El obispo de Jerez, monseñor Rico Pavés, en declaraciones a lavozdelsur.es, no ha aclarado si la apertura a las visitas al monasterio de la Cartuja está cercana y, si es así, hasta dónde se podrá llegar.
Lo que sí expresó es que “seguimos las conversaciones con las dos administraciones, Ministerio de Hacienda y con la Junta de Andalucía”. La primera, el Estado, como propietaria del conjunto monumental, y la segunda, con las competencias para vigilar y ordenar el bien patrimonial, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Rico Pavés prefiere “esperar a que pasen las elecciones, e iremos publicando algunas cosas”, sin concretar más. Lo que sí avanzó es que en breve se presentará una visita virtual al monasterio. “Al presentarla, que esta muy avanzado, podremos ofrecer más datos”, aseveró el prelado jerezano, que “pensamos, según nos dicen, es una fórmula válida para completar lo que supone la visita a una casa que tiene personas viviendo en ella, que es lo peculiar de un convento”, por lo que el recorrido virtual “permitiría completar lo que no se puede visitar de manera ordinaria”.
“Pasa con cualquier convento de clausura. Hay limitaciones donde hay zonas que no son visitables, pero lo visitable pensamos que, añadiendo la virtual, va a ganar”. De esta forma, parece que Rico Pavés esboza una fórmula por la cual lo que se establezca la visita y se completa con una experiencia inmersiva virtual tal y como ya sucede en la Catedral.
Solo resta saber si las administraciones afectas al monasterio, especialmente la Junta, acepta el paseo virtual como complemento a una apertura de puertas limitada por la vida monacal.
En cuanto a la reunión que mantuvo con la Asociación de Defensa del Patrimonio de Jerez, que se manifestó pidiendo la apertura de La Cartuja, la evaluó positivamente: “Querían saber qué se estaba haciendo, fue una reunión cordial. Desde mi punto de vista está bien todo lo que sea unificar intereses por recuperar nuestro patrimonio y darlo a conocer”.
Sin embargo, subrayó, “lo difícil es siempre encontrar el equilibrio con una realidad de vida monástica y con el legítimo deseo de visitar un bien que es patrimonio reconocido por todos”, y vuelve a reiterar que “para encontrar ese equilibrio se requiere un esfuerzo en el que vamos avanzando”.
Afirma que están en contacto con la Junta, “a la que se le ha comunicado que estamos trabajando en la propuesta tecnológica y lo estamos ajustando también con las hermanas”.
La Orden que tomó el relevo a los cartujos fue la de las Hermanas de Belén en un hábil maniobra del que fue segundo obispo Juan del Río que, mediante un convenio, solicitó el uso del monasterio para la diócesis: "En ese convenio ya estaba prevista la posibilidad de cederlo para una comunidad religiosa, que era el interés principal de don Juan del Río", comprometiendo a una comunidad “relativamente nueva que tiene una espiritualidad inspirada en la Cartuja”.
“Se ha conseguido que el edificio siga teniendo una comunidad que reza y eso pensamos que es un bien en lo patrimonial; si no hubiera allí quien lo habitara, el deterioro sería mucho mayor. También es un bien espiritual para Jerez”. En cuanto a la discordia existente sobre las modificaciones que las religiosas han llevado a cabo en determinadas zonas, como el suelo de la iglesia, entre otras, el obispo reconoce que hay “una problemática estética en la que la Junta tiene que darnos indicaciones”.
No obstante, considera que “lo que se ha hecho en ningún caso supone una ruptura o quiebra del patrimonio. Lo que más confusión genera es la tarima cubriendo el suelo de la iglesia que no daña al suelo, incluso lo protege porque en cualquier momento se quita”. Pone como ejemplo que “en la misma Catedral hemos tenido una tarima que prolongaba el presbiterio, que no suponía una intervención estructural; es como tener una alfombra que se quita y se pone en cualquier momento”.
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