Quijotes en Molino de Viento

La Gotera de Lazotea y La Luna Nueva, una compañía de títeres y una librería, respectivamente, vuelven a unir sueños en torno a un solar abandonado, en San Miguel —barrio donde conviven 40 nacionalidades distintas—, que piensan resucitar el próximo verano como espacio escénico

Quijotes en Molino de Viento. Diego, Nati, Eva —con la gallina Churra en la mano— y Juanma, promotores del futuro espacio escénico del barrio de San Miguel, retratados en el solar donde se levantará el espacio.
Quijotes en Molino de Viento. Diego, Nati, Eva —con la gallina Churra en la mano— y Juanma, promotores del futuro espacio escénico del barrio de San Miguel, retratados en el solar donde se levantará el espacio. MANU GARCÍA

Soñar. Esbozar la idea. Ponerla en pie. Luchar contra los elementos. Combatir. Resistir. Materializar la idea. Sobrevivir. Consolidar. Volver a soñar… A lo largo de cuatro décadas, los protagonistas de esta historia han ido desarrollando cierto mecanismo para no aburrirse en sus empeños. Para luchar contra todo tipo de adversidades. Para llegar hasta el final con su pila de proyectos cargados de futuro. Compartieron almuerzos, casa, jardín, libros, espectáculos, charlas, risas, llantos… Ahora, casi como trabajo final de grado, como penúltimo destino tras una retahíla de sueños alcanzados y otros desechados, surge, al fin, la posibilidad de un teatro. Un espacio para las artes escénicas en la calle Molino de Viento, el punto más alto del municipio de Jerez, en el arrabal de San Miguel.

Un solar abandonado, expropiado por el Ayuntamiento de Jerez al ‘banco malo’ —la Sared, que se creó para absorber los activos tóxicos de la banca tras el crash del ladrillo en 2008—, que este cuarteto con quijotescas intenciones ha adquirido tras una subasta pública y después de masticar la idea durante más de dos décadas. Cultura para rehabilitar la ciudad antigua. Levantar ladrillos para el arte en las ciudades que avanzan. Un teatro propio, una habitación propia, para el fabuloso mundo de los títeres de La Gotera de Lazotea, una compañía con más de 40 años de vida que ha obtenido aplausos y premios por todo el mundo. Y un faro más alto para la librería La Luna Nueva, otro proyecto cultural con más de 30 años de existencia que ahora se carga a la espalda la mochila de fomentar (aún más) la lectura.

Juanma Benito (1955), Eva Serna (1963), Diego Sánchez (1954) y Nati Montaño (1958) se mueven lentamente de un lado a otro de los 519 metros de un solar que fue declarado en su día como ruina urbanística y que adquirieron hace unos meses por unos 50.000 euros. “Hemos invertido nuestra jubilación en este proyecto; sin ayuda ninguna”, exponen. Miran arriba, supervisan abajo, imaginan cómo quedará esa nave bodeguera con tejado a dos aguas e interior forrado de madera, “para que sea más cálido, mejor sonorizado, más estético”. Eso sí, sin lujos. “Me preguntan si sacaremos la piedra vista, pero la verdad es que llegaremos a lo que alcance el dinero”, comentan en tono jocoso.

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Vista del diseño que tendrá el espacio escénico de Molino de Viento.   MANU GARCÍA

Con lo que sí sueñan es con ver completo ese aforo de 190 espectadores, que serán butacas ocupadas en su mayor parte por niños y niñas. Con lo que sí suspiran es con que sobre esas cenizas de hoy, esos restos de basura, maleza y escombros amontonados, se pose la gallina churra. Una de las marionetas más famosas de la compañía. No en vano, este 2022 cumple 20 años, solo a la altura en longevidad de Juanaca el de la vaca, que ya supera las tres décadas de funciones.

“Llevamos años queriendo tener un espacio donde desarrollar las actividades que hacemos ahora en verano en el jardín”, explica Juanma, que alude al festival de títeres que cada temporada estival organizan en el Jardín de Berta, como han dado en llamar al espacio libre que tiene la casa que comparten a escasos metros de allí.

Precisamente el Jardín de Berta es el nombre que han dado a la asociación que se ha convertido en promotora del que será un nuevo espacio escénico privado en Jerez para el que aún no han decidido el nombre, pero que quieren inaugurar, con suerte, el próximo verano. Pese a la dilatada experiencia artística y a los muchos escenarios y plazas recorridas, a Juanma, Eva y Diego se les ilumina la cara cuando piensan en cómo cristalizará esta nueva idea. Nati observa atenta, imaginando cómo inaugurar nuevos lectores en este nuevo oasis cultural para la ciudad del vino.

“Desde finales de 2000 teníamos un proyecto hecho para una posible sala-teatro de títeres, pero con la crisis se quedó ahí. Surgió esta posibilidad y al final han sido diez años detrás de este solar. Se puede escribir una novela con el recorrido hasta llegar aquí”, exponen. Juanma insiste en que “lo que queremos es ampliar la oferta, ahora restringida, no solo aumentando todo lo que tenga que ver con las artes escénicas, sino también con el libro”.

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Los promotores que darán vida al solar de Molino de Viento.   MANU GARCÍA

"Llevamos 35 años viviendo en San Miguel y nos apetecía seguir dando vida a un barrio con muchísimas posibilidades"

“Hemos tardado mucho tiempo porque todo era muy caro”, puntualiza Nati, que agrega: “Dicen que hay que emprender, tener creatividad, construir una ciudad con oferta cultural y para los niños… esa literatura que está continuamente en boca de los políticos, en los medios…, pero luego, cuando quieres impulsar algo así te encuentras con el principal escollo que es que todo es muy caro”.

La gran librera de su ciudad natal, que montó junto a Cristóbal Serna hace 33 años una referencia cultural del centro de Jerez, La Luna Nueva, cuenta que al final se decantaron por seguir peleando por este proyecto porque “este es nuestro barrio, llevamos 35 años viviendo en San Miguel y nos apetecía seguir dando vida a un barrio con muchísimas posibilidades, que no se está despoblando como el centro histórico y en el que, además, hay una gran diversidad cultural”.

"Nos decían que aquí se podían construir no sé cuántas viviendas, que perdíamos la oportunidad del siglo, pero es que queríamos un teatro, aunque no dé dinero"

En el cosmocastizo barrio jerezano, cuna de Lola Flores y La Paquera, conviven 40 nacionalidades distintas y, cada vez más, comienza a dibujarse un ambiente de Soho, de entrar en un punto en el que mucha gente joven comienza a sentirse identificada con sus muros, calles y plazas. Mientras se comprueba si esa evolución es positiva o, en cambio, es víctima de las modas, este grupo de soñadores sigue su camino imperturbable. “Parece que somos tontos por no invertir en cosas que dan más dinero. Nos decían que aquí se podían construir no sé cuántas viviendas, que perdíamos la oportunidad del siglo, pero es que nosotros no queríamos pisos turísticos, y sabemos que hacer un teatro no da dinero. Es una inversión perdida bajo la lógica de rentabilidad capitalista”, abunda Eva, la otra titiritera de La Gotera.

A su lado, el otro componente del trío que integra la compañía jerezana, Diego Sánchez sostiene que el futuro espacio escénico “nos va a permitir no viajar tanto, asentarnos un poquito y también crear, si se puede decir eso, un poco de escuela. La nave nos va a permitir estar más aquí, hacer una programación más estable y dar cursos para enseñar lo que hemos aprendido en todos estos años, y lo que seguimos aprendiendo”.

Sobre la falta de apoyos o ayudas, más si cabe a este tipo de iniciativas, los cuatro se quejan con no poca resignación. “Desde que empezamos a trabajar siempre nos encontramos problemas para sacar adelante las ideas que teníamos; y el empuje que nos ha movido sigue funcionando para que esto siga adelante, las ideas se mantienen a pesar de las trabas, la falta de apoyos…, esto es sistémico, no es que alguien se ponga en contra tuya es que las cosas funcionan así de mal”, abunda Juanma. A lo que Nati apostilla: “Con dinero los proyectos salen fácil y rápido, pero nosotros llegamos a esto tras muchos proyectos en marcha que requieren también de inversión: la librería, la compañía, el jardín… y todo eso en una época de una crisis detrás de otra”.

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Diego Sánchez.   MANU GARCÍA
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Eva Serna y la gallina Churra.   MANU GARCÍA

Los molinos de viento son gigantes de la época que amenazan a sus actividades culturales: gigantes como Amazon que aplastan a los pequeños libreros; pantallas y una sociedad cada vez más individualista que chocan contra el mundo de los títeres y en general, con las artes en vivo. Pero no hay que bajar los brazos en esta novela de caballerías del siglo XXI, en este mundo globalizado donde un aleteo de una mariposa allí es un tsunami acá. “Queremos que esto sea un espacio de encuentro, muy enfrentado a ese individualismo y al aislamiento de las pantallas, a ese mundo egocéntrico que nos venden”, proclaman.

Luchar con una cuarta pared, que podrá girarse hacia dentro en otoño-invierno, y hacia el jardín, en primavera-verano, que piensan habilitar en el solar. “Se trata de crear un punto de referencia cultural. Hay cien mil bares y restaurantes en el centro, pero faltan puntos culturales que te guíen, eso es importante”, incide Nati, que opina que, “aunque el fomento de la lectura no debería de ser algo privado, sino que debería estar asumido por las administraciones, porque es su deber, de alguna manera nos sentimos responsables y queremos que esto también sirva para ese fin”. “Sería estupendo que hubiera ayudas para tener también una sala de lectura en un barrio donde no hay nada. Un sala de intercambio de libros… ser ese punto de referencia cultural en un sentido muy amplio”, demanda.

Nati Montaño.
Nati Montaño.  MANU GARCÍA
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Juanma Benito.  MANU GARCÍA

Con el proyecto del arquitecto sevillano Javier Hernández Jaramillo en un extenso pdf en el iPad, los cuatro miembros del grupo promotor de este espacio escénico dan la última vuelta antes de volver a soñar con el inicio de las obras y, por qué no, con la noche del estreno. Juanma tiene una camiseta de un personaje fabuloso con una bombilla ideal para “momentos oscuros”. No sabemos si se ha puesto esa prenda aposta, pero el mensaje no puede ser más oportuno. “Sabemos en qué momentos estamos —pospandemia-guerra-crisis energética-hiperinflación…—, pero no vemos que sea una época oscura, lo vemos todo ilusionante porque si no, no haríamos nada”, reconoce Eva.

“Es verdad que, personalmente, sientes que puede ser un trabajo de fin de carrera, pero la verdad es que, a estas alturas, cuando llevas tanto tiempo realizando un mismo trabajo, un proyecto como éste te da un plus de ilusión, de renovación, es algo que te da vida y te anima a continuar”. Y aunque sea continuar “sobre lo que ya sabemos, se trata de buscar un relevo, que también hace falta. Esto lo hacemos solos, y sabemos que hay que hacerlo así porque si no, no se hace; va a costar trabajo, pero aquí estamos”. Por sus obras les conocerán.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Comentarios (1)

Asociación de Teatro Mediazuela Hace 1 año
Una apuesta valiente por el arte y la cultura en esta ciudad. Ole por ellos.
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