Los comercios de barrio que se resisten al uso de las tarjetas: "Todavía no he estrenado el TPV"

Cada vez más establecimientos incorporan este dispositivo ante la demanda del pago con tarjeta, aunque todavía hay quienes prefieren el efectivo, recomendado por si llega un apagón

Manuel Frías devuelve el cambio a una clienta que paga en metálico.
Manuel Frías devuelve el cambio a una clienta que paga en metálico. JUAN CARLOS TORO
30 de septiembre de 2025 a las 19:38h

Medio día en la calle de la Plaza, pleno centro de Puerto Real, donde unos hacen recados mientras otros sacan dinero. Hasta cinco cajeros se concentran en muy pocos metros. Hay para elegir. El Banco Central Europeo (BCE) recomienda llevar dinero encima. Pero si la ciudad no tiene la sucursal de tu banco, ya saben, hay que pagar una comisión. 

Casi todos los comercios no han tenido más remedio que subirse al carro del TPV (terminal punto de venta digital) porque la tarjeta impera, sobre todo, desde la pandemia. Pese a todo, algunos no admiten el pago con tarjeta, otros indican que, para hacerlo, tiene que llegar al mínimo. Efectivo sí, efectivo no. El debate sigue en la calle y en las redes sociales.

“Con el apagón, todo el mundo lleva ahora algo de dinero”, dice Lourdes, que acaba de guardar billetes en su cartera. “Yo ya sé donde me exigen el dinero y lo llevo previamente. Como hay sitios en los que no puedes con tarjeta, llevas el dinero”, dice Carmen, que normalmente porta, como máximo, 50 euros.

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Manuel Frías, kiosquero de Puerto Real. JUAN CARLOS TORO

Ambas, mujeres de mediana edad, reconocen que están acostumbradas al efectivo y que ahora les cuesta romper del todo. Para determinadas compras utilizan la tarjeta y, para otras, los billetes. “Si voy a Mercadona, por ejemplo, pues llevo la tarjeta, pero si son gastos pequeños, prefiero pagarlo en mano”, dice Carmen, que considera que la tarjeta es “cómoda”. Eso sí, es consciente de que “a nosotros no nos cobran nada por usarlo, cobran al negocio”.

Justo detrás de ella, una señora entra en un kiosco para comprar una revista. Saca un billete de 20 euros y se lo da a Manuel Frías. Él es la tercera generación de una familia de quiosqueros que lleva desde el año 1951 vendiendo periódicos, libros, cromos y material escolar. En sus más de 35 años de mostrador, nunca había utilizado un datáfono hasta hace menos de un año.

“Este año es la primera vez que lo hemos puesto. Mucha gente me preguntaba si podía pagar con tarjeta y al final, dije, vamos a que nos den una maquinita de estas”, comenta el puertorrealeño a lavozdelsur.es.  

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Una clienta paga en metálico.   JUAN CARLOS TORO

Desde que su abuelo puso en marcha el negocio, los clientes han pagado en efectivo y, actualmente, casi todos lo siguen haciendo. Si alguna vez no tenían, se acercaban sin problemas a cualquiera de los cajeros que le rodean. Una de las que siempre paga de esta forma es Queca, que esta mañana se ha acercado para comprar una revista del corazón. 

La señora abre su monedero y vuelca un montón de monedas de 5, 10 y 20 céntimos. “Mira todo lo que traigo”, dice mientras Manuel comienza a contar.

Según cuenta, todo lo que puede lo paga en efectivo y lleva en su pequeño bolso lo justo y necesario. “Ahora mismo voy a comprar una crema y llevo 20 euros. El otro día le dieron un tirón a una amiga. Me da mucho miedo. Yo llevo unos 30 euros, y si voy a mercado, 50, porque el pescado está caro”, explica la vecina, que solo utiliza la tarjeta “si voy a  El Corte Inglés o compro Reyes”.

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Personas mayores pasan delante de un cajero.   JUAN CARLOS TORO

En la misma calle, un TPV reposa junto a la caja registradora de la tienda Moda y complementos. En su interior, Isalma asegura que la mayoría de la gente que entra por la puerta paga con tarjeta. “Hoy en día nadie lleva dinero encima. En efectivo, menos gente”, dice la comerciante que abrió en julio de este año.

“Tenemos negocios en Cádiz desde 2004 y siempre hemos tenido TPV”, expresa la mujer, que considera que tenerlo no supone un gran esfuerzo para su negocio. “No es mucha comisión, prácticamente no tiene, es muy poco. Antes había más, pero ahora, es muy poca”, dice. 

La resistencia al TPV

En su caso, le sale rentable porque lo usa en casi el cien por cien de las compras. Félix Delgado, conocido como El Botana, no puede decir lo mismo. Este zapatero con más de 40 años de experiencia se ha resistido a este dispositivo durante toda su vida. “Me han obligado a ponerlo. Al final lo he tenido que hacer”, lamenta este autónomo de 57 años que aprendió el oficio gracias a su abuelo.

Él es la tercera generación que mantiene vivo este negocio único en el municipio y de los pocos que quedan en la provincia gaditana. El puertorrealeño dice que todavía no lo ha estrenado. “Lo puse hace dos semanas, pero no lo quiero. Yo estoy en contra. Pero me he visto obligado porque así el banco me quita las comisiones”, expresa con una sandalia en la mano.

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El zapatero Félix Botana.   JUAN CARLOS TORO

“Te dicen, te vamos a dar un datáfono a cuenta de quitarte los intereses. Te va a costar 4 euros al mes. Pero esto es un rollo. Los autónomos no usamos la tarjeta, siempre vamos con el dinero en la mano”, sostiene Félix, que conserva en el diminuto local herramientas antiguas. 

Él ha sobrevivido con efectivo. “Ahora la juventud viene con tarjeta. Yo prefiero efectivo. Es que si no, se va a perder todo el dinero”, reflexiona el zapatero, que menciona las ventajas y desventajas del TPV que guarda en la esquina del mostrador. “Esto te controla lo que tú ganas, lo que cobras, lo que metes. Estamos controlados por los bancos”, añade. 

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Patricia Merello

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