A las cinco y cuarto de la tarde, media hora después de lo previsto, la cruz de guía de la Hermandad de la Coronación asomaba por la puerta de la calle Arcos de la capilla de los Desamparados. Se iniciaba así el traslado a la Catedral del Señor de la Coronación para que presidiera el tradicional Via Crucis de las hermandades de Jerez de cada primer lunes de Cuaresma. A las 18.30 horas, como estaba previsto, llegó al primer templo sin incidencias.
No cabe duda que la hermandad fue muy valiente al arriesgarse a sacar a su titular cuando todos los pronósticos daban lluvia en un porcentaje más que preocupante. La tarde presagiaba que en cualquier momento la lluvia podía aparecer, pero aprovechando que se vaticinaba una tregua suficiente como para llegar a la Seo, la hermandad se echó a la calle saliendo más tarde y recortando el itinerario previsto, al tomar por el camino más rápido y directo: Arcos, Cerrón, Larga, Arenal, Consistorio, Plaza Asunción, José Luis Diez, Arroyo, Cruces, Obispo Bellido, Aire, Visitación.
Fotogalería | Traslado a 'paso de agua'

Poco público en la salida. Entre el cambio de hora y que casi nadie apostaba a que la imagen pudiera llegar a salir, a lo que se sumó un desagradable viento y el constante paso de nubarrones que metían el miedo en el cuerpo, ese inicio y la ida fueron bastante desangelados.
Afortunadamente, las intervenciones musicales pusieron brillo al paso de la comitiva. El acompañamiento estuvo a cargo del coro San Pedro Nolasco y un grupo de metales, que a la salida del Señor interpretó una adaptación de la marcha Coronación de Espinas, emblema musical de la cofradía.
En su mayoría fueron costaleros de la hermandad los que se ocuparon de portar las andas para no perder tiempo, además de imprimirse un caminar rápido casi a ‘paso de agua’, como se dice en el argot costalero cuando la lluvia obliga a imprimir la máxima velocidad para buscar refugio o recogerse.
Del mismo modo fue caminando el amplísimo cortejo de hermanos que precedieron las andas, todos portando cera blanca excepto el tramo final cuyos cirios llevaban un regatón negro, señal de que el que lo porta es hermano con notable antigüedad.
En las filas estuvieron hermanos mayores de diferentes hermandades, el párroco de San Pedro, Enrique Soler, el presidente de la Unión de Hermandades, José Manuel García Cordero, el hermano mayor de la hermandad, Javier Román, y la delegada de Hermandades, Elena Gómez.

El Señor fue en unas magníficas andas preparadas para la ocasión, que delataban que la hermandad se tomó con mucho cariño ser protagonista de este acto. Sobre unas parihuelas, la imagen fue situada en una preciosa peana que daba una altura considerable al Señor.
Sobre la base de la mesa se colocaron unos respiraderos dorados y en las esquinas cuatro candelabros dorados del paso de misterio. El arreglo floral estuvo compuesto por piñas y frisos que combinaban el color dorado, malva y verde.
En definitiva, un conjunto que pese a ser creado para la ocasión, resultó sumamente elegante, de gran sabor cofradiero y muy del estilo de la hermandad. El Señor de la Coronación se elevaba muy por encima para dejarse ver desde cualquier ángulo. Desde la cruz de guía hasta el paso, la composición fue perfecta, respondiendo al esmerado trabajo de los equipos de priostía y mayordomía que en pocas horas desmontaron la función principal del domingo y se emplearon en preparar lo de este lunes.
El regreso, tras el rezo del Via Crucis, se inició a las 20.35 modificándose el itinerario que fue por Encarnación, de la Rosa, Manuel María González, Monti, Arenal, Corredera, Esteve, Santa María, Arcos.