano de José Moreno Jiménez, Tato, como prefiere que le llamemos, responsable de los animales de Gesser. Pocos cambios vemos, salvo algunas jaulas vacías. ¿Se habrá adoptado algún perro? ¿Sacrificado? Tato nos enseña además la clínica veterinaria, el almacén donde se guardan decenas de sacos de pienso, el lazareto –lugar donde se aíslan a animales enfermos- ocupado por un cachorrito y otra sala donde hay diferentes neveras en las que reposan animales muertos a la espera de ser incinerados. Posteriormente accedemos a la oficina, donde realizamos la entrevista.

En primer lugar, Tato explica que Gesser no sólo se dedica a recoger perros. Es una empresa que también tiene contratados otros servicios con diferentes ayuntamientos, como el del cuidado de parques y jardines, y afirma que una de las funciones de la empresa es darle una salida laboral a personas con enfermedades mentales. De hecho, indica que en la perrera la mayoría de los trabajadores padecen alguna enfermedad de este tipo.

Pero vamos al grano. Preguntamos por el supuesto maltrato que reciben los animales, según denuncian los colectivos animalistas. “El tema del maltrato es que no sé qué significa. Hay gente que ve maltrato en sacar a un animal de la calle y meterlo en una jaula y yo lo que les digo es lo que nosotros hacemos, que es retirarlo, traerlo en una furgoneta adecuada, meterlo en una jaula adecuada a su tamaño, separarlos por sexo y darles comida y agua”. En cuanto a la asistencia veterinaria, Tato afirma que tienen a una veterinaria en plantilla con un horario laboral pero que, fuera del mismo, acude al centro “cada vez que hay cualquier anomalía”, señalando que a los animales con enfermedades contagiosas se les aísla en el lazareto. 

El del sacrificio es uno de los asuntos más espinosos. “Yo no estoy de acuerdo con el sacrificio”, afirma Tato, que explica que por ley tienen que tener a todos los perros diez días en custodia por si aparecen sus dueños. A partir de ese día el animal ya pasa a manos de la perrera, que es la que decide qué hacer con él. En ocasiones, señala, tienen perros durante “seis o siete meses que verdaderamente sabemos que no los va a adoptar nadie”. Es por eso que el sacrificio se realiza “a criterio del veterinario”, que es quien dice qué perro está o no adecuado para darlo en adopción en función de su edad, su estado de salud, si tiene enfermedades contagiosas o su carácter agresivo. Las camadas de cachorros que llegan al centro también se suelen sacrificar porque, explica, es muy difícil que puedan salir adelante sin el cuidado de su madre. “Nosotros no vamos a las jaulas diciendo hoy te toca a ti y a ti. Nosotros no hacemos esas cosas, es incierto”.

Tato también señala que antes del sacrificio se ponen en contacto con las protectoras con las que colaboran, que son las que se encargan de sacar a los perros para repartirlos en casas de acogida, si es que no encuentran un dueño. 

En el caso de que un perro encuentre un nuevo dueño, el precio para sacarlo fuera depende de varios factores. Si tiene microchip costaría 15 euros el cambio de propietario, a lo que se le sumarían otros 20 euros si no tuviera la vacuna de la rabia, que es obligatoria por ley. Si el perro no tuviera microchip, el precio se elevaría hasta los 61 euros, que comprende el propio chip, la vacuna de la rabia y el pasaporte del perro.

Por último, preguntamos el número de animales que han pasado por Gesser. Según su registro, desde el 1 de enero hasta la fecha de visita a sus instalaciones, a mediados de noviembre, un total de 1.374, de los cuales se habían sacrificado 118 perros, 446 fueron adoptados, 150 se devolvieron a sus dueños e incinerados 324. Sumando todas las cifras no nos salen las cuentas, a lo que aduce Tato que el resto de animales hasta alcanzar los 1.374 son los que han recogido en Jerez pero que acaban en el zoosanitario municipal del polígono industrial de El Portal.

Paco, extrabajador de la perrera

Paco es el nombre ficticio de un extrabajador de la perrera que prefiere mantener su anonimato. En una conversación telefónica, explica que trabajó varios años en Gesser y confirma que las instalaciones de los perros se procuraban mantener siempre limpias durante el horario laboral. También señala que por cuestiones de espacio “se sacrificaban animales sanos”, si bien de la mano de una protectora consiguió salvar muchas vidas. “El problema es la gran cantidad de perros que entraban. Cuando yo estaba se recogían perros de cuatro ayuntamientos, luego se quedaron con dos, pero de Chiclana por ejemplo llegaban muchísimos. Y cuando se acababa la temporada de caza eso era una locura por la de galgos que llegaban”.

Paco afirma que dejó Gesser: "No me sentía cómodo con lo que hacía. Cada vez que había que sacrificar un perro lo pasaba fatal”. Eso sí, afirma que los perros “estaban bien atendidos”. El extrabajador de la perrera considera, además, que si el dinero que invierten los ayuntamientos a contratar servicios de perreras lo destinaran a protectoras “se reduciría mucho el sacrificio de animales, aunque no sé si a nivel cero”.

Merci San José, protectora ‘Nueva Oportunidad’ (Rota)

Nueva Oportunidad es una protectora roteña que colaboró con Gesser recogiendo animales para buscarles una familia adoptiva o de acogida. Sin embargo, según nos explica Merci San José, miembro de esta asociación, dejaron de trabajar con Gesser tras algunos problemas derivados del estado de salud de los perros. “Tal y como los sacábamos eran ingresados en un veterinario”. “Evidentemente sabemos que salen mal, pero es que es brutal de cómo entran a cómo salen y aunque las instalaciones no están mal, lo que no hay es una plantilla de responsables acorde a la situación de cada animal”.

Merci afirma: “Hemos llegado a un punto de decirles que los tengan en otras instalaciones y vean cómo evolucionan, que no los mojen y les den un poco de atención veterinaria, porque dicen que sí y es mentira, porque ¿cómo puede ser que a los 10 días de entrar algunos estén para morirse? Y si ven que el perro está en mal estado ¿cómo se les vacuna? Con mi experiencia, ya sé qué perro se puede vacunar o qué cual tiene que estar en cuarentena, pero dicen que su obligación es sacarlos con chip y vacuna de la rabia, pero a veces esa vacuna es contraproducente”.

La ruptura de relación entre protectora y perrera se produjo después de que sacaran a varios animales que murieron a las pocas horas de salir de Gesser. “Los últimos los sacamos con chip y vacuna de rabia, los llevamos al veterinario y murieron por parvovirus. Se lo dijimos al encargado y nos obligó a que cogiéramos los cadáveres y los lleváramos a sus instalaciones, pero nosotros no tenemos coches cualificados para llevar a perros en ese estado. Y no quisieron recogerlos ni devolvernos el dinero que nos costó sacarlos porque decían que querían ver los cadáveres, a pesar de que teníamos un certificado del veterinario confirmando sus muertes”.

En cuanto al tema del sacrificio en Gesser, Merci señala desde su punto de vista que “no hay sacrificio masivo”, aunque reconoce que “siempre tenemos la amenaza de que como no nos los llevemos los sacrifican” y afirma que a veces la perrera ha sacrificado por error perros que ya estaban reservados a protectoras.

En cuanto al sacrificio cero, considera que a día de hoy “es imposible y el que te diga que se puede es mentira, porque incluso con todo lo que se está publicando la gente sigue siendo inconsciente, cogen un cachorro porque es muy bonito y cuando ya empieza a dar problemas por ser adulto acaba en la calle. Falta concienciación y eso es lo que está generando que haya abandonos. Y la gente no entiende lo de las castraciones y que los castremos. La gente no sabe que es ilegal tener camadas, aunque sea de un particular. Porque las perras no tienen uno, sino siete perros. Y a lo mejor uno no te adopta el perro por estar castrado porque lo quiere para echarlo a una perra, tener una camada y sacarle dinero. El sacrificio cero es mentira y es inevitable”.

Por último, le preguntamos qué pasaría si protectoras como la suya recibieran el dinero municipal que obtienen por sus contratos perreras como Gesser. “Hombre, una protectora con refugio es similar a una perrera, porque tiene que tener a los animales encerrados. Pero evidentemente el trato no sería el mismo. Hay perreras que no tienen miramientos y la protectora siempre va a tener voluntarios que los van a pasear, que van a tener a los perros lo mejor posible con un mayor control veterinario y un seguimiento”.

Eduardo Aranyó Hidalgo, coordinador de Pacma en Cádiz

El partido animalista Pacma hace años que le tiene la guerra declarada a Gesser por el mal trato y las malas prácticas que, afirman, se producen en la perrera, hasta el punto de que el coordinador de la formación afirma tajante que no van a parar "hasta que cierre”.

Tras visionar el vídeo de la entrevista que le hicimos a Tato, Eduardo recuerda que Pacma, junto a otras asociaciones animalistas, presentaron en 2013 una denuncia en Fiscalía por una serie de hechos que consideran contrarios a lo recogido en la Ley 11/2003 de Protección de Animales. La misma, sin embargo, “ha estado dos años perdida en Fiscalía”, lo que ha provocado que se haya ralentizado su instrucción en un juzgado de Jerez.

Para Pacma, Gesser “prioriza el negocio con los animales por encima de sus derechos, cuando la ley reconoce su derecho a la vida" y se les ha "reconocido su capacidad de sentir”. En este sentido, critica que firme contratos con tantos ayuntamientos cuando su capacidad es de 200 animales. “Eso supone hacinamiento. Lo que tiene que hacer cada ayuntamiento es proporcionar a las protectoras un terreno público y que cada uno recoja a los perros de cada localidad”.

En cuanto al tema del sacrificio, recuerda que ayuntamientos como los de Madrid, Barcelona o Zaragoza ya tienen aprobado el sacrificio cero. “¿Por qué ciudades con millones de habitantes sí pueden permitírselo y en la provincia de Cádiz, localidades con pocos miles de habitantes no? Falta voluntad política y PP y PSOE siempre han mirado hacia otro lado”.

Eduardo cuestiona la preparación de los trabajadores de Gesser e incluso que sean disminuidos psíquicos, como defienden desde la perrera. Igualmente duda de la atención veterinaria que reciben los animales porque, afirma, han recibido “700 correos” de protectoras que les informan que los animales que han adoptado de Gesser les han llegado en muy malas condiciones de salud. “Sacan animales de mala manera, los vacunan sin la cuarentena, baldean las jaulas con los animales dentro, tienen poco personal para mantener a 200 perros y por las tardes no hay nadie que certifique si un perro se pone o no malo”.

Pacma también habla de ocurantismo en Gesser. “Hemos pedido que se nos facilite el registro de entrada y salida de animales y se nos ha negado siempre y estos animales que fallecen en su mayoría no tenemos constancia de ello, porque no entran a formar parte de su registro”, afirma Eduardo, que también señala que “sólo permiten la entrada a una protectora, que es Adóptalo, que desde hace tres años permite que este problema se perpetúe al no denunciarse las irregularidades que hay allí”.

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Jorge Miró

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