Nazaret Reyes y Fernando Moreno son dos jóvenes emprendedores que han creado una línea de productos que tienen el atún como inspiración de sus diseños.

Son jóvenes, empresarios y con ganas de atunizar el mundo. Todavía la Real Academia de la Lengua Española no ha incluido en su ilustre diccionario este verbo, que deriva del sustantivo atunizados y que, a su vez, implica no solo una marca, sino toda una filosofía de vida. Nazaret Reyes y Fernando Moreno son dos barbateños que un buen día, tras tres años viviendo en Cheltenham (Reino Unido), decidieron retornar a su pueblo para “invertir” sus “ahorros”. Así lo expresan con orgullo, pero con cierta prudencia, puesto que el proyecto está en una fase de asentamiento comercial.

Atunizados ofrece un buen número de productos como chapas, tazas, postales, bolsos y demás complementos, siendo las camisetas el plato estrella de la empresa. Todos con diseños inspirados en las series o películas, ya que ambos son dos grandes cinéfilos, pero con un denominador común: el atún. “En otros lugares explotan el atún y aquí en Barbate todavía nos falta hacerlo, más allá de la gastronomía”, comenta Fernando, mientras que Nazaret entiende que “el turista que viene come mucho atún, pero no se lleva ese recuerdo del producto tan bueno que ha comido”. Estas camisetas no son solo un recuerdo barbateño, sino que tienen un plus más de calidad tanto en el diseño como en la propia materia prima. “Somos consumidores de este tipo de tejidos y sabíamos las calidades que queríamos”, señalan haciendo alusión al producto que son camisetas “de un marca que trabaja, por ejemplo, New Balance”.

Alusiones a Juego de Tronos, Star War o Batman se expresan en sus productos, siendo el Batmatún el diseño que “más éxito está teniendo”. Otra de las máximas que se marcaron los jóvenes emprendedores es que el dinero también se revertiera en la localidad, haciendo fluir la economía. “Los ahorros del trabajo de tres años hemos intentando que se queden en Barbate, buscando los suministros”,  aunque reconoce que “por desgracia” no todo lo pueden hacer en la localidad jandeña “por la falta de una industria textil”. Amén de la calidad, la rapidez fue un hándicap, ya que tuvieron que montar en apenas unas semanas para estrenar su producto en la Semana Gastronómica del Atún.

Aunque su venta mayoritariamente es online, también poseen algún producto en tiendas de la zona del litoral de la Janda. Saben que en el verano tienen su temporada para capturar en el copo (red de pesca) al máximo número de clientes posible, pero su campaña también se extenderá al invierno “con una línea de sudaderas”.

En mente tienen adquirir su propia maquinaria para realizar las serigrafías, “porque nos daría mucha facilidad como mínimo para probar los diseños”, según comentan. Reyes entiende que empresas como Pampling o Friking se les queda muy lejos “porque hacen diseños por día y personalizados”, pero, a diferencia de ellos, no tienen los atunes. Ni la filosofía atunizante que hace que cualquier elemento de la realidad o de la ficción “sea susceptible de convertirse en un túnido”, como indica Moreno.

Emprendedores a pesar de todo

Tanto Nazaret, licenciada en Publicidad, como Fernando, en Relaciones Laborales, han tenido que aprender a marchas formadas todo lo que supone el autoempleo. El ser autónomo y el emprendimiento, así como los problemas que les iban dando el tener que experimentar para conseguir el producto que estaban buscando. “Al principio tuvimos miedo, por poder perder los ahorros al no funcionar lo que teníamos pensado, pero decidimos arriesgarnos”, comenta Fernando tras reconocer que tuvieron que dar “clases de economía avanzada”.

No obstante, ambos reconocen la ayuda que han recibido desde los CADE (Centros Andaluces de Emprendimiento), “te explican, te aconsejan y estamos muy contentos con ellos”, reconociendo que “al final tenemos que aprender a autogestionarnos”.

Juventud emigrante

El caso de Nazaret y Fernando es quizás una rara avis dentro del entorno. Un buen número de jóvenes ha tenido que emigrar en los últimos años y no ha vuelto a su lugar de origen. Sin embargo, ellos se fueron y volvieron para invertir. “Lo que hemos generado de dinero de otro país lo hemos invertido en nuestro pueblo”, sin embargo saben que “hay mucha gente fuera por la falta de trabajo, las oportunidades que hay, la estabilidad…”. Tienen muy cerca los casos de amigos que se han tenido que marchar y otros que están trabajando de manera precaria a pesar de sus estudios. Aunque comentan que “hay una mentalidad de querer volver siempre y vivir aquí su vida”, porque  “el final del camino es volver a tu pueblo”.

Y como quiera que el final de los atunes sea quedar atrapados en el copo, Atunizados pretende pescar a corto plazo en las almadrabas de la zona,  asentándose y poco a poco indagar en el mercado paralelo que rodea al atún. Con prudencia, aunque con un aviso a navegantes motivado por el espíritu emprendedor: “primero queremos conquistar nuestra tierra y luego ya lo que venga”.

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Luis Rossi

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