Luis Miguel Díaz es uno de los 6.926 gaditanos que ha dejado de engrosar la lista del desempleo en el pasado mes de junio. La provincia se queda en 147.895 parados, un 4,47% menos que el mes anterior, liderando la bajada en Andalucía.
Luis Miguel Díaz es uno de esos trabajadores que va con una sonrisa al trabajo. Hay días, como en todo lados, pero después de tantos empleos precarios, ir a trabajar en estas condiciones le parece mentira. Menos de un mes lleva este gaditano de 29 años en la nueva estación de servicio de la avenida de la Ilustración junto al Mercadona, en Cádiz.
Hasta ahora lleva tres años encadenando contratos precarios, uno tras otro. “Nunca he estado más de tres meses parado pero a qué precio”. Doce horas de trabajo, descansado un día a la semana por 700 euros; sobre todo, “en la hostelería”. “He trabajado de camarero, de cocinero, en un gran supermercado, en un establecimiento de comida rápida”. Maratones que se ha pegado en la hostelería en épocas puntuales como Carnaval donde “no descansas”. Pero es que “hay muchas cosas que pagar, casa, coche, comida…” y no ha podido decir que no a un trabajo mientras estuviese en el desempleo. “Muchas veces te ves entre la espada y la pared porque sabes que es un contrato basura”. Ha habido otras, en las que ha estado meses sin cobrar. “Cuando trabajas para un negocio pequeño, te adaptas a sus circunstancias pero hay un momento en que ya no puedes más”. En especial, porque “hay mucha gente en la hostelería que abusa del trabajador”.
Ese “maltrato” provocaba que “mientras estaba trabajando con esos contrarios precarios ya estaba buscando otro empleo” porque “lo único que quería era algo normal”. Ahora, “tengo un trabajo con el que puedo pagar mis cosas y no me siento explotado”. Con un contrato de cuarenta horas, un sueldo ajustado a convenio y pluses de nocturnidad, ni se cree que todavía existan este tipo de empleos. “Hemos pasado tanto, que estas cosas las vemos como un premio y son simplemente derechos de los trabajadores”. Su contrato es de tres meses pero alberga buenas perspectivas para continuar.
Luis Miguel es uno de los 6.926 gaditanos que ha dejado de engrosar las listas del paro este pasado mes de junio. En total, la provincia acumula 147.895 parados, un 4,47% menos que el año pasado, liderando así la bajada del desempleo en Andalucía. El sector servicios es un mes más, y sobre todo en esta época, el que ha tirado del descenso de las cifras, con 5.146 parados menos. Localidades como Conil, Chiclana, Rota, Cádiz y Algeciras son destinos que el mes pasado superaban el 80% de ocupación de sus plazas hoteleras, lo que se traduce en un aumento de la contratación. Las buenas cifras también se explican en descensos en sectores económicos con menos estabilidad, como la construcción, con 599 parados menos, y sobre todo, la industria, donde el paro se ha reducido en 401 personas. La nota negativa es que sí ha subido en el sector de la agricultura, sujeto eso sí a las épocas de recolección.
Por municipios, Tarifa (-13,64%), Conil (-12,53%), Chipiona (-11,98) y Rota (-10,51) son los que lideran la caída del desempleo. En la Bahía también hay un descenso considerable encabezado por Chiclana (-7,31), seguido de Puerto Real (-5,76), Cádiz (4,69), El Puerto de Santa María (-4,66) y San Fernando (-3,92). La bajada del paro en Jerez se reduce a 925 personas (-3,23), que sigue acumulando 27.747 parados, mientras que en Algeciras, el paro baja en 890 personas dejando un saldo de 13.426 desemplados, En la capital, el desempleo ha alcanzado a 13.335 personas.
Las afiliaciones en la Seguridad Social han aumentado en la provincia un 1,88% más que el mes pasado y un 4,93% comparando con el año anterior. De esta forma, Cádiz cuenta con 365.040 personas afiliadas: 267.540 al Régimen General; 67.477, al Agrario y 3.818 al Sistema Espcecial del Hogar.
Los datos siguen dando buenas noticias si se comparan con los del año pasado. De esta forma, el desempleo en la provincia ha bajado en un año casi en 19.572 personas, un 11,69% menos. Los sindicatos ponen el foco de atención, en todo caso, en la precariedad de los nuevos contratos. Algo que ha sufrido Luis Miguel en primera persona.
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