El dúo sevillano Los Compadres, formado por Alfonso Sánchez y Alberto López, volvió a demostrar en una entrevista con Rubén Avilés que la realidad puede ser tan inesperada y divertida como sus guiones. Los intérpretes de Rafi y Fali compartieron una anécdota ocurrida durante el rodaje de una de sus películas, cuando una jornada especialmente delicada se vio interrumpida por un sonido poco habitual a orillas del Guadalquivir: una gaita escocesa.
Según relató Alberto López, se encontraban en plena grabación de una de las escenas más exigentes del filme, un plano secuencia complejo que debía rodarse con rapidez antes de que cayera el sol. El equipo se encontraba en un paraje solitario, sin núcleos de población cercanos, lo que hacía todavía más desconcertante la aparición del sonido.
El sonido inesperado de una gaita
"De pronto se empezó a escuchar una gaita. Ese sonido agudo se colaba por la percha, por todo. Y claro, con el tiempo justo, entramos en desesperación", explicó el actor. Entre risas, Alfonso Sánchez interrumpió para aclarar: "¡Que estábamos en Camas, no en Vigo!". Su comentario remarcaba lo surrealista de la situación, pues nadie esperaba que un instrumento tan característico de Escocia irrumpiera en un rodaje en plena provincia de Sevilla.
En busca del gaitero por el Guadalquivir
La confusión se prolongó hasta que el propio equipo técnico y de producción comenzó a buscar la procedencia del sonido. "Todos estábamos con el oído agudizado, como perros rastreadores, hasta que al final se escuchó '¡Neutralizado!'. Llegué a pensar que se habían tirado encima del gaitero", bromeó López.
El misterio tuvo finalmente una explicación insólita, pero real: se trataba de un músico escocés casado con una sevillana que, para no molestar a sus vecinos, había decidido practicar con su instrumento junto al río. La coincidencia de lugar y tiempo convirtió aquel ensayo privado en un obstáculo inesperado a la par que surrealista para el rodaje.
"Esperábamos antes una narcolancha"
Los actores aprovecharon la anécdota para ironizar sobre lo sucedido. "En el Guadalquivir te puede saltar cualquier cosa: alguien toreando de manera furtiva, una castañuela, alguien tocando flamenco o incluso esperábamos antes una narcolancha… pero un gaitero escocés no estaba en la lista", remató Sánchez entre carcajadas.
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La historia, contada con el desparpajo y el humor que caracterizan a Los Compadres, se ha convertido en un ejemplo más de cómo la realidad puede superar a la ficción y de cómo el rodaje de una película está siempre expuesto a lo imprevisible.
