Ramón de Cala, en el 120 aniversario de su fallecimiento: una palabra que aún nos interpela

Se cumplen hoy, 12 de julio de 2022, los 120 años del fallecimiento, en Jerez y en la miseria, del gran periodista, ensayista, poeta, luchador y visionario del socialismo humanista Ramón de Cala

Ramón de Cala, en el 120 aniversario de su fallecimiento: una palabra que aún nos interpela.
Ramón de Cala, en el 120 aniversario de su fallecimiento: una palabra que aún nos interpela.

Se cumplen hoy, 12 de julio de 2022, los 120 años del fallecimiento, en Jerez y en la miseria, del gran periodista, ensayista, poeta, luchador y visionario del socialismo humanista Ramón de Cala. Desde lavozdelsur.es queremos recordar su palabra, aún tan viva, cuya conciencia aún nos interpela. Ramón de Cala resume y nos reconcilia con lo mejor de Jerez, y con lo mejor de las tradiciones humanistas del socialismo.

A continuación, hemos seleccionado algunos fragmentos de su libro El problema de la miseria resuelto por la harmonía de los intereses humanos, publicado en Madrid, en 1884.

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Vida en los cortijos.

Sobre los campesinos pobres

La situación de los campesinos, de los obreros agrícolas, es si cabe más desdichada todavía.

Los cortijeros viven en el cortijo en el departamento nombrado la gañanía, no tan ventilado, ni tan higiénico como el establo de los bueyes, ni como la zahurda de los cerdos. Desván en lo grande, no en lo alto, con poyetes de piedra corridos a lo largo de las paredes que a la vez sirve de asiento y de cama, y por muelle colchón una estera. En medio, o en un extremo, está el fogari, donde arde rara vez leña, y de ordinario excremento de los bueyes, que expide una humareda asfixiante.

Algún respiradero para que el aire se modifique, ya que no se renueve.

El cortijero come un pan fabricado con lo peor de los almacenes, en que entra tanto el trigo, variedad de granos, que ni los animales aprovechan, y algunos pedruscos desbaratados en el molino para formar un compuesto semejante a harina, que amasada da por resultado un pan en teleras, plomizo e indigesto.

Por la mañana el ajo, especie de sopa, con aceite que ni para los candiles, sal, pimiento y agua caliente.

Al medio día, gazpacho, con los mismos ingredientes en frío, y la agregación de vinagre, que parece lejía, según está de turbio y mal formado.

A la noche se repite el ajo.

Y así un día y otro día, y todos los del año, como no sea que la suerte depare el festín de un res muerta de enfermedad o por accidente, cuya res se guisa y se devora en perjuicio de los buitres.

Como naturalmente se deduce, el gañán no puede formar familia; y si por excepción comete la imprudencia de formarla, vive siempre separado de ella, y allá se las compone como pueden en el poblado la mujer y los hijos.

El cortijero gana de dos a tres y medio reales de jornal al día, según las labores y costumbres de la localidad.

Viven entre penalidades y mueren de pobreza. Pocas veces el hambre mata como un puñal, pero muchas, innumerables, la mala alimentación de todos los días, la viciada atmósfera que los pobres respiran, las frecuentes abstinencias, seguidas de extemporáneas harturas, van engendrando la muerte poco a poco, y el fatal desenlace se achaca después, según la ciencia., a la gastritis, a las tifoideas y otros males de variados nombres, pero que debían llamarse sencillamente hambre y privaciones, en una palabra, pobreza.

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Sobre el trabajo de los niños

¿Cuál será el porvenir de las venideras generaciones formadas con esos niños que vemos en los talleres, raquíticos, escuálidos, amarillentos y con señales de una existencia corta y llena de penalidades?

Por lo común, los niños empiezan a trabajar antes de tiempo, y lo que es peor todavía, en ocupación ingrata que no distrae, ni origina placer de ninguna especie.

Sometidos al yugo del aprendizaje que los retiene en sujeción durante horas continuas, ven contrariadas duramente las tendencias de su naturaleza hacia la libertad, el movimiento y la alternativa desordenada, alegre y bulliciosa.

Se hizo en Inglaterra una información parlamentaria con objeto de conocer la situación de los niños empleados en las fábricas, y en el informe se consignaron los datos que siguen: "El grado de fatiga a que están expuestos los niños en el trabajo corriente se deduce de sus mismas declaraciones. Unánimes son las respuestas cuando se les interroga sobre sus fatigas en el trabajo:

-"Estoy mortalmente fatigado, sobre todo por las noches."

-"Tan fatigado me siento que cuando llego a mi casa no tengo fuerzas más que para dejarme caer en el suelo."

-"Hasta pierdo de tanta fatiga las ganas de comer."

-"¿Se van a disminuir las horas de trabajo?" preguntaba con ansiedad una niña infeliz.

Y se aniquila de esta manera la generación del porvenir por aumentar en algunos reales la ganancia del empresario. La reforma en este punto es más necesaria que en otro cualquiera.

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Mujeres trabajando.

Sobre el trabajo de las mujeres

"Por una regla insostenible en el sentido de la justicia, y explicable por el hecho de que los hombres mandan, la pobre mujer se encuentra deprimida en la sociedad. Sus derechos están negados en algunos países, y disminuidos aún en los que de civilizados se precian. Viven bajo el poder de los hombres en un género de sumisión que difiere poco de la servidumbre, templada solo por la galantería.(...) La hembra queda relegada a los servicios domésticos y a pocas funciones más.

Sobre todo, para colmo de la injusticia, se retribuyen menos, mucho menos, sus trabajos que los que el hombre ejecuta absolutamente iguales: el sastre gana el doble que la costurera; el criado más que la criada. La dificultad de conseguir trabajo y lo miserable de la retribución, son peligros permanentes para las pobres trabajadoras."


Si quieres leer el libro completo El problema de la miseria resuelto por la harmonía de los intereses humanos, lo encontrarás en la Biblioteca Digital Hispánica de la BNE

Sobre el autor:

Ramón de Cala, en el 120 aniversario de su fallecimiento: una palabra que aún nos interpela.

Ramón De Cala

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