El documental que desafía el relato "modélico" de la Transición: y reivindica a los "pacíficos" asesinados

Adolfo Dufour desmonta en 'Las armas no borrará tu sonrisa' el relato oficial y destapa la represión policial que acabó con manifestantes pacíficos en todo el país

Adolfo Dufour Andía, el director y guionista de 'Las armas no borrarán tu sonrisa'.
Adolfo Dufour Andía, el director y guionista de 'Las armas no borrarán tu sonrisa'. JUAN ANTONIO BERNAL
13 de diciembre de 2025 a las 07:50h

“La película no tiene ningún ánimo de revancha, todo lo contrario, lo que hay es un afán de verdad y reconocimiento a todas aquellas víctimas que lucharon por la democracia. Lo que busca es que, efectivamente, la democracia valore a quién la trajo”. Quien habla es Adolfo Dufour Andía, director de cine y guionista del documental Las armas no borrarán tu sonrisa, proyectada esta semana en el Centro de Congresos de San Fernando con motivo de las celebraciones de los 50 años de la llegada de la democracia al país.

En uno de esos días en los que a la lluvia se le ha antojado quedarse más de la cuenta en La Isla, Adolfo y Javier Almazán presidente del Colectivo de los Olvidados de la Transición (COT), productor de la cinta– se preparan para una proyección más de esta película que lleva dos años girando por toda España. No es su primera vez en la provincia de Cádiz y en todas las proyecciones, las sensaciones se repiten: “muchos sentimientos”. Tantos como el número de víctimas que acumula la “modélica” Transición que durante décadas ha conformado el imaginario colectivo de generaciones y generaciones de españoles.

Justo cuando se acaban de publicar en España, las memorias del rey emérito, Juan Carlos de Borbón, donde se arroga su papel en esta decisiva etapa del país o se ha estrenado la famosa serie inspirada en el libro de Javier Cercas, Anatomía de un instante, dirigida por el sevillano Alberto Rodríguez, que se centra en tres figuras claves también de aquella época –Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado– la película de Dufour se detiene en todos aquellos luchadores, también luchadoras, de la libertad que tienen nombre y apellidos y que perdieron sus vidas sin reconocimiento alguno.

"La democracia la consiguió la gente que salió a las calles. Desgraciadamente, a muchas de esas personas las mataron"

“Respecto a las víctimas de la Transición, parece que hay un cierto recelo a contar la realidad de lo que ocurrió. Siempre el discurso dominante es que la Transición fue como una concesión de los grandes poderes, de la monarquía, con los grandes dirigentes que, siguiendo un espíritu de concordia, nos concedieron la democracia”.  Y eso “es peligroso en dos aspectos: por un lado, si te conceden la democracia, te la puedan quitar; y por otro, porque no es cierto. La democracia la consiguió la gente que salió a las calles, los obreros que hicieron cantidad de huelgas, los estudiantes, las mujeres que, desde los barrios y otros sectores, pelearon por sus derechos. Desgraciadamente a muchas de esas personas las mataron”, explica Dufour.

Las mataron “los aparatos represivos del Estado, es decir, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, luego, la ultraderecha que campaba a sus anchas sin que nadie les reprimiera. Y esto es lo que cuenta la película, que la Transición se podría haber hecho con menos violencia porque –recalca– todos los asesinados y asesinadas participaban en manifestaciones pacíficas”.  

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El director y el presidente del Colectivo de Olvidados de la Transición (COT), Javier Almazán Luna, durante el coloquio posterior. JUAN ANTONIO BERNAL

Precisamente, Arturo Ruiz García fue una de aquellas víctimas que fue asesinado el 23 de enero de 1977 por los Guerrilleros de Cristo Rey cuando participa en una manifestación pidiendo libertad y amnistía. “Manuel Ruiz García me vino a buscar porque quería que hiciese una película no sólo con lo que le ocurrió a su hermano Arturo sino también con lo que pasó en la Semana Negra de Madrid [el asesinato también de la estudiante María Luz Nájera y la matanza de Atocha, contra los abogados laboralistas]. Quise extenderlo además a otras víctimas de la Transición que habían sido ocultadas del relato oficial”.

"Esta es una película completamente independiente"

Y ahí entró el Colectivo de los Olvidados de la Transición (COT) que, junto con Atrapasueños, se decidió a producir el documental. “Esta es una película completamente independiente, hecha por profesionales muy acreditados del mundo del cine. No hay plataformas detrás, no hay televisiones, no hay nadie que te condicione el discurso que quieres contar”, explica Adolfo que, ante la lógica pregunta de si entonces no podría haberla hecho igual en el caso de la participación de alguna de las anteriores, responde claramente: “no, no se cuenta de la misma manera. Una película tan independiente no se puede hacer con un equipo como el que hemos tenido. Claro, a cambio de eso no tienes presupuesto, pero lo importante, es que hemos tenido el suficiente. Cuando hay detrás demasiados engranajes siempre hay unos condicionamientos a la hora de contar las cosas porque te dicen que tengas cuidado con contar esto, lo otro y yo no quería que nadie me coaccionara o me arrancara una hoja de guion porque el poder se iba a enfadar”.

De manera dramatizada, el documental rescata a más de 200 víctimas que pelearon por las libertades democráticas en las distintas manifestaciones que se sucedieron por todo el país. Como Francisco Egea, asesinado a los 19 años el 24 de febrero de 1977 en Cartagena por el impacto de tres bolas de goma que fueron disparadas por la Policía en una manifestación de obreros de la construcción; o José Luis Aristizábal, de 20 años, muerto también por una pelota de goma de la Policía en una manifestación en San Sebastián el 13 de marzo de 1977; o Rafael Gómez Jáuregui, de 78 años, muerto por disparos de la Guardia Civil en una manifestación en Rentería. También el malagueño Juan Manuel García Caparrós y Ángel Almazán Luna, de 18 años, muerto cinco días después de recibir la paliza de tres policías en una manifestación contra la Ley para la Reforma Política el 15 de diciembre de 1976.

"Me lo han matado"

Su hermano Javier, presidente del Colectivo de Olvidados de la Transición acompaña a Adolfo en la proyección de la película en San Fernando. Él se remite a las palabras del director que explica con claridad el objetivo de la cinta, pero como familiar, tiene mucho que contar. Por ejemplo, que tenía 13 años cuando asesinaron a su hermano y que aquello les cambió la vida.

“¿Recuerdas a tu hermano?: por supuesto”, dice tajante y con una mirada de orgullo. “Era una persona muy adulta. Él era muy independiente, trabajaba, estudiaba, se tramitaba todas las becas, iba, venía, tenía un montón de libros. A mí me parecía un tipo de una inteligencia y una madurez impresionantes. Quería ser abogado”.

En su casa estaban acostumbrados a que Arturo entrara, saliese por eso no se alertaron de que no hubiera llegado a casa, pero a la hora de cenar, bajó una vecina. “Nosotros no teníamos teléfono y ella vino a decirnos que le habían llamado del Hospital de la Paz que mi hermano estaba ingresado pero que no nos preocupáramos, que seguro que no era nada”.

"Este es el país de la mentira. Cuando llegó la Ley de apoyo a las víctimas del terrorismo, nosotros fuimos con todo" 

Javier y su hermana se quedaron en casa a cargo de las vecinas mientras sus padres acudieron rápidos al hospital. “Cuando vino mi madre dijo, me lo han matado, y eso se me quedó grabado porque claro, tú no sabes lo que ha ocurrido, pero realmente sí lo sabes”. Sus padres “empezaron a quemar todos los documentos que había en la casa porque ellos habían vivido la Guerra Civil y aquella noche, la lumbre de la cocina, no paró”. Arturo, al que “habían dejado como un monstruo”, murió a los cinco días víctima de la paliza que le dieron los policías.

Javier conoce sus nombres, “están en el sumario” pero nadie ha pagado por el asesinato de su hermano. Desde muy joven viene peleando por ello y las piedras no han dejado de aparecer en el camino: la justicia militar, la Ley de Amnistía, la Ley de Memoria de 2007 o esta última de 2022. “La Ley de Memoria Democrática dice que tengo derecho a conocer la verdad, pero si los tribunales archivan sistemáticamente la causa de mi hermano, no tengo ninguna posibilidad de conocer la verdad. Así que es una trampa. Nosotros lo único que queremos es que se cuenta la verdad, una verdad rabiosamente verdadera”.

Con una certeza ganada por la pelea de años, Javier lo deja claro: “este es el país de la mentira. Cuando llegó la Ley de apoyo a las víctimas del terrorismo, nosotros fuimos con todo. Estuve litigando y me dijeron tienes razón, pero no te la vamos a dar. En este país, hay víctimas de primera que son los muertos por ETA que son héroes; luego víctimas de segunda, que son los que mataron la extrema derecha y luego están las víctimas de tercera que son los asesinados por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Si fueran reconocidos, tendríamos que hablar entonce de un terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad y no quieren”.

En cualquier caso, desde el colectivo siguen peleando para que “se reconozca que existía un plan establecido por el poder para reprimir cualquier tipo de disidencia que pudiera perturbar el cauce de la Transición previamente diseñada por el aparato franquista”.

Porque todos estos muertos y muchos más “no sólo lucharon por una democracia formal, sino por una democracia más avanzada, una democracia económica, en la que también se votara la forma de Estado entre monarquía o república y en la que se hubiera hecho una reforma más profunda en los aparatos fundamentales del Estado como, por ejemplo, la judicatura o los poderes económicos, que no fueran los mismos que en el franquismo”, explica Adolfo que recuerda que él también participó, “como miles de personas”, en aquellas manifestaciones que pedían una verdadera democracia.

Y con la mirada puesta ahora en el presente, el director de la mítica serie Memoria de España producida por RTVE o documentales como Nosotros, que trata sobre el conflicto laboral de los trabajadores de Sintel, Lo posible y lo necesario, sobre la figura de Marcelino Camacho o Luis Cernuda, el habitante del olvido, deja atrás el pesimismo de estadísticas que sitúan a un porcentaje de jóvenes a favor de la dictadura franquista: “a la gente joven hay que dejarla en paz, que hagan lo que quieran. Yo niego este discurso: a los grandes medios de comunicación les viene bien para crear audiencia. Se le da mucha resonancia a una manifestación de 50 personas que van a la Puerta del Sol y no una manifestación de miles de personas a favor de la sanidad pública. Creo que desde los sectores democráticos estamos poniendo mucho el foco en la ultraderecha y lo único que hacemos es favorecerla. Vamos a poner el foco en nosotros mismos y miremos todo lo que nos une para que podamos profundizar en las libertades democráticas”.

En su caso, el cine es su herramienta. “El cine no es capaz de transformar la sociedad, pero sí de dar elementos, como otras artes, las opiniones de la gente o asociaciones como el COT, para que la gente pueda opinar, debatir y que en este país haya pensamiento libre”.

Sobre el autor

Vanesa Perondi.

Vanessa Perondi

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