La Archidiócesis de Sevilla ha organizado diversos cultos en honor de San Fernando este mes de mayo, cuando se cumplen 777 años de la recuperación de la ciudad por parte del Rey Fernando III.
Además del triduo, que se celebrará en el templo catedralicio, se ha procedido a la apertura de la urna, acto que se lleva a cabo en cuatro ocasiones, la de este miércoles conmemora el aniversario del traslado de sus restos a la Catedral en 1729 desde el Real Alcázar, hace 296 años.
La apertura ha sido desde las 8,30 horas y hasta las 12,30 horas. La segunda vez será el día en el que se conmemora su fallecimiento, el mismo de su festividad litúrgica: el 30 de mayo.
Ese día, se celebrará un oficio coral a las 9,30 horas y la tradicional misa del Patrón del Arma de Ingenieros está fijada para las 12 horas. Al finalizar la eucaristía, se procederá el cierre de la urna relicario del Rey San Fernando, tal como informa el Cabildo Catedral.

La Virgen de los Reyes y San Fernando
En cuanto al triduo, se desarrollará del 24 al 26 de mayo, también en la capilla Real y a partir de las 20,30 horas. Cada día es invitada por el Cabildo Catedral una parroquia fundada por San Fernando y presidirá la misa el párroco correspondiente, que será acompañado por su consejo pastoral parroquial y los fieles que los deseen.
En agosto, la urna de Fernando III se suele abrir de nuevo para veneración de los fieles desde el término de la Octava, en el marco de los cultos por la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, que comienzan el 15 de agosto con la procesión por los aledaños de la Catedral.
Felipe V, promotor del traslado
En 1729, el rey Felipe V trasladó la corte a Sevilla, y en ese contexto se promovieron diversas acciones de exaltación religiosa e histórica de la ciudad. Una de ellas fue dar mayor relevancia al sepulcro de Fernando III, quien estaba enterrado en la antigua Capilla Real del Alcázar de Sevilla.
El traslado tuvo lugar el 14 de marzo de 1729, pretendía rendir mayores honores a San Fernando y situarlo en un lugar más accesible y digno para la veneración popular: la Catedral de Sevilla, en una nueva Capilla Real construida al efecto.
Fue una procesión solemne organizada por la Iglesia, con apoyo del Cabildo catedralicio y la corona. Participaron autoridades eclesiásticas, militares y civiles. Fueron llevados en una urna cubierta, con escolta y en medio de cánticos y oraciones. La comitiva atravesó calles engalanadas con tapices, flores y altares, hasta llegar a la Catedral.
Una vez allí, los restos fueron depositados en la nueva Capilla Real, donde reposan actualmente, junto a los de su hijo, Alfonso X el Sabio, y otros miembros de la realeza. El cuerpo de San Fernando se conserva incorrupto dentro de una urna de plata y cristal que se encuentra en el altar de la Virgen de los Reyes. La urna fue un encargo de la reina Isabel II en el siglo XIX.