La Diputación de Sevilla ha iniciado una nueva campaña de fumigación aérea para combatir la proliferación de mosquitos y reducir el riesgo de transmisión del Virus del Nilo Occidental (VNO). Las actuaciones se están desarrollando sobre más de 5.900 hectáreas de arrozales situadas alrededor de cinco municipios sevillanos: Isla Mayor, La Puebla del Río, Utrera, Los Palacios y Las Cabezas de San Juan.
Las avionetas sobrevuelan estas zonas a baja altura, en un radio de 1,5 kilómetros desde los núcleos urbanos, conocido como buffer de seguridad, en el que la Diputación tiene autorización para intervenir. El objetivo es claro: frenar la expansión del VNO mediante la eliminación de las larvas de mosquito, cuyo número se dispara tras la inundación de los campos.
Esta medida se enmarca en el Plan Integral de Seguimiento y Control de Vectores Transmisores del VNO, impulsado por la institución provincial con una inversión de 6 millones de euros. La ejecución del plan, de carácter bianual, corre a cargo de Tragsatec, y cuenta con la colaboración directa del sector arrocero a través de sus asociaciones.
"La Diputación sigue cumpliendo con el compromiso que adquirió y poniendo todos los medios a su alcance para intentar reducir la presencia de mosquitos en el entorno de los cascos urbanos y primando el interés ciudadano en este problema de salud pública", ha subrayado Gonzalo Domínguez, diputado de Servicios Públicos Supramunicipales. No obstante, ha recordado que la competencia sanitaria corresponde a la Junta de Andalucía, y que existen terrenos donde la Diputación no puede actuar.
El tratamiento aéreo, autorizado por Salud
Los tratamientos aéreos han sido autorizados por la Consejería de Salud y Consumo el pasado 30 de mayo y se realizan en franjas horarias que evitan las horas más cálidas, desde el amanecer hasta la una de la tarde. El producto utilizado es un larvicida biológico específico, diluido en agua, que actúa contra las larvas de mosquito del género culex y la mosca negra, y promete resultados en un plazo de 24 a 48 horas.
El plan contempla dos fases de aplicación aérea. La primera arrancó el 24 de junio y se extenderá hasta el 15 de julio, cuando los arrozales están ya completamente inundados pero aún no presentan una cobertura foliar densa que impida aplicar el producto directamente sobre el agua. La segunda fase se llevará a cabo en noviembre, sobre aproximadamente el 30% de las parcelas que sigan encharcadas tras la cosecha, con un enfoque más ambiental, pensando en las aves acuáticas.
Además de los tratamientos aéreos, se están llevando a cabo acciones terrestres en los bordes de las parcelas y canales auxiliares donde se haya detectado presencia de larvas. Estos trabajos comenzaron a finales de mayo, coincidiendo con el inicio de la inundación de los arrozales, y continúan hoy como parte esencial del plan integral.
Por último, la Diputación ha firmado un acuerdo de colaboración con las Asociaciones de Producción Integrada (API) del arroz, para que sus técnicos colaboren en las tareas de toma de muestras y seguimiento larvario. De este modo, se refuerza el control en el cinturón de 1,5 kilómetros donde se concentran los esfuerzos para frenar la propagación del virus y garantizar un entorno más seguro para los ciudadanos.
