Ficción y realidad
No por manida, la frase pierde vigencia. En la vida y en la ficción, a veces las situaciones se cruzan, coinciden o, como pasa tan a menudo, la ficción supera a la realidad. Sean crímenes como aquellos de los que habla en sus novelas José Joaquín García de Romeu (Cádiz, 1968), o cualquiera de las muchas circunstancias que se dan en el día a día.
El escritor y letrado, que ejerce en El Puerto de Santa María y Sevilla, publica Una gaviota voló sobre Cortadura (editorial Apache Libros), una novela de crímenes en serie que arranca con la espeluznante escena del primer asesinato que tendrá lugar en las costas de Cádiz durante esta novela de emociones fuertes, y que fue presentada esta semana en la Fundación Caballero Bonald de Jerez.
La verdad es que los crímenes dan bastante juego. De hecho, en la primera novela el crimen también está presente. Comienza con una muerte y uno de los personajes de unión de la trama también acaba apuñalado. Creo que la historia, tanto la que todos conocemos como esas pequeñas páginas escritas por personajes anónimos que no salen en los grandes libros, se ligan también al crimen.
Lo principal, y más importante, es que no escribo de grandes hombres o mujeres, me centro en esa parte olvidada porque no es interesante y, para mí, la Historia, con mayúsculas, la escriben tanto los grandes protagonistas como esa amplia mayoría. Creo que los lectores ven, han vivido o se sienten como protagonistas.
"No escribo de grandes hombres y mujeres"
No, yo creo que hay que escribir sobre lo que uno domina, sobre escenarios en los que se encuentra cómodo, ya sea porque los ha vivido o porque los conoce bien. Cambiar de escenario, dentro de la misma ciudad, no supone un trabajo extra.
Sus personajes, el que quiere ser y no es, el que es y no quiere serlo y el que sin serlo se conforma con el papel que le toca jugar.
Es un universo fascinante, nuevamente los personajes son los grandes protagonistas, incluso por encima del crimen, las dudas a las que se enfrentan, los dobles sentimientos, las personalidades que arrastran las mentes de cada uno de ellos. Como decía, es un universo fascinante, sobre todo El Arropiero, un asesino en serie real, pero que, como dice la novela, siempre quiso ser Vianka, aunque Marilyn la dominaba, un tres en uno que ya no sabe distinguir la realidad de la ficción o, finalmente, todo es una realidad triste y cruel.

La verdad es que la realidad supera a la ficción y, a veces, mis personajes son en realidad un nuevo ser que engloba a varias personas. En mi profesión conoces a muchos personajes y, a veces, cuando se escribe, puedes crear uno nuevo con los matices de algunas personas interesantes.
El Derecho Penal, la delincuencia, el mal en estado puro en algunas ocasiones o la estúpida inocencia de la desesperación.
En cierta ocasión se me asignó una defensa, no solo era un ser cargado de maldad, era retorcido y su víctima una persona muy querida en nuestro entorno. Como es natural nada más llegar al Juzgado yo fui increpado, se me afeó que defendiera a esa persona, mi única respuesta fue que si nadie lo defendía no podía ser juzgado… Todos merecen un juicio porque, si no, al final no habría ni condena ni absolución. En concreto El Arropiero nunca fue condenado porque nunca fue juzgado.

Un asesino, por supuesto. No existen jueces corruptos, aunque existan personas que sí lo sean; los fiscales, tienen su papel y, aunque parezcan cabreados, solo hacen su trabajo. En esta profesión es necesario tener claro que cada uno tiene su papel: el fiscal acusar, normalmente el abogado defender y el criminal tratar de que no lo condenen, ya el juez decide, pero es importantísimo que se acepten las reglas del juego y que nadie se cabree con el resultado… Aunque haya veces que el resultado nos fastidie muchísimo… A cualquiera de las tres partes.
"En las reglas del juego todos tienen que tener claro su papel"
Rotundamente se sabe todo y, sobre todo se opina, normalmente gente que ni sabe de qué va el tema. Siempre hay crímenes, siempre hay problemas, estos momentos no son ni mejores ni peores, solo más publicitados.
Nadie comete un crimen, sea de la naturaleza que sea, para que lo descubran. El crimen perfecto… no sé… el crimen siempre es una imperfección del ser humano, pero sí existen casos sin resolver… De momento, pues a veces hay crímenes que con el paso de los años se descubren, el mejor ejemplo es el de La Gaviota que voló sobre Cortadura.
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