El dr. Lirola, pediatra de 'medio Jerez': "Gritar 'gilipollas' a un hijo... después no recordarán una infancia feliz"

A sus 86 años ya está jubilado, tras apurar hasta el último momento en que le dejaron ejercer. Insiste en que el cuidado es cosa de ambos progenitores, y que a menudo la mejor receta es el cariño, "mucho beso y mucho abrazo en casa"

El doctor Lirola, junto a un parque infantil cerca del Hospital, en Las Torres.
El doctor Lirola, junto a un parque infantil cerca del Hospital, en Las Torres. MANU GARCÍA

Más de medio siglo curando

Francisco Lirola López (Melilla, 1935) se hizo médico, recuerda, porque ya de pequeño estuvo entre ellos, cuando trataban a su hermano de un problema neurológico. Licenciado en Sevilla, pasó un tiempo en Marruecos, como jefe de Pediatría en Tetuán. En los 60 hizo unas oposiciones y acabó en Jerez en centros de salud. Labrado ya en hospitales, tuvo que acostumbrarse a ver decenas y decenas de niños cada día de consulta. Acabó trabajando también para la privada, montando su propia consulta. 

El doctor Lirola ha apurado al máximo su jubilación. En la pública le forzaron a marcharse a los 70, y en la privada, a los 80. Hoy vive en su mismo barrio de Jerez, ya con achaques, con problemas de visión. Ya no puede estar al día en el cuidado de niños, no puede leer artículos, lamenta. Una conversación fresca con quien ha sido el pediatra de medio Jerez en algún momento, uno de esos nombres que tantos conocen, y que deja traslucir si visión contemporánea de la vida. A los 86 años, insiste, por ejemplo, en que el cuidado infantil es cosa al 50% de padre y madre. Y que el cariño es, a veces, la mejor medicina. Prudente, cabal, empático y bienhumorado, no veranea en Cádiz con sus hijos y nietos porque, dice, es tiempo de que lo disfruten otros.


No es concretamente su ámbito de actuación, pero... ¿es cierto eso de que nacen más niños en días de luna llena?

No puedo contestar con exactitud porque no tengo la estadística. Lo que sí conocemos es que nueve meses después un apagón de una semana en Nueva York nacieron muchos más.

Como aquello de cuando ganó España el Mundial.

Exacto (ríe).

¿Cómo se encontró aquella sanidad marroquí en los 50?

La medicina de Marruecos era heroica. Ya estaba aquí todo más avanzado. Allí, coger una vía a un niño deshidratado era un reto. Hoy la Pediatría está en primera fila. El Hospital de Jerez tiene muchas garantías, con un gran jefe de servicio durante mucho tiempo, Joaquín Ortiz, que no sé si se jubiló. Un hombre muy preparado.

"¿Quieres dormir? Qué 'coño' vas a dormir ya teniendo un niño"

¿Cualquier tiempo posterior ha sido mejor?

Sí, aunque ha bajado la atención primaria en el último tiempo. Ahora no te dan cita con un niño malo, porque están sobrecargados, y falta gente. 

¿Qué hay que hacer para tener un niño sano?

Eso da para una conferencia. Influye la genética de familia paterna y materna. Hay hándicaps, pero generalmente no hay problemas. Son muchos retos. El primer niño es el de la ilusión, la madre disfruta como una loca, como el padre. La vida te cambia, los salarios ya no te llegan igual, te cambia todo. ¿Quieres dormir? Qué coño dormir, el niño por las noches te va a dar el coñazo. Tienes que aprender a dar biberones, a limpiar la caca. Y son los dos, no la mujer solamente.

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Lirola, para la entrevista.   MANU GARCÍA

En su día eso de repartir al 50% las tareas no se llevaría.

Tiene que trabajar también el padre. Hay que pasearlo, dar los biberones, salir los fines de semana, y cuando es mayor, llevarlo de la manita. Una cosa importante, que no se me olvide: hay que tener mucho contacto físico, darle mucho abrazo y mucho beso. Son medicinas para el día de mañana.

¿Ha regañado más a los padres o a los niños?

A los niños no se le puede regañar. Tienen responsabilidades distintas. Hay niños coñazos y caprichosos. Hay niños que son solo uno y parecen trillizos de lo que se mueven. Se aprende trabajando, ¿eh? Si te preocupas por ellos, serás un gran padre. Te tiene que gustar, no hay más remedio. Hay que seguir los consejos siempre de los médicos, y ser amigos de los hijos.

"Siempre hay que tener un pediatra que te comprenda y coja el teléfono a las tres de la mañana"

Se oye mucho eso de que hay que ser colega hoy en día de los hijos, pero también hay quien lo rechaza porque se promueve cierta distancia entre ambos.

Ni una cosa ni otra. Siendo colegas funcionan las cosas, pero con un código. Hay que ayudarse el uno al otro. Así surge la confianza. Al final os hacéis colegas. Si estáis cabreados, os dais un abrazo y se le dice: "Perdona, te he hecho una putada". Así se le dice. Es una comunicación muy interesante.

¿Son mejores los padres de ahora o los de antes?

Son diferentes, pero donde más diferencia hay es entre un círculo social y otro. La gente humilde da mucho cariño, mientras que a la vez he visto casos de casi analfabetismo. Hoy tenemos problemas que antes no existían. Las madres ahora trabajan. Afortunadamente, pero es una realidad que antes no se contemplaba. No es un sí ni un no sobre cuándo han sido mejores padres.

Los hay que están continuamente en urgencias. Tengo médicos en el ámbito cercano que recelan e indican que es un abuso. ¿Usted cómo lo ve?

Depende de la forma de ser de cada cual. Es difícil de contestar. Pero siempre tienes que tener un pediatra que te comprenda. Debes tener su número de teléfono, y aunque sea a las tres de la llamada, que te diga que hay que dormir o que el niño se lleve a urgencias y el "después me lo traes por la mañana". Tienes que descargar responsabilidad en un pediatra para que sea un equipo. En urgencias tenemos a médicos muy preparados. Porque si un niño tiene por ejemplo 38 de temperatura, a ese nombre hay que ponerle un apellido. Con dos meses, en verano con 38 grados, lo primero que te dirá un pediatra es que lo tengas bien destapado.

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Francisco Lirola.   MANU GARCÍA

¿Cómo ha afrontado los miedos infantiles a las batas blancas? Yo de pequeño iba de cabeza a por los palitos de la garganta.

Los pediatras, y sobre todo las pediatras, tienen sus batas que ya no son blancas, y saben entablar relación muy buena con los niños. Las consultas tienen hoy cuadros, paredes de colores, y es otro mundo. El palo hay que saberlo meterlo en la garganta. Se le dice: "Abre grande", y ves como puedes el fondo de la garganta. No hay que hacer sufrir a los niños. Cuando te llegan a la defensiva, le das el palito antes y la exploración la dejas para el final. Le dices que juegue él mismo con el palo, y que él mismo baje la lengua. Ahí ves algo. Es un gambeteo. 

Como los regates de fútbol.

Antes a los niños se le operaban las amígdalas mucho. Cuando lo hacíamos, les pedíamos a las familias que los trajeran con una toalla. Cogían un perreo tremendo, claro. Primero me lo duermen, luego se despiertan, se ven con la toalla y se les da un helado para que baje la inflamación, y se acaban levantando contentos. Ese trauma, así, desaparece. Y cuidado, porque un trauma puede durar toda la vida.

"Una fiebre es el nombre, pero siempre hay que ponerle apellido"

Las vegetaciones han traído de cabeza a las familias.

Los padres tienen que saber que las vegetaciones son tejidos linfáticos que se quitan y se bajan, sin olvidar que son unas defensas del organismo, como cualquier otra. Fabrican linfocitos que intervienen en las defensas. Salvo que tenga problemas de niños gangosos, o de oído, déjate de amaños. Si el niño se entiende hablando, se hable así. Si hay placas, pues se le manda antibióticos. No hay que operar siempre.

Sí es cierto que hay peques que están siempre enfermos.

Tenemos vacunas que se ponen por edad y te quitan la tosferina, el sarampión... Tenemos antitérmicos para la fiebre. Los niños cogen muchos virus, porque están en los mocos de otros niños, y es lo normal. Ese tipo de enfermedades producen un estado de defensa para mañana muy bueno. Si tiene fiebre, antitérmicos. Si tienen tos, el golpecito en la espalda.

¿Se puede mandar al colegio a un niño con fiebre?

No. Hay que ver siempre de dónde viene esa fiebre. Si la tiene, pues lo abrigas bien, lo montas en tu coche, y que lo vea un médico.

No soy padre aún, pero reconozco que alguna vez he dicho eso de que habría que tener un carné para tener niños.

Hasta que no tengas niños y pasen tres años no podrás dar consejos. No puedes hablar sin sufrirlo antes.

Hace unos días, en un centro comercial, escuché a quien a gritos llamó a su hijo "gilipollas" y "tonto".

Eso sí que no puede ser. El niño tiene que tener un medio ambiente donde suene música psicológicamente, sin peleas, sin el hijoputa, debe tener un ambiente agradable, para que luego recuerde que en su infancia fue feliz. Es muy fuerte llamar a un niño "gilipollas", porque ya con un año es una esponja que se fija en los padres. Aunque no digan nada, todo lo sienten.

Dígame un platito de verano.

El gazpacho es siempre una delicia de primer plato

Un lugar perderse.

Ahora no me pierdo. Tengo 15 nietos de siete hijos. Pasamos los veranos en pisos en Cádiz. Como no tenemos espacio y nosotros somos mayores, nos quedamos en Jerez.

Puesta de sol o ver amanecer.

A lo que caiga. Yo sí que me sigo despertando a las siete de la mañana


 

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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