El barrio de Sacramento, muy cerca de la avenida Almirante Herrero, ha revivido con la apertura de un nuevo establecimiento que, en dos meses, ya se ha hecho con el favor del público. Clientes fijos y cada vez más curiosos se acercan a un establecimiento que para los vecinos de la zona no es nuevo, puesto que durante muchos años fue el bar de Fernando Cuenca, el padre de Juan Carlos Cuenca Martínez. Él y su socio, Juan José Corchado Lobo, los dos Juanes, se han decidido a montar su propio negocio de hostelería en una ciudad que no es la suya, pero que los ha recibido con los brazos abiertos. “La acogida ha sido muy buena y, sobre todo, muy bonita”.

Es Juan José el que habla mientras atiende a los clientes que van llegando y a un trabajador que esa misma mañana llega para colocar el tirador de cerveza. Al establecimiento aún le quedan algunos elementos que poner, pero lo esencial, sus productos y el buen servicio, sobran. Provenientes de la restauración, la hostelería y el mundo de la noche, hace más de año empezaron a darle vueltas a la cabeza para montar algo propio, que les permitiera a la vez trabajar y estar más tiempo en casa con sus familias. Al ser el local del padre de Juan Carlos y no haber nada parecido en San Fernando, decidieron coger el coche y emprender en La Isla. “En Jerez hay cosas parecidas, pero aquí, en San Fernando, no había un sitio especializado en brunch, los típicos desayunos americanos”.
El 'grandote' o el desayuno jerezano con café 'Juan Juan' son algunas de las especialidades
Los brunchs de los Juanes tienen poco de americano y mucho del sur y de suculentas mezclas. Es el caso del desayuno jerezano, un guiño a su Jerez natal, con una rebanada de pan –todos de La Tahona de San Fernando– una base de tomate y aguacate, chicharrones de Jerez en taquitos troceados y macerados y un toque picante gracias a la mayonesa kimchi. O el plato estrella, como es el grandote, vistoso y sabroso desayuno de tres tostadas de plan brioche tostadas al punto, con queso cheddar, aguacate en dos capas, huevo frito, bacon y salsa de queso.
Y todo acompañado de cafés tan sugerentes como el café Juan Juan, que lleva una base de crema de pistacho, un golpe de expresso, crema de leche y arándanos o el café candy fresch, con una base de pitaya o fruta del dragón, un toque de limón, miel, leche de coco y algo de azúcar. “La gente dice que soy un poco loco y que tengo ideas muy random pero lo cierto es que vamos sacando cosas que gustan”. También quieren abrir lo que Juan José llama el rincón del diabético y el sitio del celíaco. "Sabemos que estas personas tienen muchas dificultades para poder tomar un buen desayuno y queremos darles esa posibilidad y a buen precio".


Mucha investigación y prueba-error son las máximas de estos dos socios que no dejan escapar ni un detalle. “Hemos hecho un estudio de mercado durante un año, aquí no hay nada a la improvisación”. Enamorado de los desayunos, “es la comida más importante del día y si uno desayuna bien, el día le va mejor”, Juan José explica que “antes de abrir, me he recorrido desde la Sierra de Cádiz pasando por la costa y llegando a Tarifa para ver sus desayunos y llegamos a la conclusión que al desayuno tradicional le podríamos dar una vuelta de tuerca”, cuenta, mientras Juan Carlos prepara en la cocina dos suculentos desayunos.
Los clientes así lo avalan. Con mesas en el interior y una terraza más apetecible que nunca con el viento de poniente que sopla esa mañana, Antonia y María Jesús ya son dos de las clientas habituales. Vecinas de la zona, Antonia sí que se acuerda del bar que en el año 1985 montó Fernando Cuenca, padre de Juan Carlos. “Nos dio mucha alegría que volviera abrir su hijo y estamos aquí fijas todos los días”. Más joven, a María Jesús no le une el vínculo del antiguo bar sino la calidad de los desayunos y el servicio de los Juanes. “Aquí se está muy a gusto, mañana y tarde”.

Pero no solo les ha funcionado el boca a boca o el recuerdo del antiguo dueño, sino, y muy especialmente, las redes sociales. Las controlan y se nota. “Tenemos perfiles en todas las redes y no tenemos en Tuenti porque ya cerró”, bromea Juan José, que explica el significado del logo impreso también en las curiosas tablillas donde sirven el café: “Es una máquina de café con una puerta porque queremos que el cliente se sienta como en su casa”.
Ellos quieren tener una imagen corporativa completa y avanzar en la decoración del local. “Más adelante queremos tirar las paredes y ponerlo todo acristalado”. La idea es crear un espacio amable, diáfano y con mucha luz. “Nosotros miramos mucho la psicología, que la gente se sienta a gusto, en un espacio cómodo y que se vayan felices”.

Padres de un niño cada uno, los Juanes quieren “estar más tiempo con ellos” aunque están a tope desde que abrieron. “En verano estamos de ocho de la mañana a dos de la tarde y luego de ocho de la tarde a doce de la noche”. En septiembre, “cambiaremos de ocho a ocho”, de forma que, “el público puede disfrutar de los brunchs a cualquier hora”.
Juan Juan Brunch se une así a la oferta gastronómica que esa zona de La Isla ha concentrado con propuestas distintas y novedosas en los últimos tiempos. “Nosotros estamos seguro de nuestro concepto, no queremos compararnos con nadie y creemos que San Fernando tiene población para que haya sitio para todos. El sol sale para todo el mundo”. Tanto que, soñando en voz alta, Juan José dibuja un escenario a largo plazo. “Soñar es gratis, ¿no? Pues nuestro sueño es llegar a franquiciar Juan Juan Brunch. Hemos venido a jugar fuera de casa: no conocíamos a nadie, no teníamos amigos ni gente de la que tirar y, sin embargo, hemos tenido una acogida espectacular. ¿Por qué no?”.


