Una cabeza pensante e incansable
Alejandro Rojas-Marcos (Sevilla, 1940) habla con la misma soltura y con el mismo tono que hace más de medio siglo, cuando empezó en el asunto de la cosa pública. Ha sido diputado, parlamentario andaluz y alcalde de Sevilla. El que fuera fundador del PA habla con naturalidad de las derrotas sufridas... y de los éxitos. Habla de lo que ocurrió en el pasado, pero también de lo que cree que va a ocurrir. Esta semana pasaba por el Ateneo de Jerez, el primero de un ciclo con andalucistas históricos y pensadores. Esta entrevista continúa la que ya ofreció tiempo atrás a lavozdelsur.es, que puede repasar aquí.
Pregunta. Nos acercamos al 4 de diciembre. ¿En qué momento ve actualmente la identidad andaluza?
Respuesta. El pasado no existe más que cuando tienes proyección de futuro. Y el 4 de diciembre lo tiene. Aquello significó un pueblo unido y en pie buscando poder. Hoy hay una competencia política lógica entre partidos que proponen soluciones diferentes a los problemas de Andalucía. Pero falta clarividencia de que es necesaria la coincidencia en cuestiones fundamentales. A veces hay un enfrentamiento grosero en el fondo y la forma. Es reflejo de lo que ocurre en España y en el mundo. Se echa en falta el espíritu del 4 de diciembre, que es unirnos en cuestiones fundamentales. Unos a otros se niegan el pan y la sal. Veo una actitud actual en los partidos por la que no quieren la unidad. Basta que la oposición proponga para que el que está en el gobierno lo niegue. Eso es destructivo, tóxico, negativo, antihistórico.

Pregunta. Hoy no hay un Partido Andalucista como lo estuvo en el Congreso y en el Parlamento andaluz. Lo más cercano entre formaciones con representación es Adelante, además de AxSí en varios ayuntamientios. ¿Qué va a pasar con esa representación institucional del andalucismo?
Respuesta. Hay gente que entiende que lo mejor para Andalucía es un partido nacionalista español y que vele por Andalucía, por Valencia, Canarias, Aragón... por España entera. Hay gente que piensa así. Plantear que no existan partidos españolistas es inviable. Tiene que haber partidos que representen a los andaluces y que sean soberanamente andaluces, que sus decisiones se tomen en Andalucía por andaluces, no sometidos a decisiones que se toman fuera de Andalucía. Eso son partidos andaluces. Blas Infante lo intentó. Los únicos que lo conseguimos con cierta potencia fuimos el Partido Andalucista, los primeros en la historia de Andalucía, los únicos que hemos llegado en 50 años al Parlamento andaluz, al Parlamento español, al Parlamento europeo e incluso al Parlamento catalán. Gobernamos Andalucía con el PSOE, y en muchos ayuntamientos. Hay dos brotes, uno es AxSí, con cierta presencia municipal a tener en cuenta, y Adelante, que fue Podemos Andalucía enfrentándose a Podemos España. Yo en las elecciones autonómicas he votado por Adelante.
Pregunta. Usted piensa que es indispensable que haya partidos andalucistas.
Pero no solo de izquierda, que es lo que votaré siempre, sino también de derechas. Porque Andalucía, aunque parecía impensable, ha votado por mayoría absoluta a la derecha. Un voto que ha fluctuado porque nadie podía haberlo pensado hace unos años. Clavero estuvo en los orígenes del PA, asistía a nuestras reuniones, Se salió porque nuestra opción de izquierda no es la que él deseaba. Puso en marcha una opción de derechas pero le ofrecieron un ministerio y arrió la bandera. Fue una pena. Alguna vez, medio en serio medio en broma, pero fundamentalmente en serio, he dicho públicamente que Juan Manuel Moreno, que ha hecho una proeza que no creía nadie que ocurriría, debería crear un partido andaluz de derechas. Es una ocurrencia evidentemente que no llegará a ocurrir.
Pregunta. Hablando de panorama ideológico, en el nacionalismo catalán ha surgido una opción política que se situaría incluso a la derecha de Vox, y que puede desbancar a la opción tradicional de la derecha catalana. Asimismo, hace poco veíamos episodios en Sevilla, ciudad que tanto conoce, de jóvenes con el brazo en alto en un acto de Falange. ¿Qué está ocurriendo?
Respuesta. Reflexionar localmente sobre eso no ayuda a hacer un análisis realista. Es algo que ocurre en el mundo entero. En el siglo XX, los liderazgos sociales, religiosos, políticos, espirituales, de todo tipo, económico, parecía que iban hacia una globalización constructiva, solidaria en mayor o menor medida, con discrepancias entre progresistas y conservadores... Pero parecía que la humanidad había llegado a unas cotas de respeto a los valores que emocionaba, como fue el nacimiento de Europa o de las Naciones Unidas. Ahora mismo ese panorama internacional avergüenza. El líder más importante del mundo, Trump, todos los días nos sorprende con una medida más cruel, más zafia, más grosera. El genocidio de Gaza es increíble. La humanidad globalmente lo ha tolerado.
Si esa es la situación mundial, en España hay un reflejo de eso. Que aparezca en Cataluña un partido más a la derecha que Vox, bueno... Yo detecto una cosa; es un partido de la ultraderecha que no se atreve a no ser un partido de Cataluña. El poder catalán es incuestionable, es un cimiento. Lamento ese salto mortal, pero es así, que ni la ultraderecha se atreve allí a ser españolista, lo cual es muy indicativo. En Andalucía estamos a millones de kilómetros de eso. Aquí uno oye a la izquierda tradicional decir lo que me decían a mí, que por sacar la bandera de Andalucía estaba rompiendo la unidad de la clase obrera.
Sobre lo que ocurre con los jóvenes, hay que preguntárselo a ellos. Yo no me considero ya un líder político, considero que tengo un altavoz, con algún tipo de mini liderazgo social. Y si me preguntas, ¿qué hacemos? Pues lo estamos haciendo mal, porque todo eso es un producto nuestro, lo que están haciendo los jóvenes no surge por generación espontánea.
Pregunta. Dígame, qué cree que se ha hecho mal, entonces.
Respuesta. Me pides demasiado. Pero bueno, no estamos dando buen ejemplo. No me considero un líder político, insisto, pero bueno, doy conferencias, salgo en periódicos, tengo alguna responsabilidad al influir algo socialmente. Hablaría de la corrupción, del enfrentamiento sistemático, la irracionalidad, las maneras zafias y groseras... y los jóvenes cogen el camino primario, la brutalidad del racismo, el supremacismo. Eso es lo primario. Lo elevado es la solidaridad, la espiritualidad, los valores sociales. Esa es la parte alta del ser humano. Pero el ser humano tiene su parte baja. Que no me refiero a la sexual, porque la sexual es parte alta, a mi juicio.
Pregunta. Volviendo a Andalucía, ¿cómo ve la crisis que ha azotado Andalucía durante los dos últimos meses, la crisis de los cribados? ¿Pasará factura a la Junta?
Respuesta. Una vez que dejé la política de partidos, abandoné eso que en derecho se llama la legitimidad activa. Cuando un político ha dejado de estar en la vanguardia de la acción política de partidos, pierde en parte esa legitimidad para juzgar a los que vienen detrás de mí. Nadie me habrá oído juzgar a un alcalde, de derechas o de izquierdas, ni a un presidente de la Junta, de izquierdas o derechas. Creo que lo mejor que podemos hacer es predicar valores, críticas altas, pero no entrar en gobiernos concretos. Ahora bien, es obvio que ha habido un fallo, desconozco culpa de quién, y que va a afectar al prestigio del Partido Popular y del propio presidente, que lo han reconocido así. Yo lo que pediría es que no se utilice a las víctimas y que se entre en el fondo de la causa del problema, y que se escuche a los que más saben de por qué ha ocurrido eso. Los culpables serán los que sean, pero los que más saben son los médicos, enfermeros, los que llevan la sanidad pública en Andalucía, día a día, minuto a minuto. Habrá hechos fortuitos y otros no fortuitos. Por tanto tiene que haber responsabilidades, políticas, sociales, médicas, lo que sea.



