Los espejos reflejan rostros maquillados el día en el que se casa un mejor amigo o una prima querida. En ocasiones, no solo resaltan los pómulos sino también un adorno en la cabeza que acompaña a los peinados. Los famosos tocados, diademas o pamelas se han convertido en los complementos estrella para las invitadas a presenciar los Sí, quiero sinceros. “Nos inspiramos viendo muchas revistas de moda”, dicen dos jerezanas que, desde un taller en la calle Medina, proponen numerosos diseños.
Laura García Pérez y Ana Rodríguez Macías, de 33 y 34 años, son dos amigas de toda la vida que allá por el 2012 decidieron dejarse engatusar por la moda y emprender. Juntas, pusieron en marcha Kaprí & Kokét, un lugar donde explotan la creatividad que siempre les ha acompañado en cada paso profesional.
Tras completar el bachillerato artístico, entraron en la Escuela de Arte de Jerez y, desde entonces, cada una se especializó en un campo. Ana empezó estudiando Historia del Arte, pero acabó formándose como sombrerera mientras que Laura se decantó por Interiorismo y Realización de Planes de Obras, ámbito en el que estuvo trabajando unos años. “Un día tuvimos una boda y se nos antojó hacernos un tocado, desde entonces empezamos a fabricarlos”, comentan las jerezanas que iniciaron sus pruebas en un pequeño taller habilitado en casa.
“Empezamos a diseñar para nuestras amigas”
“Empezamos a diseñar para nuestras amigas”, confiesan, pero sus creaciones pronto traspasaron las puertas de la amistad y enamoraron a otras mujeres que se interesaban por su trabajo, no solo de Jerez sino de toda España. Entre telas y pruebas, no dudaron en abrir una tienda física en la calle Onda, en 2015, y la marca despegó.
Al negocio lo bautizaron con este nombre que une dos términos franceses, símbolo de la alta costura y un mundo del que Ana y Laura se consideran fan. “Las ideas eran o caprichosa o coqueta, como no sabíamos cuál, pusimos las dos con la fonética francesa”, explican al otro lado del auricular.
Las amantes de Cocó Channel y de otras referentes del estilismo comenzaron a crear sin límites, desde tocados-su apuesta inicial- hasta diademas, tiaras y joyas para novias, complementos en los que se enfocaron hace dos años. Los diseños están disponibles tanto para la venta como para el alquiler, de hecho, según explica Laura, “casi el 90% alquilan”.
Plumas, lazos o flores. Cualquier material sirve para decorar las pamelas o tocados que llevarán sus clientas en los días más especiales. Laura y Ana suelen fijarse, además de en la forma de la cara, en el look que portarán para ver qué pega más con ellas. “Hay veces que hacemos bocetos, pero casi siempre vamos haciendo pruebas directamente en una cabeza de corcho”, comentan.
El proceso de creación surge “dependiendo del día y del momento” y se aleja de pautas mecanizadas. A las jerezanas les gusta crear a base de estímulos externos y tienen en cuenta tanto los colores como los elementos de naturaleza que pueden utilizar.
Las tendencias se rigen estrictamente por las épocas del año. Por ello, cuando llega el otoño “se llevan los casquetes, algo más pequeños” frente a otras opciones y ya no se ven grandes pamelas en las cabezas de las invitadas. Todo se mueve a base de colores, tamaños y preferencias de las clientas, que en los últimos años han elogiado a la marca y, según cuentan, son el motor principal.
“En la pandemia hicimos mascarillas”
La creatividad de estas amigas también se ha metido a profesionales en el bolsillo ya que cuentan con la Medalla de Oro de la Asociación Española de la Imagen, Estrella de Oro de la Excelencia Profesional y el Reconocimiento Joven 2017 de su ciudad natal. “Cuando se celebra la pasarela flamenca colaboramos con diseñadoras de flamenca para hacer las flores para los trajes”, explican las compañeras, que también se atreven con complementos para comuniones más allá del boom de las pamelas.
Cuando llegó la crisis, su trabajo se paralizó por completo. De los eventos solo quedaban recuerdos y las reuniones se habían esfumado de la noche a la mañana. La pandemia también castigó a Kaprí & Kokét cuando irrumpió en el ya lejano marzo de 2020. “Se anuló todo, pero nosotras hemos estado haciendo nuevos diseños, formándonos, haciendo mascarillas. Para movernos, pero sin trabajo ninguno”, cuenta Laura a lavozdelsur.es.
Muchas parejas aplazaron sus ceremonias. Los preparativos se hacían de rogar y las restricciones no acababan hasta que, al fin, han podido disfrutar de sus días. El bache parece que llega a su final y desde este verano, la tienda ha vuelto a cobrar vida. “Ahora se ha empezado a ver más movimiento, ya hay muchas más bodas y todo está un poco más normalizado”, dicen las amigas que han vuelto a coger carrerilla para llenar de colores las cabezas.
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