El Puerto llora la pérdida del Hermano Aniano García del Cubo, conocido y querido por todos como Güili, fallecido a los 93 años en Granada. El alcalde, Germán Beardo, ha anunciado que propondrá al Pleno municipal otorgarle la distinción de Hijo Adoptivo de la ciudad a título póstumo, en reconocimiento a una vida entregada “al servicio de quienes más lo necesitaban”.
Natural de Villar del Águila (Cuenca) y llegado a El Puerto en 1978 desde el Colegio La Salle de Almería, el Hermano Aniano se incorporó al Colegio La Salle Santa Natalia, donde vivió 42 años en la calle La Rosa. Su compromiso fue inquebrantable: más de 15 años dedicados al deporte base portuense, 29 de voluntariado y una intensa labor social y pastoral, desde la lucha contra la drogodependencia hasta la atención en centros de mayores y menores.
El propio Beardo, que fue uno de sus alumnos de baloncesto, ha recordado su cercanía, sus consejos y su entusiasmo: "Nos enseñó a jugar al baloncesto a José Mari, a Antonio, a Francisco, a mí y tantos otros… y también nos regaló consejos sabios, palabras de ánimo y el ejemplo de una entrega sin límites. Más de 15 años volcados en el deporte base portuense, 29 años de voluntariado, su lucha incansable contra la drogodependencia, su labor en centros de mayores y menores… siempre al servicio de quienes más lo necesitaban".
Dolor en la comunidad
La comunidad educativa de La Salle ha expresado en un comunicado su “más sincero pésame a su familia, a la comunidad de Hermanos y a todos los que compartimos su camino”, destacando su legado de compromiso, bondad y sabiduría. Muchos exalumnos lo describen como “muy bueno con los niños” y “siempre dispuesto a ayudar”, mientras otros lo califican como “gran persona, gran profesor y un cristiano ejemplar”.
Su pasión por el baloncesto lo llevó también a ejercer como árbitro, sumando así otra faceta a su incansable entrega a los jóvenes. La misa funeral se celebrará este viernes, 15 de agosto, a las 13:00 horas en el Cementerio San José de Granada.
El Hermano Aniano no solo formó deportistas, sino personas, dejando en El Puerto una huella imborrable que seguirá inspirando a generaciones.