El sol aprieta, pero no calienta. Hace un frío que pela en la playa de La Barrosa de Chiclana, donde un grupo de niños y niñas está a punto de meterse en el mar. No es una locura. El clima no es un obstáculo para disfrutar de una tarde de surf. Ataviados con trajes de neopreno y unas tablas, se disponen a practicar este deporte acuático que lleva siete años dando alegrías a los menores y a sus familias.
Un calentamiento con juegos y al agua, patos. “El agua está helada”, dice Lea, de 12 años, la chiclanera que más tiempo lleva en el proyecto Children & Surf. Ella es una de las 65 personas que ha tenido la oportunidad de adentrarse en el surf gracias a Essencia Surf School. Fue Fran Ariza, su director, quien impulsó en 2017 esta iniciativa pionera que busca ofrecer clases gratis a grupos de población en riesgo de exclusión social. La colaboración de Fundación Obra Social La Caixa y de la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento hacen posible que niñas como Lea estén hoy encima de una tabla.
“Tengo un flow de fábula. Me divierto un montón y me siento segura con Franchesca, la monitora”, comenta la pequeña a lavozdelsur.es desde la orilla. Padece una discapacidad visual que no es una barrera para que lo pase en grande.
“Se lo pasa bomba cogiendo olas. Hemos visto como ha ido evolucionando y cómo ha pasado de no meterse en el agua a meterse y estar toda la clase dentro, incluso poniéndose de rodillas en la tabla”. Son las palabras de Jorge García, monitor de estas sesiones desde los inicios.
Este tinerfeño de 32 años estudió el grado de Ciencias de la actividad física y del deporte (INEF) entró a hacer prácticas en Essencia, donde se quedó trabajando. “He practicado deportes de agua toda mi vida, empecé con el bodyboard”, comenta Jorge que, desde 2018, practica surf junto a los menores.
“Este deporte no es accesible a gran parte del público por el coste que implica, pero para ellos no tiene, está subvencionado por el Ayuntamiento”, explica el monitor. El viento roza sus ojos entornados por el sol. Frente a él, se encuentran adolescentes con limitaciones físicas, psíquicas o psico-sociales; con falta de recursos económicos o con trastornos asociados al bullying.
Salvador acaba de salir del agua tras haber cogido algunas olas. Se nota que no es la primera vez que lo hace. Este chiclanero de 19 años aprendió a practicar este deporte desde que arrancó el proyecto y reconoce que ya está enganchado. “Son buena gente, te ayudan, te enseñan, siempre hay compañerismo. Cuando ves que alguno va un poquito más atrás, le ayudas. Es una experiencia personal y, al final, es algo que te llevas”, comparte el joven.
Antes, su único contacto con esta modalidad era haber visto a surfistas cuando iba a la playa con sus padres. Pero ahora, ya “uno se mete en el mundillo” e intenta mejorar cada día. Él no es el único que está encantado con este programa innovador que ofrece una alternativa de ocio como manera de prevenir determinadas conductas que puedan degenerar en situación de riesgo para la infancia. Y, sobre todo, incrementar su bienestar social.
“Queremos que lo pasen bien, que socialicen y que se evadan un poquito de esos problemas que puedan tener en su día a día”, dice Jorge.
A la clase de surf no solo han ido los pequeños. También se han acercado algunas familias a acompañar a sus hijos en la aventura. “Nuestro hijo lleva dos semanas nada más, pero está encantado, gracias a este programa él se siente integrado”, dicen los padres de un chiclanero de 15 años que permanece en la orilla atento a los movimientos del mar.
Desde pequeño presenta problemas de coordinación y este deporte le ayuda a mejorarlos. “Tiene dificultades para montar en bicicleta, pero ponerse en la tabla de pie le ayuda a superar ese miedo”, comenta su padre que conoció las sesiones a través de los servicios sociales.
Cuando el tiempo no acompaña, los siete voluntarios organizan otras actividades para que puedan disfrutar todas las semanas. Desde surfskate, que simula el movimiento de la tabla, hasta rutas en bicicleta, talleres de plantación de árboles y manualidades.
“No buscamos que salgan como deportistas de alto rendimiento, solo que se evadan. Ver la progresión de ellos es increíble, para nosotros es una satisfacción”, dice Jorge sin perder la sonrisa.
Desde su nacimiento, el proyecto Children & Surf cuenta con varios reconocimientos por la labor que realiza a través de este deporte. En 2017, recibió el Premio Andaluna a la Promoción de los Derechos de la Infancia a las iniciativas públicas locales, en 2018 obtuvo el Premio Progreso de la Fundación para el desarrollo de los pueblos de Andalucía y la FAMP y este año ha contado con el Reconocimiento ODS Local Andalucía Famsi, organizado por el Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional.
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